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LIAHONA 1989-01.pdf - Cumorah.org

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la palabra "corazón" en las frases:<br />

describimos a alguien diciendo que<br />

"es puro corazón", que "tiene buen<br />

corazón" o que "tiene un corazón de<br />

oro"; también hablamos de personas<br />

que tienen mal corazón, corazón<br />

blando, corazón puro, corazón falso,<br />

corazón valiente, corazón de hielo,<br />

corazón duro, corazón de piedra o que<br />

no tienen corazón.<br />

La medida de nuestro corazón es la<br />

medida del total de nuestras obras. En<br />

la forma en que el Señor emplea la<br />

palabra, el "corazón" de una persona<br />

indica su esfuerzo por progresar, por<br />

mejorar a otros, por mejorar las<br />

condiciones que afronta.<br />

Os sugiero que os hagáis la<br />

siguiente pregunta: ¿A qué altura<br />

estoy yo? Al final no seremos<br />

juzgados sólo por nuestras acciones,<br />

sino también por los deseos de<br />

nuestro corazón. Esta verdad se le<br />

reveló al profeta José Smith cuando se<br />

le mostró en una visión el reino<br />

celestial. La revelación se encuentra<br />

en la sección 137 de Doctrina y<br />

Convenios. El profeta se maravilló al<br />

ver a su hermano Alvin en el reino<br />

celestial, porque éste había muerto<br />

antes de que se restaurara el<br />

evangelio. José Smith reveló esta<br />

verdad:<br />

"Todos los que han muerto sin el<br />

conocimiento de este evangelio,<br />

quienes lo habrían recibido si se les<br />

hubiese permitido permanecer, serán<br />

herederos del reino celestial de Dios;<br />

"también todos aquellos que de<br />

aquí en adelante mueran sin un<br />

conocimiento de él, quienes lo<br />

habrían recibido de todo corazón,<br />

serán herederos de este reino;<br />

"pues yo, el Señor, juzgaré a todos<br />

los hombres según sus obras, según el<br />

deseo de sus corazones." (D. y C.<br />

137:7-9.)<br />

Si nuestras obras y los deseos de<br />

nuestro corazón son la medida con<br />

que se juzgará nuestro carácter, ¿a<br />

qué altura estamos? ¿Qué clase de<br />

corazón quisiéramos tener? ¿Por qué<br />

clase de corazón oraremos? ¿Cómo<br />

debemos calcular el valor de otras<br />

personas?<br />

Hoy quiero sugerir cuatro preguntas<br />

sobre el corazón que pueden<br />

ayudarnos a saber a qué altura<br />

estamos.<br />

Primero: ¿Cuan sincero es mi<br />

corazón? Oramos para que nuestros<br />

misioneros encuentren a los de<br />

corazón sincero. ¿Qué quiere decir ser<br />

de "corazón sincero"? Describe a<br />

una persona abierta a la verdad y<br />

capaz de evaluar sin prejuicio los<br />

datos y el conocimiento que reciba o a<br />

las demás personas.<br />

Los de corazón sincero son<br />

personas sin dobleces, sin hipocresía;<br />

son dignos de confianza en palabra y<br />

en acción; no tienen el deseo secreto<br />

de engañar ni de dar datos falsos. En<br />

contraste con. éstos, los de corazón<br />

desleal engañan y falsifican.<br />

Un corazón sincero llevará a que se<br />

efectúe un cambio en el corazón. En<br />

el sentido espiritual, ese "cambio en<br />

el corazón" no sólo es deseable sino<br />

esencial para la vida eterna. El rey<br />

Benjamín describió la conversión por<br />

la que todos debemos pasar, diciendo<br />

que es "un potente cambio en<br />

nosotros o en nuestros corazones, por<br />

lo que ya no tenemos más disposición<br />

a obrar mal, sino a hacer lo bueno<br />

continuamente" (Mosíah 5:2).<br />

El Libro de Mormón es un estudio<br />

de contrastes interesantes entre los<br />

que endurecieron sus corazones y<br />

aquellos que dejaron que el Espíritu<br />

del Señor les ablandara el corazón.<br />

¿Cómo podemos dejar que la<br />

influencia del Espíritu Santo nos tenga<br />

este último efecto en nosotros?<br />

El testimonio de Nefi nos da la<br />

respuesta: "Teniendo grandes deseos<br />

de conocer los misterios de Dios,<br />

clamé al Señor, y he aquí. . .<br />

enterneció mi corazón, de modo que<br />

creí todas las palabras que mi padre<br />

había hablado" (1 Nefi 2:16).<br />

Después de obtener un testimonio<br />

del evangelio y de la Iglesia del<br />

Señor, debemos esforzarnos por ser<br />

puros de corazón y esto nos traerá<br />

como resultado la felicidad y,<br />

finalmente, la promesa de una<br />

sociedad sin contención. Es la vía del<br />

Salvador que conduce a la paz.<br />

Segundo: ¿tengo un corazón<br />

dispuesto?<br />

Volvamos a buscar guía en las<br />

Escrituras.<br />

"He aquí, el Señor requiere el<br />

corazón y una mente bien dispuesta; y<br />

los de buena disposición y los<br />

obedientes comerán de la abundancia<br />

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