12.05.2013 Views

Cuentos de los que nos contaron - Dane

Cuentos de los que nos contaron - Dane

Cuentos de los que nos contaron - Dane

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Como siempre, Tarache se percató <strong>de</strong> <strong>que</strong> en su moral estuviera<br />

la filmadora y cámara digital. –De pronto una sorpresa--, balbuceó<br />

casi premonitoriamente y se embarcó en el Wlilis color gris <strong>que</strong><br />

habían contratado. Más o me<strong>nos</strong> siete kilómetros a<strong>de</strong>lante, ya en<br />

la montaña, empezó a caer un tremendo aguacero <strong>que</strong> en un par<br />

<strong>de</strong> minutos enlodó el camino y atascó el jeep. Por más esfuerzos<br />

y mañas <strong>que</strong> hicieron, no pudieron sacarlo <strong>de</strong>l barrizal. La única<br />

solución fue empujarlo hasta un sitio medio transitable, don<strong>de</strong> pudieron<br />

pren<strong>de</strong>rlo. Pero <strong>de</strong> nuevo <strong>que</strong>dó varado. No les <strong>que</strong>dó otro<br />

remedio <strong>que</strong> seguir a pie. Eran ya las 9 <strong>de</strong> la mañana.<br />

A las doce <strong>de</strong>l día, avanzando por trochas, atajos y cami<strong>nos</strong> inventados<br />

por el<strong>los</strong> mismos, llegaron a la primera <strong>de</strong> las muchas casas<br />

para censar. Por la hora, Tarache dispuso <strong>que</strong> almorzaran antes <strong>de</strong>l<br />

trabajo. Se dieron un ban<strong>que</strong>tazo <strong>de</strong> chigüiro frito, patacón y arroz.<br />

A las cinco <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> sólo les faltaban dos viviendas, y creyeron<br />

<strong>que</strong> terminarían en una hora. No contaban con <strong>que</strong> allí habitaban<br />

diez personas. Los agarró la noche encuestando. Y no cualquier<br />

noche: con aguaceros, neblina y ventarrones.<br />

Según sus cálcu<strong>los</strong>, el jeep se hallaba a una hora y pico <strong>de</strong> camino.<br />

---No importa, démosle--- les dijo Tarache. Fue una hora y pico <strong>de</strong><br />

andar a tientas y a ciegas. Tuvieron <strong>que</strong> agarrarse u<strong>nos</strong> a otros <strong>de</strong><br />

las ma<strong>nos</strong> para no per<strong>de</strong>rse, aguantar las caídas y <strong>los</strong> golpes contra<br />

el mundo y soportar las cortadas causadas por las ramas. Una <strong>de</strong> las<br />

muchachas <strong>de</strong>l grupo se resbaló, se zafó <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> su compañero<br />

y rodó cinco metros, <strong>que</strong>dando con un pie herido; otra entró<br />

en pánico y todos muertos <strong>de</strong> miedo. A<strong>de</strong>más, el vendaval impedía<br />

<strong>que</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>los</strong> celulares se pudieran comunicar con el conductor <strong>de</strong>l<br />

jeep. El llanto no <strong>de</strong>moró en aparecer. Y ahí fue cuando Tarache les<br />

dijo “¡Muchachas, nunca rendirse jamás!” Y enseguida empezaron<br />

todos a cantar. Fue la salvación.<br />

<strong>Cuentos</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>que</strong> <strong>nos</strong> Contaron<br />

Llegaron a<br />

la cumbre<br />

acezando<br />

y sudando<br />

goterones<br />

fríos<br />

67

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!