abr. 1968 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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aporte amarillo, el mundo chino de la percepción<br />
estática, de la contemplación torturada por el deseo,<br />
de la alucinación erótica lo que aqui cierne el<br />
lenguaje y recrea una prosa lenta y violenta, llena<br />
de humor.<br />
Más accesible, la segunda «fábula» se convierte<br />
en «farsa» (utilizo el término empleado por el autor)<br />
para narrar la historia de la Dolores Rondón.<br />
Mortal se ha transformado en un'politico tipico que<br />
franquea todas las etapas <strong>del</strong>· poder -concejal,<br />
candidato por Camagüey a las elecciones generales<br />
y senador en La Habana- para terminar siendo<br />
cesanteado. Su amante, [)()I()re¡¡ Rondón, es una<br />
mulata ambiciosa, una provinciana nacida en un<br />
central azucarero y convertida en cortesana. La<br />
ascensión de .Mófta.lla transforma en «concejala»<br />
<strong>del</strong>irante y vanidosa: su caida en esa poétisa que<br />
compone la décima que resume su vida y que será<br />
grabada sobre su tumba, en el cementerio de Camagüey.<br />
Las páginas dedicadas a la Dolores Rbndón<br />
expresan el aporte negro: son pal<strong>abr</strong>as, diálogos,<br />
teatro. Toda descripción ha desaparecido. Con<br />
frencuencia la sátira tiende hacia lo burlesco. A<br />
veces, con sus corifeos, su énfasis, su retórica, la<br />
«farsa» de Dolores Rondón toma el aspecto de una<br />
tragedia griega, refundida, es cierto, en el crisol<br />
<strong>del</strong> trópico. El propio autor lo subraya en el prólogo:<br />
«La tragedia, el coro, los dioses y el Ananké<br />
griegos no están lejos». Y añade, para precisar<br />
felizmente la aclimatación: «Si bien es cierto que<br />
los corifeos de la Dolores Rondón tienen una voz<br />
chillona, la Gracia es tonta y golosa, las Parcas<br />
cubanas llevan pelucas moradas y fuman Chesterfield,<br />
también lo es que los dioses no son menos<br />
sordos que los <strong>del</strong> mar Egeo. Los dioses de la<br />
santeria, espesos, hundidos en sus siestas».<br />
La tercera «fábula» está dedicada a la inmensa<br />
aventura Iingüistica, artistica y psicológica que representa<br />
para Cuba el aporte español. Si es cierto<br />
que España dio el barroco al arte y a las letras<br />
de América Latina, jamás estilo ni visión lo han<br />
reflejado con más exuberancia que ese capitulo<br />
titulado «La Entrada de Cristo en La Habana».<br />
En Andalucia árabe, en Medina az Zahara, en el<br />
siglo X, Auxilio y Socorro, por entonces beatas<br />
españolas, se lanzan a la búsqueda de Mortal,<br />
amante rubio, amado y ausente que ellas buscan<br />
desesperadamente. El tiempo lleva a esas adoradoras<br />
angustiadas hasta una Cuba <strong>del</strong> siglo XX don-<br />
LIBROS Y AUTORES<br />
de se metamorfosean en Cristo's fans, fanáticas de<br />
Mortal, «metaforizado» en L1rL Qristo de madera.<br />
Arrastrando ese idolo, recorren en peregrinación<br />
toda la isla de Cuba, desde Santiago hasta La<br />
Habana. A lo largo de esa larga marcha la imagen<br />
sagrada se va degradando, dislocando hasta quedar<br />
hecha «una pila de astillas podridas, bajo la nie-.<br />
ve» que las dos devotas recogen pedazo por pe.daza,<br />
buscando en el fango. Luego, los envueivel'1<br />
en un paño «con amor, con cuidado», como el<br />
escritor cubano recoge con amor y con cuidado la<br />
vieja lengua española que le llega desde el fondo<br />
de los siglos con todo el peso de su cultura. Este<br />
sorprendente «fábula» es sin duda la más extraordinaria<br />
<strong>del</strong> libro. Imágenes y metáforas, espacio<br />
y tiempO; artes y culturas; realidades y ficciones<br />
_se unen aqui para interpretar una ver'oadefél danza<br />
de erotismo y de muerte. Al barroco español se<br />
"mezclan insidiosamente los elementos más hete'<br />
rogéneos, a tal punto que ya no nos sorprende la<br />
llegada de la nieve, la de los cerezos, el kirch y 'el<br />
metro a La Habana. La imaginación reivindica sus<br />
derechos. La ontologia se retira un poco. La obra<br />
de arte, espejeante, cómica, sensual, acaba de<br />
nacer (3).<br />
Moyana: la orfandad de todos<br />
Que Dios (aunque yo no crea en Dios) me perdone<br />
por haber pensado en un principio que-..€l<br />
fuego interrumpido (Buenos Aires, Editorial Sud<br />
Ei"il'lerjcaoa), es un libro sobre el que se puede<br />
"hciblar fácilmente. Yo me decia: es tan claro, casi<br />
transparente; el lazo que une los diversos cuentos<br />
es obvio; la estructura de cada uno de ellos, simplísima;<br />
las intenciones <strong>del</strong> autor, evidentes; cualquier<br />
lector descubre que el mismo personaje, un<br />
niño huérfano, aparece bajo diferentes nombres<br />
(3) Sobre Sarduy puede verse en Mundo Nuevo una<br />
nota de Roland Barthes (núm. 14, agosto 1967) y una<br />
entrevista (núm. 2, agosto 1966).-{N. de la R.)