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OM-50-I El Maestro OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV Nos enseña de ...

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Conozco a muchos que han cometido este error y ahora se tiran <strong>de</strong> los<br />

pelos. Yo les digo: «Es culpa vuestra. Des<strong>de</strong> pequeños teníais que haberles<br />

<strong>enseña</strong>do a ayudaros, a lavar algunos platos, a poner la mesa, a hacer<br />

pequeños trabajos fáciles.» Evi<strong>de</strong>ntemente, la mayoría <strong>de</strong> los trabajos son<br />

<strong>de</strong>masiado difíciles para los pequeñitos, pues no tienen ni fuerza ni habilidad<br />

suficiente, pero pue<strong>de</strong>n hacerse los trabajos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos, diciéndoles:<br />

«Más tar<strong>de</strong> lo harás tú», Entretanto, pue<strong>de</strong>n ayudar en cosas sencillas. Pero los<br />

padres no les dan nada porque es más fácil para ellos el hacer rápidamente<br />

ciertos trabajos que <strong>enseña</strong>r a los niños cómo hacerlos y vigilarles mientras los<br />

hacen. Pero éste no es un buen método <strong>de</strong> educación, porque más tar<strong>de</strong> los<br />

niños no quieren hacer lo que <strong>de</strong>bían haber aprendido cuando eran pequeños:<br />

sus faculta<strong>de</strong>s no han sido ejercitadas a su tiempo. En ese momento no servirá<br />

<strong>de</strong> nada que los padres les digan: «Vago, haz esto, haz lo otro, procura<br />

apren<strong>de</strong>r...» <strong>El</strong> niño no querrá porque es <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>.<br />

Hay buenas costumbres que es necesario <strong>enseña</strong>r a los niños cuando son<br />

muy jóvenes, porque entonces estas costumbres no las abandonarán nunca.<br />

Una vez encontré a un hombre que había estado varias veces en la cárcel por<br />

robar, y me confesó que incluso en la cárcel rezaba cada mañana y cada noche<br />

su oración; era una costumbre que su padre le había <strong>enseña</strong>do cuando era muy<br />

pequeño, y no podía <strong>de</strong>shacerse <strong>de</strong> ella. Le dije : «¡Pero cómo!, ¿rezas por la<br />

mañana y por la noche y continúas robando? - ¡Ah, eso es otra cosa!» Para él,<br />

robar y rezar no son incompatibles. Naturalmente habría sido preferible que su<br />

padre le <strong>enseña</strong>ra también a no robar.<br />

No nos damos cuenta <strong>de</strong> lo que es la fuerza <strong>de</strong> la costumbre. Si un niño está<br />

acostumbrado a que sus padres cedan a sus caprichos, más tar<strong>de</strong>, incluso<br />

cuando no tenga razón y sea consciente <strong>de</strong> que no la tiene, continuará<br />

queriendo que los <strong>de</strong>más cedan. En ese momento será <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong> para<br />

cambiarle. Un niño que ha sido muy mimado, exigirá que los <strong>de</strong>más<br />

mantengan siempre esta actitud hacia él. Desgraciadamente en ese momento<br />

sólo la vida, con su dureza, será capaz <strong>de</strong> educa<strong>de</strong>, porque la vida es<br />

<strong>de</strong>spiadada. Entonces el niño sufrirá y se corregirá. Pero, ¡qué cantidad <strong>de</strong><br />

sufrimientos inútiles han preparado los padres a sus hijos por no saber<br />

oponerse a sus caprichos!<br />

Por eso, a menudo digo a los padres: «Cuidado, vuestra bondad, en<br />

realidad, no es más que <strong>de</strong>bilidad, ignorancia... Después lloraréis porque seréis<br />

las primeras víctimas <strong>de</strong> vuestra estúpida bondad.» j Cuántos padres han<br />

venido a quejarse a mí <strong>de</strong> la actitud <strong>de</strong> sus hijos! Y me he visto obligado a<br />

<strong>de</strong>ci<strong>de</strong>s que eran ellos los culpables, y evi<strong>de</strong>ntemente no me comprendían. No<br />

hay que ser débil con los hijos, porque <strong>de</strong>spués abusan y no es culpa suya. Si<br />

nadie <strong>enseña</strong> a un niño que hay reglas que respetar y si <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy joven ya<br />

tiene la impresión <strong>de</strong> que todo pue<strong>de</strong> doblegarse a sus caprichos, ¿cómo<br />

queréis que <strong>de</strong>spués obe<strong>de</strong>zca a aquél que le hace una pequeña observación?<br />

No obe<strong>de</strong>cerá, lo cual es normal. Querrá <strong>de</strong>safiarlo todo, romperlo todo e<br />

incluso per<strong>de</strong>rse para no tener que ce<strong>de</strong>r. Porque es así como ha sido<br />

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