Camilo José Cela - La familia de Pascual Duarte - Letra Hispanica
Camilo José Cela - La familia de Pascual Duarte - Letra Hispanica
Camilo José Cela - La familia de Pascual Duarte - Letra Hispanica
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
-¿De qué?<br />
-De su hija. Me voy a casar con ella.<br />
-Es lo menos. ¿Estás <strong>de</strong>cidido <strong>de</strong>l todo?<br />
-Sí que lo estoy.<br />
-¿Y lo has pensado bien?<br />
-Sí; muy bien.<br />
-¿En tan poco tiempo?<br />
-Tiempo hubo sobrado.<br />
-Pues espera; la voy a llamar.<br />
<strong>La</strong> vieja salió y tardó mucho tiempo en venir; estarían forcejeando. Cuando volvió<br />
traía a Lola <strong>de</strong> la mano.<br />
-Mira; que se quiere casar. ¿Te quieres casar tú?<br />
-Sí.<br />
-Bueno, bueno... <strong>Pascual</strong> es un buen muchacho, ya sabía yo lo que había <strong>de</strong> hacer...<br />
Andar, ¡datos un beso!<br />
-Ya nos lo hemos dado.<br />
-Pues daros otro. Andar, que yo os vea.<br />
Me acerqué a la muchacha y la besé; la besé intensamente, con todas mis fuerzas,<br />
muy apretada contra mis hombros, sin importarme para nada la presencia <strong>de</strong> la<br />
madre. Sin embargo, aquel primer beso con permiso me supo a poco, a mucho menos<br />
que aquellos primeros <strong>de</strong>l cementerio que tan lejanos parecían.<br />
-¿Me puedo quedar?<br />
-Sí, quédate.<br />
-No, <strong>Pascual</strong>, no te que<strong>de</strong>s; todavía no te que<strong>de</strong>s.<br />
-Sí, hija, sí, que se que<strong>de</strong>. ¿No va a ser tu marido?<br />
Me quedé y pasé la noche con ella.<br />
Al día siguiente, muy <strong>de</strong> mañana, me acerqué hasta la parroquial; entré en la<br />
sacristía. Allí estaba don Manuel preparándose para <strong>de</strong>cir la misa, esa misa que <strong>de</strong>cía<br />
para don Jesús, para el ama y para dos o tres viejas más. Al verme llegar se quedó<br />
como sorprendido.<br />
-¿Y tú por aquí?<br />
-Pues ya ve usted, don Manuel, a hablar con usted venía.<br />
-¿Muy largo?<br />
-Sí, señor.<br />
-¿Pue<strong>de</strong>s esperar a que diga la misa?<br />
-Sí, señor. Prisa no tengo.<br />
-Pues espérame, entonces.<br />
Don Manuel abrió la puerta <strong>de</strong> la sacristía y me señaló un banco <strong>de</strong> la iglesia, un<br />
banco como el <strong>de</strong> todas las iglesias, <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra sin pintar, duro y frío como la piedra,<br />
pero en los que tan hermosos ratos se pasan algunas veces.<br />
-Siéntate allí. Cuando veas que don Jesús se arrodilla, te arrodillas tú; cuando veas<br />
que don Jesús se levanta, te levantas tú; cuando veas que don Jesús se sienta, te<br />
sientas tú también...<br />
-Sí, señor.