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LIAHONA 1989-01.pdf - Cumorah.org

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(Mateo 5:43-44.)<br />

La mayoría de nosotros no ha<br />

llegado todavía a ese estado de<br />

compasión, amor y perdón. No es<br />

fácil. Requiere casi más<br />

autodisciplina que la que podemos<br />

tener. Pero si tratamos, llegamos a<br />

darnos cuenta de que hay un bálsamo,<br />

una curación, un poder grandioso y<br />

sanador en Cristo, y que para ser sus<br />

verdaderos siervos no sólo debemos<br />

ejercitar ese poder salvador a favor de<br />

los demás, sino que también debemos<br />

dirigirlo hacia nosotros mismos.<br />

Yo ruego que el poder sanador de<br />

Cristo pueda extenderse por toda la<br />

tierra, difundirse en nuestra sociedad<br />

y llegar a nuestros hogares, para que<br />

cure el corazón de los seres humanos<br />

de la maldad y de los elementos<br />

negativos como la ambición, el odio y<br />

los conflictos. Yo creo que puede<br />

suceder. A fin de que el cordero<br />

pueda echarse con el león, la paz<br />

tendrá que vencer lo.s conflictos y el<br />

poder curativo tendrá que sanar las<br />

heridas.<br />

Jesús de Nazaret sanó a los<br />

enfermos que lo rodeaban. Su poder<br />

regenerador nos asiste en la actualidad<br />

por medio del santo sacerdocio. Sus<br />

enseñanzas divinas, su ejemplo<br />

incomparable, su vida perfecta, su<br />

sacrificio completo traerán curación a<br />

los corazones sufrientes y<br />

reconciliación a los que discutan y<br />

griten, incluso paz a las naciones en<br />

guerra si la buscamos con humildad y<br />

perdón y amor.<br />

Como miembros de la Iglesia de<br />

Jesucristo, tenemos el ministerio de<br />

curar y el deber de vendar las heridas<br />

y calmar el dolor de los que sufren.<br />

Invoco al poder sanador de Cristo<br />

para que auxilie a este mundo lleno de<br />

ambición y contención; a familias<br />

desgraciadas por las discusiones y el<br />

egoísmo; a personas abrumadas por el<br />

pecado, los problemas y la tristeza, y<br />

doy mi testimonio de su eficacia y<br />

maravilla.<br />

Testifico sobre Jesucristo, el origen<br />

de toda curación. El es el Hijo de<br />

Dios, el Redentor del mundo, el Sol<br />

de Justicia, que en sus alas trajo la<br />

salvación. Testifico sobre esto en el<br />

nombre de nuestro Señor, Jesucristo.<br />

Amén. •<br />

LAS BENDICIONES<br />

DIVINAS<br />

por el presidente Howard W. Hunter<br />

Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles<br />

"Quizás no haya promesa más tranquilizadora que aquella<br />

de la ayuda divina y de la guía espiritual en momentos de<br />

necesidad. Es un don que recibimos en abundancia del<br />

cielo."<br />

Podemos obtener esa ayuda sólo con<br />

pedirla, confiar completamente en ella<br />

y ser receptivos a lo que el rey<br />

Benjamín, en el Libro de Mormón,<br />

llamó "el influjo del Espíritu Santo"<br />

(Mosíah3:19).<br />

Quizás no haya promesa más<br />

tranquilizadora que aquella de la<br />

ayuda divina y de la guía espiritual en<br />

momentos de necesidad. Es un don<br />

que recibimos en abundancia del<br />

cielo, un don que necesitamos desde<br />

nuestra más tierna infancia hasta el<br />

último día de nuestra vida.<br />

Permitidme utilizar esta mañana<br />

tres ejemplos de tales experiencias<br />

espirituales, ejemplos que evocan los<br />

inquietos momentos del que es muy<br />

joven, como también la posibilidad de<br />

Todos nos enfrentamos a veces<br />

con la necesidad de recibir<br />

ayuda celestial en alguna<br />

forma especial y urgente; todos<br />

tenemos momentos en que nos<br />

encontramos agobiados por las<br />

circunstancias o confusos por los<br />

consejos que nos dan otras personas y<br />

sentimos una gran necesidad de<br />

recibir guía espiritual, una gran<br />

necesidad de encontrar el camino<br />

correcto y de hacer lo que debemos.<br />

En el prefacio de las Escrituras que el<br />

Señor reveló para esta dispensación,<br />

El nos prometió que si fuéramos<br />

humildes en esos momentos de<br />

necesidad y nos volviéramos a El en<br />

busca de ayuda, podríamos "ser<br />

hechos fuertes y bendecidos de lo<br />

alto, y recibir conocimiento de<br />

cuando en cuando" (D. y C. 1:28).<br />

continuar el progreso espiritual para<br />

aquellos que no son tan jóvenes.<br />

Mi primer ejemplo es el conocido y<br />

preciado relato del joven profeta José<br />

Smith, cuando procuró saber la<br />

voluntad del Señor en momentos de<br />

confusión y preocupación por los que<br />

pasaba. Como todo miembro de la<br />

Iglesia ya lo sabe, en la región<br />

cercana a Palmyra, estado de Nueva<br />

York, se había despertado una<br />

"agitación extraordinaria sobre el<br />

tema de la religión'' durante los años<br />

de la adolescencia de José Smith.<br />

Todo el distrito le parecía afectado<br />

por esa agitación, con "grandes<br />

multitudes", según escribió, que se<br />

unían a las diferentes religiones<br />

causando "no poca agitación y<br />

división entre la gente" durante el<br />

proceso. (Véase José Smith—Historia<br />

5.)<br />

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