09.05.2013 Views

Prólogo ¿Una novela catalana de vampiros?. Éso puede resultar ...

Prólogo ¿Una novela catalana de vampiros?. Éso puede resultar ...

Prólogo ¿Una novela catalana de vampiros?. Éso puede resultar ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Las gentes <strong>de</strong>l condado <strong>de</strong> Empúries apenas reconocían a la montañesa sordomuda<br />

cuando me veían con aquellos vestidos tan elegantes. Pero aunque mi apariencia había<br />

cambiado sensiblemente, mi corazón aún estaba con este pueblo víctima <strong>de</strong> los acci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong><br />

la historia.<br />

El finado con<strong>de</strong> Estruch y su hija Doña Núria siempre fueron nobles <strong>de</strong> alta alcurnia<br />

pero no por ello <strong>de</strong>spreciaron a las clases más humil<strong>de</strong>s <strong>de</strong> nuestro pueblo. Aprendí <strong>de</strong> mi<br />

señora que la nobleza no estaba reñida con la discreción y la humildad. Todo lo contrario <strong>de</strong><br />

aquellos cortesanos arrogantes y medradores que vivían creyendo que todo el mundo giraba<br />

a su alre<strong>de</strong>dor, tratando como seres inferiores aquellos a quienes nunca habían había<br />

sonreído la fortuna.<br />

Esta era la razón por la cual Doña Núria y Don Guifred siempre habían gozado <strong>de</strong><br />

gran popularidad y amor por parte <strong>de</strong> los campesinos <strong>de</strong> toda Cataluña.<br />

En aquella época, la con<strong>de</strong>sa Estruch <strong>de</strong>mostró ser digna here<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> su finado padre.<br />

Siempre socorría a los menesterosos aunque, por otra parte, también escandalizaban sus<br />

modales a la sociedad campesina porque tenía la costumbre <strong>de</strong> vestir ropas masculinas,<br />

montar a caballo, disparar con el arco y blandir la espada como un varón.<br />

No hay que olvidar que el con<strong>de</strong> Estruch era ante todo un hombre <strong>de</strong> guerra,<br />

sintiéndose frustrado porque la Madre Naturaleza no le había dado un hijo <strong>de</strong>l género<br />

masculino para enseñarle todos sus conocimientos. Por ello había educado a su hija Núria<br />

como si fuera un muchacho.<br />

Cuando <strong>de</strong>cidió hacerme su pupila, la señora con<strong>de</strong>sa <strong>de</strong>cidió también transmitirme<br />

las enseñanzas que recibió <strong>de</strong> su progenitor:<br />

Así también aprendí a vestir ropas masculinas, montar a caballo, disparar flechas y<br />

blandir la espada.<br />

- Una mujer <strong>de</strong>be saber <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> este mundo <strong>de</strong> hombres -me <strong>de</strong>cía y tenía<br />

razón.<br />

En la plazoleta <strong>de</strong>l castillo Doña Núria se entrenaba conmigo peleando con espadas <strong>de</strong><br />

ma<strong>de</strong>ra. Al principio fue muy duro para mí, pero soy una mujer nacida en las montañas,<br />

acostumbrada a la ru<strong>de</strong>za y por ello no tardé en habituarme a mi nueva condición.<br />

Las gentes <strong>de</strong>l pueblo no comprendían que dos mujeres se pelearan a espada como si<br />

fueran dos hombres pero, en cierto modo, sentían también admiración y las mujeres estaban<br />

envidiosas porque nosotras accedíamos a un terreno hasta ahora vedado para el llamado<br />

sexo débil.<br />

Benach no <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> espiarnos con su penetrante mirada y sus cejas arqueadas.<br />

Posiblemente encontraba que nuestros modales eran poco femeninos y en su estrecha<br />

mente aquello era dificil <strong>de</strong> digerir. Pero aún así seguía pretendiendo a Doña Núria porque<br />

la necesitaba para ascen<strong>de</strong>r aún más en los peldaños <strong>de</strong>l escalafón social.<br />

- Sois una mujer extraordinaria, mi señora. Lástima que su Majestad no os dé en<br />

matrimonio a un hombre más acor<strong>de</strong> con vuestra valía.<br />

- ¿Y quién es ese hombre maravilloso merecedor <strong>de</strong> mi mano? ¿vos?<br />

- Vos lo habéis dicho, con<strong>de</strong>sa.<br />

- Yo me casaré con quién me or<strong>de</strong>ne el rey porque he dado mi palabra y mi palabra es<br />

sagrada. Pero <strong>de</strong>béis saber que sólo amaré a un hombre como mi padre...<br />

- ¡Yo soy ese hombre, señora con<strong>de</strong>sa!<br />

- ¡No seáis iluso, capitán! ¡No os podéis comparar con el con<strong>de</strong> Estruch! Nunca en la<br />

tierra ha habido un hombre más valeroso y más noble. Incluso era mejor caballero que aquel<br />

legendario Cid Campeador <strong>de</strong> los romances. Don Rodrigo Díaz <strong>de</strong> Vivar vendió su espada al

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!