LIAHONA 1989-01.pdf - Cumorah.org
LIAHONA 1989-01.pdf - Cumorah.org
LIAHONA 1989-01.pdf - Cumorah.org
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
16<br />
No es necesario que nadie dependa<br />
continuamente del testimonio de otros<br />
con respecto a la mediación, la<br />
expiación y la resurrección de Cristo<br />
como nuestro Redentor y Salvador;<br />
cada uno puede saborear la dulzura de<br />
las verdades del evangelio<br />
obedeciendo los principios, las<br />
ordenanzas y los convenios.<br />
Aunque todavía podemos ir al<br />
Jardín de Getsemaní, el Señor Jesús<br />
no estará allí, ni tampoco en la<br />
tumba. No está en el camino a<br />
Emaús, ni en Galilea, ni en Nazaret ni<br />
en Belén. Debemos encontrarlo en<br />
nuestro corazón. No obstante, El nos<br />
dejó para siempre el gran Consolador<br />
(véase Juan 14:16) y el sempiterno<br />
poder del sacerdocio. Sobre este<br />
poder, Jacob, el hijo de Lehi,<br />
testificó: "Verdaderamente podemos<br />
mandar en el nombre de Jesús, y los<br />
árboles mismos nos obedecen, o los<br />
montes, o las olas del mar" (Jacob<br />
4:7).<br />
Testifico que por medio de la<br />
rectitud este poder del sacerdocio y<br />
estos dones divinos de la Expiación y<br />
la Mediación operan en nuestras<br />
vidas. Finalmente, cada uno de<br />
nosotros debe saber estas verdades<br />
espirituales al seguir el consejo de<br />
Jesús: "El que quiera hacer la<br />
voluntad de Dios, conocerá si la<br />
doctrina es de Dios, o si yo hablo por<br />
mi propia cuenta" (Juan 7:17).<br />
Para terminar deseo hacer una<br />
humilde declaración y afirmación de<br />
que Jesús es el Cristo, nuestro<br />
Redentor y el Salvador del mundo y<br />
hago esto con toda la solemnidad que<br />
me permite mi alma. Este testimonio<br />
lo he logrado no sólo por una vida de<br />
estudio, o por la razón o la lógica,<br />
sino más que nada por revelación<br />
personal bajo el espíritu de profecía.<br />
Ruego que el Salvador sane<br />
nuestras almas, seque nuestras<br />
lágrimas y forje en nosotros un<br />
corazón puro. También ruego que<br />
encontremos amparo a la sombra de<br />
sus brazos abiertos y que sea<br />
misericordioso y piadoso con nuestros<br />
pecados. Que El sea un padre para el<br />
huérfano y que provea al necesitado e<br />
"incline su oído a nuestro clamor",<br />
ruego humildemente en el nombre de<br />
Jesucristo. Amén. •<br />
LA MEDIDA DE<br />
NUESTRO CORAZÓN<br />
por el élder Marvin J. Ashton<br />
del Quórum de los Doce Apóstoles<br />
' 'Ruego que Dios nos dé a todos el valor y el deseo de<br />
esforzarnos por tener un corazón puro, dispuesto,<br />
comprensivo y tierno."<br />
Me gustaría hablar un poco<br />
sobre medidas. Una medida<br />
es la norma por la cual<br />
determinamos la capacidad o la<br />
dimensión de una persona o de un<br />
objeto. Las medidas nos dan una base<br />
para hacer comparaciones.<br />
Si hablo de un joven de dos metros<br />
de altura, cualquiera tendrá una idea<br />
bastante exacta de la estatura de esa<br />
persona. También podemos decir que<br />
se puede "medír" lo que se espera de<br />
alguien.<br />
Por supuesto que las medidas<br />
humanas están sujetas a los errores<br />
humanos. Por ejemplo, en mi<br />
juventud se decía que el cociente<br />
intelectual de una persona era una<br />
medida inalterable de su capacidad<br />
para aprender. Pero ahora se rechaza<br />
esta idea en la enseñanza. Es<br />
interesante que el profeta José Smith<br />
http://bibliotecasud.blogspot.com<br />
dijera esto en el siglo diecinueve:<br />
"Creemos que Dios ha creado al<br />
hombre con una mente capaz de<br />
recibir instrucción, y una facultad que<br />
puede ser ampliada en proporción al<br />
cuidado y diligencia que se da a la luz<br />
que del cielo se comunica al<br />
intelecto" (Enseñanzas del Profeta<br />
José Smith, pág. 54). ¡Es obvio que<br />
se adelantó a su tiempo!<br />
Además, tendemos a evaluar a los<br />
demás según su apariencia física ó<br />
exterior: si la persona es o no apuesta,<br />
su condición social, su abolengo, los<br />
títulos que posee o su situación<br />
económica.<br />
Sin embargo, el Señor tiene una<br />
norma diferente para evaluar a las<br />
personas. Cuando llegó el momento<br />
de elegir un rey que reemplazara al<br />
rey Saúl, el Señor le expresó lo<br />
siguiente a su Profeta, Samuel: "No<br />
mires a su parecer, ni a lo grande de<br />
su estatura. . . porque Jehová no mira<br />
lo que mira el hombre; pues el<br />
hombre mira lo que está delante de<br />
sus ojos, pero Jehová mira el<br />
corazón" (1 Samuel 16:7).<br />
Cuando el Señor mide a una<br />
persona, no le coloca una cinta<br />
métrica alrededor de la cabeza para<br />
determinar su capacidad mental, ni<br />
alrededor del pecho para saber si es<br />
fuerte, sino que le mide el corazón, lo<br />
que le indica la capacidad y el<br />
potencial que tiene esa persona para<br />
bendecir a sus semejantes.<br />
¿Por qué el corazón? Porque el<br />
corazón es el reflejo de la naturaleza<br />
de la persona. Para describir a un<br />
individuo, muchas veces empleamos