OM-50-I El Maestro OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV Nos enseña de ...
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un ser excepcional. Que pronuncien solamente las palabras más poéticas, las<br />
más maravillosas. En general, esperan para educar a sus hijos que sean<br />
capaces <strong>de</strong> una cierta comprensión intelectual; entonces le dan explicaciones y<br />
creen que eso es la educación. Sin embargo, las explicaciones nunca tienen un<br />
gran valor pedagógico. En pedagogía, el único método verda<strong>de</strong>ramente eficaz<br />
es el ejemplo. Mostrad concretamente a los niños lo que <strong>de</strong>ben hacer, hacedlo<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos y no les expliquéis nada. Enseñadles cómo <strong>de</strong>ben lavarse,<br />
cómo <strong>de</strong>ben limpiarse, cómo se pone or<strong>de</strong>n, cómo se prepara la comida... Los<br />
niños son como pequeños monos. En el momento que os ven hacer cualquier<br />
cosa, ellos la hacen también.<br />
Y si ahora alguien me dice: «Pero antes <strong>de</strong> hacer lo que usted aconseja<br />
quiero compren<strong>de</strong>r exactamente cómo suce<strong>de</strong> y cuáles son los procesos<br />
<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nados en el plano etérico.» Si queréis compren<strong>de</strong>rlo todo antes <strong>de</strong><br />
comenzar a actuar, transcurrirán siglos y mientras tanto vuestro hijo se volverá<br />
un pillo. Empezad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora, ocupaos <strong>de</strong> él porque tenéis una gran responsabilidad.<br />
Y, lo que es maravilloso, es que en el momento que pronunciáis<br />
esas palabras mágicas para vuestro hijo, hay colores que irradian <strong>de</strong> vuestro<br />
corazón, <strong>de</strong> vuestra cabeza, e incluso, ciertas entida<strong>de</strong>s luminosas atraídas y<br />
sensibilizadas por toda esta belleza, pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>cidir quedarse junto al niño para<br />
trabajar en él. Así pues, os lo suplico: acallad vuestro intelecto cuando ponga<br />
objeciones y haga preguntas, creed en esto que os digo y saldréis ganando<br />
vosotros y vuestros hijos. ¿Se conocen suficientemente todas las leyes <strong>de</strong>l<br />
mundo psíquico, <strong>de</strong>l mundo espiritual, para pronunciarse y poner en duda mi<br />
<strong>enseña</strong>nza? Mientras seáis ignorantes, tenéis necesidad <strong>de</strong> creer y seguir a<br />
alguien que haya ido más lejos que vosotros en el sen<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l conocimiento.<br />
Así pues, que las madres hablen a sus hijos, aunque estén durmiendo y aunque<br />
no comprendan nada. Algunas dirán que ellas les hablan con el pensamiento,<br />
pero eso no es suficiente porque existe una gran diferencia entre el<br />
pensamiento y la palabra.<br />
Un día, me encontraba en Amsterdam dando una conferencia, y había en el<br />
auditorio representantes <strong>de</strong> algunos movimientos espiritualistas... Entre otras<br />
cosas yo <strong>de</strong>cía que la meditación produce una gran acumulación <strong>de</strong> energías<br />
psíquicas y que muchas personas que se contentan con meditar sin pronunciar<br />
nunca palabra alguna, sienten que esas fuerzas terminan perturbándoles. ¿Por<br />
qué? Porque no han sabido darles una salida, una orientación. Son necesarias<br />
algunas palabras para que todas las entida<strong>de</strong>s reunidas por la meditación se<br />
precipiten en la dirección que la palabra les ha indicado. ¿Por qué la palabra?<br />
¿No es el pensamiento, por sí solo, lo bastante fuerte? Sí, pero el pensamiento<br />
sin la palabra es como si escribierais sobre un papel toda clase <strong>de</strong> promesas y<br />
compromisos sin poner al final vuestra firma; mientras no firméis, las<br />
promesas no son válidas. Podéis <strong>de</strong>clarar, prometer o legar todo lo que<br />
queráis, pero sin firma nadie tomará ese papel en serio. Ante el mundo, es la<br />
firma lo que cuenta. Y para vuestro trabajo espiritual la palabra es como ,la<br />
firma.<br />
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