abr. 1968 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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de elementos simples. La cantidad de armónicos<br />
que acompañan, en la nota de música a la<br />
frecuencia fundamental, es variable según los instrumentos.<br />
Dicha cantidad (más la variación de intensidad<br />
relativa a lo largo de la duración) determina<br />
en gran parte el «color» característico de un<br />
instrumento, es decir, el timbre.<br />
Ahora bien: los instrumentos tradicionales no<br />
pueden disociar esos armónicos. Los generadores<br />
electrónicos, por el contrario, pueden producir<br />
frecuencias puras (sonidos sinusoidales). Con dichos<br />
generadores, por lo tanto, se pensaba poder<br />
componer sintéticamente, y a voluntad, el timbre<br />
de los sonidos por adición de frecuencia puras.<br />
Como, por otra parte la escala dinámica podía<br />
agrandarse considerablemente por estos medios,<br />
la concepción serial de la música parecía encontrar<br />
en la música electrónica el medio de realizar<br />
prácticamente y de una manera acabada su ideal<br />
formal: deducir la totalidad de la obra, el timbre<br />
mismo de la materia sonora, de la matriz de valores<br />
abstractos que constituye la serie. Si bien<br />
esta vocación de la música electrónica le viene<br />
de la filiación serial de sus practicantes, hemos<br />
de decir aquí que ella corresponde a un orden<br />
de preocupaciones de las que participan ya, por<br />
razones sin duda mucho más pragmáticas, los precursores<br />
de dicha música. Durante el período de<br />
entre las dos guerras mundiales, en Alemania especialmente,<br />
en Francia y en Estados Unidos, diferentes<br />
investigadores trataron ya de explorar musicalmente<br />
las posibilidades que permiten la generación,<br />
amplificación y filtraje electrónicos.<br />
Theremin el primero, Ji:irg Miiger, Martenot,<br />
Trauwtein y Hammond entre otros, construyen entre<br />
1921 y 1939 diferentes instrumentos musicales<br />
en los'cuales se trata de componer a partir de<br />
sonidos sinusoidales (salvo el Theremin, demasiado<br />
rudimentario), timbres que, o bien imitan el de<br />
algún instrumento clásico, o bien presentan un color<br />
particular. Pero aunque Schi:inberg, que conocía<br />
los trabajos de Miiger desde 1925, habla ya en<br />
1924 de «melodía de timbres", técnica y estética<br />
marcharán momentáneamente por camínos dIstintos.<br />
Así, las obras escritas para estos instrumentos'<br />
resultan muy convencionales. La técnica de como<br />
posición sobre cinta magnética, así como el perfeccionamiento<br />
de los aparatos electrónicos, per-<br />
EDGARDO CANTON<br />
mitirán considerar desde 1948 (escritos teóricos de<br />
Meyer-Eppler, que funda poco más tarde en la<br />
Universidad de Bonn el primer laboratorio de música<br />
electrónica) la posibilidad de realización práctica<br />
de tales principios estéticos. Es también lo<br />
que intentan Eimer y Stockhausen en Colonia, donde<br />
se instala en 1953 el primer estudio importante<br />
<strong>del</strong> género. La realización <strong>del</strong> ideal de la música<br />
serial aparecerá como hipotético luego de esas<br />
primeras experiencias. Se constatará, en efecto,<br />
que las leyes que determinan la «personalidad..<br />
de los sonidos son en parte desconocidas, si no<br />
imposibles de recrear en toda su complejidad, con<br />
los medios disponibles. (En este sentido, el Synthetizer<br />
instalado por la RCA Victor en el estudio<br />
de la Columbia-Princeton University en 1958 representa<br />
un progreso considerable). La creación de<br />
sonidos inéditos, teóricamente ilimitada, es en realidad<br />
bastante reducida; los sonidos producidos<br />
por los medios referidos conservan un carácter<br />
particular identificable como «música electrónica...<br />
Sin embargo, la música electrónica produce sonoridades<br />
inéditas, tipos de articulación originales,<br />
que son rápidamente asimilados por la música instrumental.<br />
La boga de la música electrónica, cuyas<br />
perspectivas no están de ninguna manera cerradas,<br />
se sitúa entre 1953 y 1958.<br />
Música concreta<br />
La sensibilidad a la «belleza sonora.. si no a la<br />
«vida interior de los sonidos.., no es una particularidad<br />
de la música contemporánea, y aún menos<br />
un privilegio de la música occidental; por el contrario,<br />
ella se encuentra en la base de numerosas<br />
músicas tradicionales orientales. Ejemplos de dicha<br />
sensibilidad se encuentran ya en la antigua música<br />
instrumental de occidente, pero es lícito afirmar<br />
que esta sensibilidad progresa en el curso de la<br />
evolución histórica; es así que podemos señalar en<br />
Claude Debussy el primer gran maestro occidental<br />
de la «música de sonidos» (en oposición a la<br />
«música de parámetros»).<br />
Diferentes tentativas, antes de la aparición de<br />
la grabación sonora, testimonian en nuestro siglo,<br />
especialmente entre las dos guerras mundiales,<br />
esa preocupación por la riqueza sonora, que· algunos<br />
buscan fuera de las fuentes instrumentales