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LIAHONA 1989-01.pdf - Cumorah.org

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34<br />

claramente a todas las personas como<br />

a nuestros hermanos y hermanas,<br />

hijos de nuestro Padre Celestial.<br />

Quizás así más de nosotros lleguemos<br />

a imitar este ejemplo.<br />

Hace años, mientras caminaba con<br />

su padre por la calle principal de Salt<br />

Lake, el,élder LeGrand Richards, que<br />

en ese entonces era el Obispo<br />

Presidente de la Iglesia, tocaba el ala<br />

de su sombrero y saludaba a todas las<br />

personas con quienes se cruzaba. Al<br />

llegar a su destino, el presidente<br />

Ge<strong>org</strong>e F. Richards, que era el<br />

Presidente del Consejo de los Doce,<br />

le preguntó: "Hijo, ¿conoces a todas<br />

esas personas?" El obispo Richards<br />

respondió: "Sí, papá. Sólo que no sé<br />

sus nombres?"<br />

Durante su ministerio terrenal,<br />

Jesús hizo esta pregunta: "Porque si<br />

amáis a los que os aman, ¿qué<br />

recompensa tendréis? ¿No hacen<br />

también lo mismo los publícanos?"<br />

(Mateo 5:46.) Esta enseñanza es muy<br />

clara; debemos extender nuestro amor<br />

más allá del núcleo familiar, de los<br />

amigos y miembros de la Iglesia.<br />

Debemos abrir nuestro corazón a<br />

todos.<br />

Podemos dar el amor de Cristo por<br />

medio de pequeños actos. Por<br />

ejemplo, la calidez de una sonrisa al<br />

saludar puede hacer mucho en las<br />

relaciones entre vecinos. Jesús hizo<br />

otra pregunta: "Y si saludáis a<br />

vuestros hermanos solamente, ¿qué<br />

hacéis de más? ¿No hacen así también<br />

los gentiles?" (Mateo 5:47.)<br />

Hace unos años, un amigo mío<br />

estaba trabajando una mañana en el<br />

techo de su casa. Al mirar hacia<br />

abajo, vio un camión de cemento que<br />

estaba entregando su pesada carga en<br />

la casa de un vecino que no era<br />

miembro de la Iglesia. Se dio cuenta<br />

de que su vecino necesitaba ayuda y,<br />

sin que se le pidiera, mi amigo bajó<br />

del techo, buscó sus herramientas<br />

para trabajar en el cemento y fue a<br />

ayudar al vecino. Con su habilidad y<br />

experiencia, la ayuda que brindó fue<br />

muy apreciada. Aunque ese vecino<br />

había dicho que no le gustaban los<br />

miembros de la Iglesia, al final del día<br />

mostró un genuino aprecio por mi<br />

amigo. Ese fue el comienzo de una<br />

larga y fuerte amistad.<br />

Jesús nos dio un nuevo<br />

mandamiento y dijo que sería la<br />

característica de sus discípulos:<br />

"Un mandamiento nuevo os doy:<br />

Que os améis unos a otros; como yo<br />

os he amado, que también os améis<br />

unos a otros.<br />

"En esto conocerán todos que sois<br />

mis discípulos, si tuviereis amor los<br />

unos con los otros." (Juan 13:34—35.)<br />

Como discípulos de Cristo,<br />

necesitamos sentir un amor genuino<br />

por los demás. Al hacerlo, nuestra<br />

vida recibirá nueva luz. Este amor es<br />

esencial en la obra misional, mas<br />

nunca debemos tratar a nuestros<br />

vecinos solamente como futuros<br />

conversos. Hemos tenido la triste<br />

experiencia de ver a miembros de la<br />

Iglesia que intentaron convertir a sus<br />

vecinos y amigos, y, cuando éstos no<br />

aceptaron, les retiraron su mano como<br />

amigos y vecinos. No debemos estar<br />

tan ansiosos de dar a conocer el<br />

http://bibliotecasud.blogspot.com<br />

evangelio al punto de volvernos<br />

insensibles a los sentimientos de los<br />

demás.<br />

Os exhorto a desarrollar buenas<br />

amistades personales con vuestros<br />

vecinos y conocidos. El interés en el<br />

evangelio puede venir más tarde como<br />

una extensión natural de buena<br />

amistad. Las invitaciones a participar<br />

en las actividades relacionadas con el<br />

evangelio a menudo fortalecerán la<br />

amistad con los conocidos. Si no<br />

están interesados en el evangelio,<br />

debemos demostrar un amor<br />

incondicional por medio de actos de<br />

servicio y bondad, y nunca darles a<br />

entender que les vemos como futuros<br />

conversos. Los miembros deben<br />

comprender que si una persona que no<br />

es miembro de la Iglesia declina la<br />

invitación a investigar el evangelio,<br />

no está necesariamente rechazando el<br />

evangelio.<br />

Aferrémonos al consejo del apóstol<br />

Pablo de no ser "más extranjeros ni<br />

advenedizos, sino conciudadanos de<br />

los santos y miembros de la familia de<br />

Dios" (Efesios2:19).<br />

A pesar de las bien publicadas<br />

críticas, creo que los miembros de la<br />

Iglesia desean ser buenos amigos y<br />

vecinos por doquiera que vivan, pero<br />

algunos son tímidos y quizás<br />

demasiado cautos, lo cual les hace<br />

parecer que sólo desean asociarse con<br />

otros miembros. No debemos reservar<br />

nuestra bondad y afecto sólo para los<br />

miembros de la Iglesia; debemos ser<br />

sensitivos, sin olvidar los sentimientos<br />

de las personas que tienen distintos<br />

puntos de vista que nosotros. Al<br />

considerar la historia de la Iglesia en<br />

los primeros años de esta<br />

dispensación, los miembros de la<br />

Iglesia deberíamos aborrecer la<br />

indiferencia y la falta de bondad entre<br />

las personas.<br />

Os doy mi testimonio de que Dios<br />

no hace acepción de personas y que<br />

debemos seguir su ejemplo en nuestra<br />

asociación con nuestros semejantes.<br />

Os testifico que Jesucristo es el Hijo<br />

de Dios, el Salvador de toda la<br />

humanidad. El ama a todos los<br />

hombres y espera que todos hagamos<br />

lo mismo. Es mi humilde oración que<br />

así sea, en el nombre de Jesucristo.<br />

Amén. •

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