OM-50-I El Maestro OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV Nos enseña de ...
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Si acostumbramos a un niño a participar en la vida <strong>de</strong> los adultos, en el<br />
momento que tenga que enfrentarse a ciertos acontecimientos, ya estará<br />
preparado porque se acordará e imitará lo que ha visto hacer. Por eso es muy<br />
útil que la juventud no esté limitada a las activida<strong>de</strong>s que consi<strong>de</strong>ramos<br />
a<strong>de</strong>cuadas a su edad. Un día hablé con la madre <strong>de</strong> dos jovencitas<br />
encantadoras, <strong>de</strong> unos quince años. Le <strong>de</strong>cía: «Les haría bien a sus hijas venir<br />
a la Fraternidad para oír verda<strong>de</strong>s que les ayudarán más tar<strong>de</strong> en la vida.» Y,<br />
¿sabéis lo que me respondió?» ¡Oh no, son muy jóvenes. A su edad es<br />
necesario que se diviertan; les gustan los bailes, las fiestas. Ya tendrán tiempo<br />
para pensar en cosas serias!» Ahí tenéis a una madre que prepara catástrofes<br />
para sus hijas.<br />
Naturalmente, hay que <strong>de</strong>jar bailar a la juventud, no me opongo al baile,<br />
pero hay que acostumbrada también a tener preocupaciones <strong>de</strong> otro or<strong>de</strong>n.<br />
Que la naturaleza humana no está hecha para el trabajo, el esfuerzo y la<br />
reflexión, es cierto; e incluso han sido los Iniciados quienes en el pasado<br />
instituyeron esas fiestas en las que el pueblo, a través <strong>de</strong> los cantos, <strong>de</strong> los<br />
bailes y <strong>de</strong> los disfraces, podía dar rienda suelta a todas esas fuerzas que<br />
comprimen, como son el trabajo y los problemas <strong>de</strong> la vida cotidiana. Pero<br />
pensar que lo esencial es divertirse y distraerse, verda<strong>de</strong>ramente es<br />
<strong>de</strong>sperdiciar la existencia.<br />
No me opongo a que una madre quiera que su hija se divierta. Yo también<br />
me divierto, no pienso más que en divertirme. ¿Qué creéis vosotros? Hay<br />
diversiones y diversiones... Y es necesario ver los peligros <strong>de</strong> las diversiones<br />
que no están equilibradas por la reflexión. Rápidamente el primer granuja<br />
recién llegado, engañará a esa jovencita que su madre envía a «divertirse», y<br />
no solamente per<strong>de</strong>rá su atractivo y lozanía, sino que per<strong>de</strong>rá también su<br />
luci<strong>de</strong>z, e irá rápidamente a engrosar la multitud <strong>de</strong> mujeres que atraviesan la<br />
existencia sin saber jamás adón<strong>de</strong> van.<br />
No penséis que no soy una persona abierta. No hay nadie más abierto que<br />
yo. Quiero que todos los chicos y chicas se alegren, canten y bailen, pero al<br />
mismo tiempo que acepten estudiar la ciencia <strong>de</strong> los Iniciados, que aprendan a<br />
unirse a las fuerzas nobles y vivas <strong>de</strong> la naturaleza. Entonces se convertirán en<br />
seres formidables, capaces <strong>de</strong> actuar benéficamente para sus familias, su país e<br />
incluso para el mundo entero.<br />
Os he dicho que no <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>jar que la juventud persiga únicamente lo<br />
que le apetece, lo que le resulta agradable como está sucediendo, sino mirar<br />
siempre un poco más lejos y anticipamos al futuro. ¡Oh! ya sé que muchos<br />
niños se anticipan, pero no como <strong>de</strong>bieran. Por ejemplo, una niña bonita,<br />
graciosa, quiere ser como su tía porque su tía lleva los labios y las uñas<br />
pintadas, y los <strong>de</strong>dos llenos <strong>de</strong> anillos... y un niño quiere ser como su abuelo<br />
por su pipa y sus gran<strong>de</strong>s bigotes. Los jóvenes se anticipan a menudo sin<br />
saberlo y tienen <strong>de</strong>masiada prisa por llegar a viejos, por tener un aire<br />
importante, hastiado. Que no se <strong>de</strong>n prisa, por Dios, porque ello llegará<br />
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