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Prólogo ¿Una novela catalana de vampiros?. Éso puede resultar ...

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- ¡Iros al Infierno, con<strong>de</strong>sa Estruch! Habéis <strong>de</strong> saber que nadie se burla <strong>de</strong>l capitán<br />

Benach y que vuestra arrogancia sólo os ha llevado a la muerte......<br />

Pero el infeliz soldado no se daba cuenta <strong>de</strong> la realidad. Doña Núria no se había<br />

convertido en una bruja sino en una vampira y cuando ardieron las ligaduras, éstas se<br />

soltaron y la con<strong>de</strong>sa Estruch quedó libre ante el terror <strong>de</strong> todos los mesna<strong>de</strong>ros.<br />

- ¡Inútiles! ¡Ignorantes! ¡El fuego no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>struir a los <strong>vampiros</strong>! -tras <strong>de</strong>cir ésto, la<br />

con<strong>de</strong>sa dio un gran salto sobre el aterrorizado capitán, cayendo sobre él y le <strong>de</strong>sgarró el<br />

cuello con sus propias manos. Sus afiladas uñas eran más fuertes que las garras <strong>de</strong> un león y<br />

el aguerrido soldado se había convertido en un triste pelele que dominaba a su placer.<br />

- ¡Nooooo! ¡Piedad! ¡Tened compasión <strong>de</strong> mí! -gritaba el <strong>de</strong>safortunado Benach<br />

mientras la vampira le <strong>de</strong>strozaba ante la mirada asustado <strong>de</strong> los mesna<strong>de</strong>ros.<br />

Los soldados no sabían qué hacer en aquellos trágicos momentos, se sentían<br />

impotentes ante la suerte <strong>de</strong> su capitán y sin sus ór<strong>de</strong>nes no sabían cómo atacar a la<br />

sanguinaria con<strong>de</strong>sa. Una figura alta e imponente apareció repentinamente en lo alto <strong>de</strong> la<br />

torre, era el con<strong>de</strong> Estruch quién con su voz grave increpó a los <strong>de</strong>sorientados soldados:<br />

- ¡Oídme bien, <strong>de</strong>sdichados, escoria humana! ¡Habéis osado rebelaros contra mi hija,<br />

la con<strong>de</strong>sa Estruch, que tanto ha hecho por vuestra miserable existencia! ¡Vosotros habéis<br />

intentado asesinarla <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que ha sido generosa y misericordiosa con todos vosotros!<br />

¡Yo os maldigo a todos, ratas <strong>de</strong>spreciables! -gritaba con una potente voz que resonaba entre<br />

las cuatro pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l aquel patio <strong>de</strong> armas.<br />

Todos los soldados y <strong>de</strong>más habitantes <strong>de</strong>l castillo estaban completamente helados por<br />

el terror que sintieron ante aquella espeluznante presencia, mientras la vampira<br />

<strong>de</strong>scuartizaba con sus propias manos el cuerpo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>safortunado capitán.<br />

- Es.... ¡el con<strong>de</strong> Estruch! ¡Don Guifred se ha levantado <strong>de</strong> la tumba! -gemían<br />

temerosos <strong>de</strong> compartir la suerte <strong>de</strong> su capitán.<br />

- ¡Sí! ¡He vuelto <strong>de</strong>l Averno para castigaros por vuestra insolencia! ¡Pagareis muy cara<br />

vuestra <strong>de</strong>slealtad!<br />

- ¡Señor, misericordia! -gritaban llorando los soldados, pero el po<strong>de</strong>roso con<strong>de</strong> Estruch<br />

estiró la cuerda <strong>de</strong>l campanario e hizo tañer la campana <strong>de</strong> la torre. Su estruendoso sonido se<br />

volvió enloquecedor y todos los soldados comenzaron a gritar <strong>de</strong>sesperadamente <strong>de</strong> dolor,<br />

parecía como si su cabeza fuera a estallar y echando sangre por los oídos fueron cayendo<br />

muertos al suelo.<br />

Todo aquel ser vivo que pudo oír aquel tañer <strong>de</strong> la campana <strong>de</strong>l castillo murió en el<br />

acto. Se había consumado la maldición <strong>de</strong> Estruch. Sólo yo sobreviví a la cruel matanza<br />

porque la Madre Naturaleza, que es muy sabia, me había hecho sordomuda y mis oídos no<br />

pudieron escuchar tan mortal sonido.<br />

Aquellos <strong>de</strong>safortunados mesna<strong>de</strong>ros pagaron con la vida su ignorancia. Todos los<br />

payeses y sus animales que vivían alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l castillo, aquellos <strong>de</strong>sgraciados que por<br />

proximidad pudieron sentir también aquel fatídico tañer fallecieron igualmente presos <strong>de</strong> un<br />

horroroso frenesí que les arrebató el alma.<br />

Aquel lugar quedó completamente <strong>de</strong>sierto.<br />

Don Guifred <strong>de</strong> un salto bajó al patio <strong>de</strong> armas para reunirse <strong>de</strong>finitivamente con<br />

Doña Núria. Padre e hija se fundieron en un abrazo y unieron sus labios en un prolongado<br />

beso <strong>de</strong> amor. El con<strong>de</strong> le susurró <strong>de</strong>spués dulces palabras al oído:<br />

- A partir <strong>de</strong> ahora, querida hija, compartiremos todas las noches hasta el fin <strong>de</strong> los<br />

tiempos. Tú serás mi esposa y mi compañera, unidos para siempre jamás durante la<br />

Eternidad. Juntos sembraremos el terror, el odio y la muerte en esta tierra que ha pagado con

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