12.05.2013 Views

Cuentos de los que nos contaron - Dane

Cuentos de los que nos contaron - Dane

Cuentos de los que nos contaron - Dane

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Cuentos</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>que</strong> <strong>nos</strong> Contaron<br />

62<br />

Caminaron<br />

horas bajo<br />

un sol <strong>que</strong><br />

parecía feliz<br />

asándo<strong>los</strong><br />

En esta locura <strong>que</strong> <strong>de</strong>jan las distancias llaneras, Luis Eduardo<br />

<strong>de</strong>cidió ir a la finca por encuestar a “pata pelada” por<strong>que</strong> el carro<br />

se había pinchado en la mitad <strong>de</strong> a<strong>que</strong>lla sabana.<br />

--- ¿Cómo le parece? Noo… si es <strong>que</strong> estábamos <strong>de</strong> buenas.<br />

Fue una caminata <strong>de</strong> varias horas y bajo un sol <strong>que</strong> parecía feliz<br />

asándo<strong>los</strong>. Al fin encontró <strong>de</strong> nuevo el vehículo, don<strong>de</strong> el resto <strong>de</strong><br />

compañeros estaban prácticamente con la lengua afuera. No sólo<br />

por el asfixiante calor sino por el hambre.<br />

Ciertamente, para este psicólogo en ciernes ---se gradúa este<br />

año--- lo preocupante eran las minas anti-persona. Y recordó con<br />

temor las instrucciones: no camine cerca <strong>de</strong> las alambradas, no<br />

las mueva, no recoja supuestos celulares abandonados, o radios o<br />

balones o juguetes.<br />

Y mientras se <strong>de</strong>dicaba con mirada <strong>de</strong> rayos X a <strong>de</strong>tectar la<br />

trampa mortal, pasó por alto otros enemigos, me<strong>nos</strong> peligrosos,<br />

pero <strong>de</strong> todas maneras casi mortales: las abejas y u<strong>nos</strong> pájaros <strong>que</strong><br />

se conocen en la región como arrendajos. Basta <strong>que</strong> alguien se<br />

acer<strong>que</strong> a <strong>los</strong> avisperos o a <strong>los</strong> nidos, para <strong>que</strong> en enjambres se le<br />

boten a atacarlo. Des<strong>de</strong> luego, fue atacado. Pero la buena suerte<br />

le puso “cohetes” en las piernas y pudo escapar <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>ras<br />

embestidas <strong>de</strong> estos animalejos.<br />

Pero lo peor estaba por venir. En estas circunstancias don<strong>de</strong><br />

la naturaleza pone a prueba el valor <strong>de</strong> <strong>los</strong> huma<strong>nos</strong> con toda su<br />

ru<strong>de</strong>za, se llama pánico. Eso le ocurrió a Luis Eduardo Betancourt,<br />

cuando en mitad <strong>de</strong> la soledad sabanera y en don<strong>de</strong> remedos <strong>de</strong><br />

cami<strong>nos</strong> se unen, se separan y <strong>de</strong>saparecen, sintió en un momento

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!