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OM-50-I El Maestro OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV Nos enseña de ...

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hacer compren<strong>de</strong>r muchas cosas a la gente con buenos argumentos, pero eso<br />

no es suficiente: no servirá <strong>de</strong> nada que hayan comprendido, no se moverán.<br />

Solamente el amor, la convicción, la fe, son fuerzas que estimulan, que<br />

inspiran. Son fuerzas vivas. ¡<strong>El</strong> amor y la fe, he ahí la verda<strong>de</strong>ra fuerza!<br />

Antes las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida, aquél que posee el saber intelectual, y sólo<br />

eso, se siente inseguro, débil y temeroso, mientras que aquél que posee el<br />

amor y la fe, aunque no sepa gran cosa, marcha hacia a<strong>de</strong>lante, se eleva,<br />

<strong>de</strong>safia todos los obstáculos.<br />

Está dicho en los Evangelios: «Si tuvierais una fe tan gran<strong>de</strong> como un<br />

grano <strong>de</strong> mostaza, podríais <strong>de</strong>cir a esa montaña: <strong>de</strong>splázate, y se <strong>de</strong>splazaría. »<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente, es simbólico. ¡Jesús no ha querido nunca que los humanos<br />

cambien las montañas <strong>de</strong> sitio! Las montañas están bien don<strong>de</strong> están, no<br />

vayáis a tratar <strong>de</strong> ponerlas en otra parte, <strong>de</strong>jadlas tranquilas. La naturaleza las<br />

ha situado con mucha sabiduría para que transmitan ciertas corrientes y<br />

radiaciones. Las montañas <strong>de</strong> las que habla Jesús son otras montañas, situadas<br />

en el intelecto, en el corazón, en la voluntad. ¿Desplazó Jesús montañas? No,<br />

no se ocupaba <strong>de</strong> esas cosas, pero <strong>de</strong>splazó montañas, reinos y continentes<br />

enteros en la cabeza, en el corazón <strong>de</strong> los seres, agitó toda la tierra.<br />

Compren<strong>de</strong>dme bien: no es suficiente acumular conocimientos, es<br />

necesario trabajar sobre el amor, la fe, la audacia, <strong>de</strong> lo contrario seguiréis<br />

siendo débiles. Seréis como aquél que pasa todo el tiempo en las bibliotecas y<br />

que al estar tan sumido en sus libros se olvida <strong>de</strong> comer: lee, lee, pero se<br />

vuelve débil, pálido, se <strong>de</strong>svitaliza y al cabo <strong>de</strong> algún tiempo se ve obligado a<br />

abandonarlo todo, incluso sus lecturas. Ahora bien, si preferís los<br />

conocimientos librescos os disecaréis, no emanaréis ni amor ni bondad: los<br />

<strong>de</strong>más sólo encontrarán en vosotros un intelecto frío y seco que discute,<br />

critica, diseca, pero que es incapaz <strong>de</strong> escapar a su <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n interno.<br />

Esto es lo que les ocurre a menudo a los estudiantes <strong>de</strong> filosofia. Cuando<br />

terminan sus estudios en la Universidad, están completamente <strong>de</strong>sorientados<br />

por todas esas i<strong>de</strong>as, por todos esos sistemas heteróclitos y contradictorios que<br />

han estudiado. Y es normal, porque en los estudios <strong>de</strong> filosofia encontraréis <strong>de</strong><br />

todo, menos la verda<strong>de</strong>ra filosofía. Os presentan todas las elucubraciones<br />

humanas <strong>de</strong> todos los siglos y <strong>de</strong> todos los países, pero esos pretendidos<br />

filósofos, a menudo no son más que individuos bastante vulgares que sólo han<br />

vislumbrado el problema a través <strong>de</strong> su limitado intelecto. Excepto unos pocos<br />

pensadores que poseyeron el verda<strong>de</strong>ro conocimiento <strong>de</strong>l mundo superior, y<br />

que ya mencioné en las conferencias que di sobre las Iniciaciones egipcias, los<br />

<strong>de</strong>más acaban por <strong>de</strong>squiciar a la juventud, por quitarle la capacidad <strong>de</strong><br />

discernir lo verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> lo falso y por <strong>de</strong>jarla sin fe.<br />

¿Qué se pue<strong>de</strong> hacer con una juventud que no cree en nada, que vive en el<br />

<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n? ¿Es esa la meta <strong>de</strong> la filosofía? ¿Qué interés tiene el saber que<br />

fulano ha pensado <strong>de</strong> tal manera y mengano <strong>de</strong> tal otra? Es necesario dar a los<br />

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