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Camilo José Cela - La familia de Pascual Duarte - Letra Hispanica

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VI<br />

Quince días ha querido la Provi<strong>de</strong>ncia que pasaran <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que <strong>de</strong>jé escrito lo que<br />

atrás queda, y en ellos, entretenido como estuve con interrogatorios y visitas <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>fensor por un lado, y con el traslado hasta este nuevo sitio, por otro, no tuve ni un<br />

instante libre para coger la pluma. Ahora, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> releer este fajo, todavía no muy<br />

gran<strong>de</strong>, <strong>de</strong> cuartillas, se mezclan en mi cabeza las i<strong>de</strong>as más diferentes con tal<br />

precipitación y tal marea que, por más que pienso, no consigo acertar a qué carta<br />

quedarme. Mucha <strong>de</strong>sgracia, como usted habrá podido ver, es la que llevo contada, y<br />

pienso que las fuerzas han <strong>de</strong> <strong>de</strong>caerme cuando me enfrente con lo que aún me<br />

queda, que más <strong>de</strong>sgraciado es todavía; me espanta pensar con qué puntualidad me<br />

es fiel la memoria, en estos momentos en que todos los hechos <strong>de</strong> mi vida -sobre los<br />

que no hay maldita la forma <strong>de</strong> volverme atrás- van quedando escritos en estos<br />

papeles con la misma claridad que en un encerado; es gracioso -y triste también, ¡bien<br />

lo sabe Dios!- pararse a consi<strong>de</strong>rar que si el esfuerzo <strong>de</strong> memoria que por estos días<br />

estoy haciendo se me hubiera ocurrido años atrás, a estas horas, en lugar <strong>de</strong> estar<br />

escribiendo en una celda, estaría tomando el sol en el corral, o pescando anguilas en el<br />

regato, o persiguiendo conejos por el monte. Estaría haciendo otra cosa cualquiera <strong>de</strong><br />

esas que hacen -sin fijarse- la mayor parte <strong>de</strong> los hombres; estaría libre, como libres<br />

están -sin fijarse tampoco- la mayor parte <strong>de</strong> los hombres; tendría por <strong>de</strong>lante Dios<br />

sabe cuántos años <strong>de</strong> vida, como tienen -sin darse cuenta <strong>de</strong> que pue<strong>de</strong>n gastarlos<br />

lentamente- la mayor parte <strong>de</strong> los hombres...<br />

El sitio don<strong>de</strong> me trajeron es mejor; por la ventana se ve un jardincillo, cuidadoso y<br />

lamido como una salita, y más allá <strong>de</strong>l jardincillo, hasta la serranía, se extien<strong>de</strong> la<br />

llanada, castaña como la piel <strong>de</strong> los hombres, por don<strong>de</strong> pasan -a veces- las reatas <strong>de</strong><br />

mulas que van a Portugal, los asnillos troteros que van hasta las chozas, las mujeres y<br />

los niños que van sólo hasta el pozo.<br />

Yo respiro mi aire, que entra y sale <strong>de</strong> la celda porque con él no va nada, ese mismo<br />

aire que a lo mejor respira mañana o cualquier día el mulero que pasa... Yo veo la<br />

mariposa toda <strong>de</strong> colores que revolea torpe sobre los girasoles, que entra por la celda,<br />

da dos vueltas y sale, porque con ella no va nada, y que acabará posándose tal vez<br />

sobre la almohada <strong>de</strong>l director... Yo cojo con la gorra el ratón que comía lo que yo ya<br />

<strong>de</strong>jara, lo miro, lo <strong>de</strong>jo -porque con él no va nada- y veo cómo escapa con su pasito<br />

suave a guarecerse en su agujero, ese agujero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el que sale para comer el rancho<br />

<strong>de</strong>l forastero, <strong>de</strong>l que está tan sólo una temporada en la celda <strong>de</strong> la que ha <strong>de</strong> salir<br />

para el infierno las más <strong>de</strong> las veces...<br />

Tal vez no me creyera si le dijera que en estos momentos tal tristeza me puebla y<br />

tal congoja, que por asegurarle estoy que mi arrepentimiento no menor <strong>de</strong>be ser que<br />

el <strong>de</strong> un santo; tal vez no me creyera, porque <strong>de</strong>masiado malos han <strong>de</strong> ser los<br />

informes que <strong>de</strong> mí conozca y el juicio que <strong>de</strong> mí se haya formado a estas alturas, pero<br />

sin embargo... Yo se lo digo, quizás nada más que por eso <strong>de</strong> <strong>de</strong>círselo, quizás nada<br />

más que por eso <strong>de</strong> no quitarme la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> las mientes <strong>de</strong> que usted sabrá compren<strong>de</strong>r<br />

lo que, le digo, y creer lo que por mi gloria no le juro porque poco ha <strong>de</strong> valer jurar ya<br />

sobre ella... El amargor que me sube a la garganta es talmente como si el corazón me<br />

fabricara acíbar en vez <strong>de</strong> sangre; me sube y me baja por el pecho, <strong>de</strong>jándome un

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