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Ponencias, comunicaciones y pósteres

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Los cerdos con alimentación restringida presentan menor espesor de la grasa dorsal a<br />

nivel P2 (Serrano et al., 2006), menor contenido de GIM y mayor contenido de proteína y<br />

humedad que los alimentados ad libitum (Tirapicos, 1999). Sin embargo, la restricción no<br />

influye en la misma proporción sobre la deposición de grasa subcutánea y GIM. Heyer y<br />

Lebret (2007) han observado que el crecimiento compensatorio afecta más a los tejidos cuyo<br />

crecimiento estuvo más afectado por la restricción como es el caso de los órganos o la grasa<br />

subcutánea y, en menor medida, la GIM. Por otro lado, los cerdos Ibéricos restringidos<br />

presentan mayor rendimiento de partes nobles que los cerdos alimentados ad libitum (Serrano<br />

et al., 2006) debido a que el contenido de grasa de la canal es menor por lo que se incrementa<br />

el contenido de magro y por ende, el rendimiento en partes nobles. En general, la restricción<br />

alimenticia no influye sobre el color de la carne (Oksbjerg et al., 2002; Serrano et al., 2004).<br />

Según Candek-Potokar et al. (1998), a igual porcentaje de GIM, la carne presenta mayor<br />

terneza, flavor, jugosidad y apreciación final con alimentación ad libitum que con<br />

restricciones del 80 o 90% del consumo ad libitum. Heyer y Lebret (2007) han observado que<br />

la carne de los cerdos restringidos presenta peor jugosidad que la de los cerdos alimentados<br />

ad libitum, sin que el resto de parámetros que definen la calidad sensorial se vean afectados.<br />

La tenderización es más lenta en los animales con alimentación restringida. Por ello, la textura<br />

podría verse negativamente afectada si esta carne no se deja madurar durante suficiente<br />

tiempo antes de su consumo.<br />

Tipo y nivel de la grasa añadida al pienso<br />

El uso de grasas en piensos para porcino ha aumentado en los últimos años debido a la<br />

mayor concentración energética que se solicita. En España, las grasas más comunes son las de<br />

origen animal (sebo, manteca y mezclas). El uso de aceites y oleínas vegetales en piensos de<br />

cebo está limitado por su alto contenido en ácido linoleico (C18:2) (caso del aceite de girasol<br />

y del aceite de soja). En general, la utilización de grasas en piensos viene limitada por el<br />

contenido en C18:2 del pienso final. Se estima que los piensos de acabado no debieran llevar<br />

más de un 1,5% de C18:2 a fin de evitar canales con grasas excesivamente insaturadas ( 15%<br />

de C18:2 en grasa dorsal). Asimismo, se estima que este porcentaje puede elevarse en caso de<br />

canales destinadas al consumo en fresco o cuando el nivel de ácidos grasos saturados del<br />

pienso es elevado.<br />

En general, ni el nivel ni el tipo de grasa añadida influyen sobre el espesor de la grasa<br />

dorsal (St. John et al., 1987), el pH a 24 h post mortem (Larick et al., 1992), el rendimiento en<br />

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BLOQUE I: PRODUCCIÓN ANIMAL<br />

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