abr. 1968 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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LA ERA DE LOS ALTOPARLANTES<br />
tradicionales, tan ligadas a la muslca de alturas.<br />
Así, Luigi Russolo, que declaraba en Milán en su<br />
Manifiesto Futurista <strong>del</strong> año 1913: «... Debemos<br />
remplazar la variedad limitada de los timbres instrumentales<br />
de la orquesta por la variedad ilimitada<br />
de los timbres de ruidos obtenidos por medio<br />
de mecanismos especiales...» (Russolo daría en<br />
1921, en el teatro de los Champs Elysées, en París,<br />
un «concierto de ruidos» con instrumentos por él<br />
construídos en colaboración con Ugo Piatti y dirigido<br />
por «el maestro Antonio Russolo autor de<br />
seis composiciones». A pesar <strong>del</strong> éxito obtenido,<br />
esta experiencia no tuvo continuación.) Así Varese,<br />
que incluye en 1931, en «Ionisation» dos sirenas,<br />
al lado de una orquesta de pura percusión. Así<br />
John Cage, que luego de haber escrito diversas<br />
obras para instrumentos metálicos de percusión,<br />
inventa el «piano preparado», en el cual, a fin de<br />
obtener sonoridades inéditas, son adosados objetos<br />
de materiales varios (caucho, madera, vidrio,<br />
metal, etc.) en diferentes lugares de las cuerdas.<br />
Es este tipo de preocupaciones, sobre todo, el<br />
que llegará a ser explicitado y generalizado gracias<br />
a los resultados obtenidos por la música concreta.<br />
Los ruidos <strong>del</strong> viento, la tormenta, el mar,<br />
las locomotoras, transformados en oscilaciones<br />
eléctricas, resultaban desde entonces controlables.<br />
Se podía, a partir de ese momento, modularlos,<br />
transformarlos en su estructura íntima: la música<br />
podría ser la acción <strong>del</strong> hombre sobre la vida de<br />
los sonidos.<br />
El sueño de Russolo, el primero en querer amalgamar<br />
ruidos con fines musicales, parecerá entonces<br />
realizable. Pierre Schaeffer, 30 años más tarde,<br />
se esfuerza en realizarlo. Sus primeros trabajos<br />
fueron montajes de ruidos grabados sobre disco<br />
(1948): componer fondos sonoros «de ambiente»<br />
para acompañar las emisiones dramáticas, era una<br />
práctica que se había vuelto habitual en la radio.<br />
La idea de Schaeffer en ese entonces puede explicarse<br />
así: puesto que esos fondos sonoros poseen<br />
una capacidad expresiva que les es propia, sería<br />
posible articular, por medio <strong>del</strong> montaje, una continuidad<br />
sonora suficiente en sí misma, independiente<br />
de todo contexto literario o dramático. Se<br />
reencontraba aquí en cierta manera la idea de Russolo,<br />
mas con una diferencia esencial: se trataba<br />
ahora de sonidos grabados. Dichos sonidos, transformados<br />
en oscilaciones eléctricas, adquirían en<br />
razón de este hecho características comunes, que<br />
hacían posible establecer entre ellos una comparación,<br />
determinar relaciones. La modificación relativa<br />
de esos caracteres por medio de los procedimientos<br />
electroacústicos, permitía articular un «discurso»<br />
que no se temió llamar «musical».<br />
Estas posibilidades de manipulación, rudimentarias<br />
en la época <strong>del</strong> disco, llegaron a ser considerables<br />
cuando el empleo de la cinta magnética es<br />
adoptado por la radiodifusión (1950). En poco menos<br />
de diez años de experiencias, se recorrió el<br />
camino que, partiendo de la estética de la «música<br />
de ruidos» de Russolo, evolucionaba hacia la «música<br />
de sonidos» de Debussy o Webern y algunas<br />
músicas exóticas tradicionales. Las consideraciones<br />
resultantes de las experiencias de Schaeffer, tienen<br />
por tema el fenómeno musical en su generalidad.<br />
Es por esta razón, tanto o más que por el hecho<br />
de haber inventado una nueva técnica musical,<br />
que esas experiencias son significativas.<br />
Pueden resumirse de la manera siguiente: la<br />
música tradicional está estructurada sobre la base<br />
de los parámetros que sirven para definir la nota<br />
de música, especialmente la altura. Inversamente,<br />
el dominio sonoro se encuentra limitado, para ella,<br />
a los sonidos susceptibles de ser analizados en términos<br />
de dichos parámetros. La música nueva debería<br />
basarse en sonidos más complejos, puesto<br />
que ello corresponde a la sensibilidad actual de<br />
nuestro oído. Quedan por definir los parámetros<br />
sobre los cuales podrían estructurarse las nuevas<br />
leyes de composición. Mientras tanto, la tarea de<br />
16s «músicos experimentales» <strong>del</strong> grupo de Schaeffer,<br />
ha sido la de seleccionar por análisis auditivos<br />
en el interior <strong>del</strong> vasto mundo' sonoro al que<br />
la grabación <strong>abr</strong>e las puertas, aquellos que presentan<br />
un carácter verdaderamente musical (siendo lo<br />
musical paradójicamerite indefinible), para ensayar<br />
luego una definición de los mismos según criterios<br />
que permitan una clasificación morfológica. De<br />
esta manera se ha llegado, según un método que<br />
partía de la manipulación de ruidos, a <strong>del</strong>imitar un<br />
terreno musical <strong>del</strong> cual están excluídos los ruidos<br />
propiamente dichos: en· un extremo sus sonidos<br />
más simples, si son asimilables a la nota de música,<br />
no presentan forzosamente como carácter dominante<br />
el de la altura..En el otro extremo, sus sonidos<br />
más complejos poseen un nivel de «orden»<br />
más elevado que el de los ruidos, y, sobre todo,<br />
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