abr. 1968 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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ver si me podia hacer ciertas aclaraciones sobre
algunos párrafos particularmente difíciles, especialmente
sobre la cronologia de la narración, sobre
el parentesco entre los personajes, etc. Coincidió
que en aquella época yo tenia que Ir a California
para dar unos cursos en una escuela de verano
que se encontraba situada en la bahia de San
Francisco. Faulkner estaba en Hollywood y me
escribió muy gentilmente diciéndome: ..Ya que
viene usted a California, por qué no pasa por mi
casa y le daré todas las informaciones que necesite".
De modo que es éste un libro que yo he
traducido, no diré con él, pero que ha sido revisado
por el mismo autor y que me ha valido el
privilegio de pasar unos diez dias en su casa,
dedicado todas las tardes a revisar sus textos.
iEra un trabajo muy fascinante! En esa época, se
decia en los Estados Unidos que Faulkner era
interesante pero que sus obras eran extremadamente
oscuras, sumamente misteriosas y que el
mismo autor se veria en dificultad para explicar
ciertas cosas. lo que era absolutamente inexacto
dado que todas las preguntas que le hice en particular
sobre ciertas referencias vagas del texto me
las respondió sin vacilar. Usted sabe que en el
libro hay un idiota. Benjy, que no concibe el mundo
más que a través de sensaciones. Esas sensaciones
él a veces las grita o bien obra de forma
extraña porque una sensación ha despertado en él
una asociación no de ideas. sino de sensaciones,
etc. Entonces para traducir cada frase hacia falta
saber en qué pensaba exactamente Benjy, qué
habia podido desencadenar esa sensación. En
francés una de las dificultades más grandes es
que los verbos necesitan llevar siempre un pronombre,
un él o una ella. En The Sound and the
Fury, Faulkner usa mucho ese pronombre tan
cómodo en inglés. el ..it". que es sumamente vago.
pero en francés no podemos hacer eso. Entonces
como el mismo Benjy usaba "it" tanto para designar
a un hombre como a una mujer porque para
él ciertamente todas esas personas se confundlan
en su cerebro, eran simplemente seres que le procUraban
sensaciones pero que él no podia distinguir
a qué sexo pertenecian, habia pues muchas
cosas confusas. Pues bien, todas las preguntas
que le. hice· a Faulkner me las contestó sin vacilar
un minuto.