abr. 1968 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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porque por más insatisfactoria que sea, es todavía<br />
vida y preferible a la muerte. Nuevamente Vallejo<br />
pone de relieve la animalidad <strong>del</strong> hombre:<br />
no tiene dientes, sino colmillos. El adjetivo «híbrido"<br />
subraya la dualidad <strong>del</strong> hombre, una dualidad<br />
que se explica en el verso siguiente. La vela es<br />
imagen <strong>del</strong> espíritu <strong>del</strong> hombre. Es tristona en dos<br />
sentidos, en cuanto el hombre vive sumido en la<br />
melancolla, y en cuanto la llama <strong>del</strong> espíritu está<br />
casi apagada, sofocada por el cuerpo. El segundo<br />
elemento de la dualidad <strong>del</strong> hombre es sus partes,<br />
su cuerpo <strong>del</strong> cual nunca puede escapar.<br />
El ritmo de la séptima oración procede de la<br />
enumeración. El primer verso acumula tres verbos y<br />
consta de tres miembros, dos cortos y uno largo:<br />
«Tú sufres, / tú padeces / y tú vuelves a sufrir horriblemente."<br />
Los otros versos enumeran cuatro epítetos,<br />
colocados en dos versos cortos paralelos y<br />
en un verso largo y bimembre. El prImer verso,<br />
por la repetición <strong>del</strong> verbo «sufrir" y por el empleo<br />
<strong>del</strong> sinónimo «padecer", Insiste en que el<br />
destino <strong>del</strong> hombre es sufrir, seguir sufriendo y<br />
nunca dejar de sufrir. El adverbio toma gran importancia<br />
en este verso. Así el poeta destaca todo<br />
el horror de la situación <strong>del</strong> hombre. En ·Ios otros<br />
versos Vallejo reitera una idea (la insignificancia<br />
y la animalidad <strong>del</strong> hombre) a través de la enumeración<br />
de una serie de epítetos: «...mono... jovencito...<br />
microbio.» Para Vallejo, siguiendo las teorías<br />
de Oarwln, el hombre no es sIno un animal<br />
en un estado de evolución un poco más avanzado<br />
que el de las otras especies. Por eso le llama<br />
mono y jovencito de Oarwin. El diminutivo es otra<br />
expresión despectiva que indica lo insignificante<br />
que es el hombre. Pero también Vallejo quiere sugerir<br />
que el hombre es joven en el sentido de que,<br />
en la escala de la evolución, él es una criatura<br />
recién aparecida y su evolución dista mucho de<br />
ser completa. El hombre es desgraciado, ya que<br />
su destino es sufrir. Pero si interpretamos la pal<strong>abr</strong>a<br />
literalmente vemos que el hombre también es<br />
desgraciado en el sentido de que ha pasado de un<br />
estado de gracia o felicidad a un estado de desgracia<br />
o miseria. El hombre sí ha evolucionado en<br />
cierto sentido, pero esta evolución representa una<br />
desgracia para él en cuanto ha pasado de un estado<br />
primitivo en que vivía una vida libre, natural,<br />
espontánea, en armonia con su ambiente, a su<br />
estado actual en que, por haber tomado concien-<br />
VALLEJO EN CADA POEMA<br />
cia de sí mismo y de su poslclon en el universo,<br />
se ha dado cuenta de su insignificancia y de su<br />
sufrimiento y se siente extraño al universo en que<br />
vive. Con el epíteto «atrocísimo microbio» Vallejo<br />
hace resaltar otra vez la animalidad y la Insignificancia<br />
<strong>del</strong> hombre, poniéndole al nivel de la<br />
forma más elemental de la vida. En estos versos<br />
Vallejo quiere destruir el mito de que el hombre<br />
es un ser superior, dueño <strong>del</strong> universo. Pero dentro<br />
de la enumeración que he señalado el epíteto<br />
«alguacil que me atisbas» Introduce un concepto<br />
nuevo. El poeta no puede escapar al hombre porque<br />
éste es como un guardia que le vigila en cada<br />
momento. Por más animal y más insignificante<br />
que sea el hombre, el poeta no puede sentirse<br />
indiferente: se siente ligado a él, siente cierta<br />
responsabilidad, y esta responsabilidad le lleva a<br />
una preocupación constante por la situación <strong>del</strong><br />
hombre.<br />
La octava oración nos pone frente a otro ejemplo<br />
de paradoja: «losabas... lo ignoras." En el fondo<br />
el hombre sabe que su condición es sufrir. Pero<br />
como en cada momento se pone a llorar, se ha<br />
acostumbrado tanto al sufrimiento que ya no se<br />
da cuenta de que está sufriendo. El sufrimiento<br />
se ha hecho parte de su vida a tal punto que ya<br />
no concibe otra forma de existencia.<br />
La expresión «Tú... has nacido», que inicia la<br />
última oración de la primera estrofa, es otro sinónimo<br />
<strong>del</strong> verbo "sufrir" <strong>del</strong> primer.verso <strong>del</strong><br />
poema. El hombre nace para sufrir y su sufrimiento<br />
empieza desde el momento en que nace.<br />
Es significativo el empleo <strong>del</strong> adverbio «luego":<br />
la conclusión que se saca de la enumeración <strong>del</strong><br />
sufrimiento que ha hecho el poeta es que el hombre<br />
ha nacido. La desgracia <strong>del</strong> hombre procede<br />
<strong>del</strong> nacer, porque queda abandonado en un universo<br />
que no está hecho a su medida, donde se<br />
siente desterrado y donde su destino es sufrir.<br />
El elemento reiterativo «eso / también se ve de<br />
lejos» insiste otra vez en lo patente que es la condición<br />
<strong>del</strong> hombre, mientras que la expresión siguiente,<br />
«infeliz y cállate», da otra nota de esta<br />
condición: sufrir y callarse, aguantar el sufrimiento<br />
de la vida con resignación estoica. El verso<br />
siguiente no es sino una reiteración <strong>del</strong> anterior:<br />
el hombre no tiene otro remedio que aceptar la<br />
condición que le ha señalado el destino. Sin embargo,<br />
el empleo de «suerte» como sinónimo de