09.05.2013 Views

Prólogo ¿Una novela catalana de vampiros?. Éso puede resultar ...

Prólogo ¿Una novela catalana de vampiros?. Éso puede resultar ...

Prólogo ¿Una novela catalana de vampiros?. Éso puede resultar ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

- Esta jovencita se llama Isabel, aunque sordomuda posee una gran inteligencia y un<br />

bondadoso corazón. He pensado que os podría hacer compañía en estas horas tan dolorosas.<br />

Doña Núria se me acercó tímidamente para mirarme a los ojos:<br />

- Eres una chica muy bonita, Isabel. El padre prior me ha hablado tanto <strong>de</strong> ti que tenía<br />

gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> conocerte...<br />

Aquella joven dama inspiraba ternura y amor. Gentilmente me abrazó para besarme<br />

ambas mejillas. Noté como sus lágrimas resbalan en su bello rostro e instintivamente sentí<br />

gran simpatía hacia ella. Yo la sonreí.<br />

- Des<strong>de</strong> luego habéis tenido una gran i<strong>de</strong>a, padre prior. Isabel podría hacerme<br />

compañía y ser amiga mía.. ¿Deseas ser amiga mía, Isabel?<br />

Yo moví la cabeza afirmativamente. Doña Núria se quedó sorprendida por mi gesto.<br />

- ¿Me entien<strong>de</strong>?<br />

- Isabel sabe leer vuestros labios, fray Bernat la enseñó..<br />

- ¿Quién es fray Bernat?-preguntó Doña Núria con extrañeza.<br />

- Fray Bernat <strong>de</strong> Berga era uno <strong>de</strong> nuestros hermanos hasta que fue llamado a la Corte<br />

<strong>de</strong> Barcelona. Acaban <strong>de</strong> nombrarle obispo. Es un hombre muy sabio y piadoso. Conoció a<br />

Isabel cuando era muy niña y tuvo compasión <strong>de</strong> ella. Con gran paciencia supo enseñarle a<br />

leer y escribir... -explicaba el anciano con entusiasmo.<br />

- Conozco a Monseñor Bernat, sé <strong>de</strong> su talento y piedad. Des<strong>de</strong> luego es un milagro lo<br />

que ha conseguido con Isabel...No es <strong>de</strong> extrañar que sea el nuevo obispo <strong>de</strong> Barcelona.<br />

Méritos no le faltan.<br />

El ruin Benach estaba presente en el velatorio <strong>de</strong>l finado con<strong>de</strong>. Su presencia en<br />

aquella estancia me causó gran extrañeza y me estremeció. Su larga figura vestida con<br />

armadura y armado con una gran espada se acercó hacia mí para mirarme mejor.<br />

- ¡Monseñor Bernat es un hombre excepcional.. merecería subir a los altares por su<br />

infinita bondad e inteligencia! -exclamó fingiendo amabilidad y cortesía. Yo me sobresalté<br />

aterrorizada. Doña Núria leyó el horror <strong>de</strong> mi mirada.<br />

- Capitán Benach os agra<strong>de</strong>cería que os apartarais <strong>de</strong> Isabel. Le estáis dando miedo.<br />

- ¿Miedo yo? -preguntó sorprendido. Doña Núria consi<strong>de</strong>ró oportuno justificar mis<br />

temores.<br />

- Isabel es muy joven y vos sois un militar. Le <strong>de</strong>ben asustar vuestra armadura y<br />

vuestra espada.<br />

Benach recapacitó.<br />

- Tenéis toda la razón. La sordomuda <strong>de</strong>be <strong>de</strong> ser una muchacha muy sensible y tierna<br />

<strong>de</strong> corazón. Os ruego que me disculpéis, señora.<br />

- Os agra<strong>de</strong>zco vuestra gentileza, caballero pero a partir <strong>de</strong> estos momentos os or<strong>de</strong>no<br />

que no pronunciéis la palabra “sordomuda” <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Isabel bajo ningún concepto. La<br />

trataréis como una dama <strong>de</strong> compañía y os guardaréis certeramente <strong>de</strong> que ningún soldado<br />

<strong>de</strong>l castillo se sobrepase con ella.<br />

- Guardaré el honor <strong>de</strong> esta doncella cómo si fuera el <strong>de</strong> mi propia hermana -sentenció<br />

Benach con su tradicional cinismo. Yo no podía oír el sonido <strong>de</strong> su voz, pero leyendo los<br />

labios aprendí a leer la mirada <strong>de</strong> las gentes y me estaba dando cuenta <strong>de</strong> que aquel hombre<br />

carecía <strong>de</strong> sinceridad. El padre prior ya era viejo y estos <strong>de</strong>talles se le escapaban, pero en<br />

aquellos momentos me dí cuenta <strong>de</strong> que entre las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> aquel castillo se estaba<br />

escondiendo algún misterio.<br />

Doña Núria y yo estuvimos velando el cadáver <strong>de</strong> Don Guifred hasta las primeras<br />

horas <strong>de</strong> la mañana. El padre prior rezaba junto a varios frailes más que vinieron <strong>de</strong> la abadía

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!