08.05.2013 Views

Las Nieblas de Avalón

Las Nieblas de Avalón

Las Nieblas de Avalón

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Marion Zimmer Bradley <strong>Las</strong> <strong>Nieblas</strong> <strong>de</strong> <strong>Avalón</strong><br />

Libro IV El Prisionero en el Roble<br />

—¿Por qué lloráis, hermana? La que aquí yace está en paz en manos <strong>de</strong> Dios; no necesita <strong>de</strong> lágrimas.<br />

¿Quizás era parienta vuestra?<br />

Morgana asintió con la cabeza.<br />

—Siempre rezamos por ella —dijo la monja—. Aunque ignoro su nombre, dicen que fue amiga y<br />

benefactora <strong>de</strong> nuestro buen rey Arturo, en tiempos pasados.<br />

Morgana también bajó la cabeza para murmurar una oración. Mientras rezaba resonaron las campanas y se<br />

echó atrás. ¿Sólo las campanadas y los salmos dolientes oía Viviana, en vez <strong>de</strong> las arpas <strong>de</strong> <strong>Avalón</strong>? Pero<br />

entonces recordó lo que había dicho Lanzarote en su sueño: «Coge este cáliz, tú que has servido a la Diosa,<br />

pues todos los dioses son un mismo Dios...»<br />

—Acompañadme al claustro, hermana —dijo la monja, sonriendo—. Estaréis cansada y hambrienta.<br />

Morgana llegó con ella hasta las puertas <strong>de</strong>l convento, pero no quiso entrar.<br />

—No tengo hambre —dijo—, pero si me dierais un poco <strong>de</strong> agua...<br />

—Por supuesto. —La mujer <strong>de</strong> negro hizo una seña. Una muchacha llevó una jarra <strong>de</strong> agua y le sirvió una<br />

copa. Mientras Morgana se la llevaba a los labios, la monja explicó—: Sólo bebemos <strong>de</strong>l pozo <strong>de</strong>l cáliz. Es<br />

un lugar sagrado, ¿sabéis?<br />

Fue como la voz <strong>de</strong> Viviana en sus oídos: «<strong>Las</strong> sacerdotisas sólo beben el agua <strong>de</strong>l Pozo Sagrado.»<br />

Sus dos compañeras inclinaron la cabeza ante una mujer que llegaba <strong>de</strong>l claustro.<br />

—Es nuestra aba<strong>de</strong>sa —presentó la monja que la había guiado.<br />

«La he visto antes», se dijo Morgana. Y mientras ese pensamiento cruzaba por su mente, la aba<strong>de</strong>sa dijo:<br />

—¿No me reconocéis, Morgana? Os creíamos muerta hace tiempo.<br />

Ella le sonrió, preocupada.<br />

—Lo siento..., es que no...<br />

—No me recordáis, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, pero os vi muchas veces en Camelot, cuando era mucho más joven. Soy<br />

Leonor, la esposa <strong>de</strong> Gareth; cuando mis hijos estuvieron criados vine a terminar mis días aquí. ¿Os trajo el<br />

funeral <strong>de</strong> Lanzarote? —Sonrió—. Tendría que <strong>de</strong>cir «padre Galahad». pero me cuesta recordarlo. Y ahora<br />

que está en el cielo ya no tiene importancia. —Otra sonrisa—. Ya no sé quién reina ni si Camelot aún está en<br />

pie; hay guerra otra vez en el país, no como en los tiempos <strong>de</strong> Arturo. Todo aquello parece tan remoto...<br />

—Vine a visitar la tumba <strong>de</strong> Viviana. Está sepultada aquí, ¿lo recordáis?<br />

—He visto la tumba —dijo la aba<strong>de</strong>sa—, pero aquello pasó antes <strong>de</strong> que yo llegara a Camelot.<br />

—Tengo que pediros un favor. —Morgana tocó el cesto que llevaba al brazo—. Esto es <strong>de</strong>l Santo Espino que<br />

crece en las colinas <strong>de</strong> <strong>Avalón</strong>; se dice que brotó <strong>de</strong>l cayado que el padre adoptivo <strong>de</strong> Cristo clavó en la<br />

tierra. Me gustaría plantar un esqueje <strong>de</strong> esa planta en la tumba <strong>de</strong> Viviana.<br />

—Plantadla, si queréis —dijo Leonor—. No creo que nadie se oponga. Me parece justo que esté aquí, en el<br />

mundo, y no escondido en <strong>Avalón</strong>. —Luego miró a Morgana, consternada—. ¡ <strong>Avalón</strong>! ¿Venís <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esa<br />

tierra pecaminosa?<br />

159

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!