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LIAHONA 1989-01.pdf - Cumorah.org

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88<br />

en tierra buena para que germinen y<br />

florezcan.<br />

Durante algún tiempo hemos estado<br />

recomendando a matrimonios<br />

maduros para que sirvan en misiones<br />

regulares. El presidente Kimball y el<br />

presidente Benson han declarado que<br />

la meta de los matrimonios que<br />

físicamente puedan hacerlo, como<br />

también la de algunas hermanas<br />

solteras, es servir en una misión. La<br />

necesidad permanece. En realidad, es<br />

indispensable y cada vez más urgente<br />

para los presidentes de misión el<br />

poder contar con muchos más<br />

matrimonios misioneros.<br />

Mientras los bomberos luchaban<br />

por extinguir los incendios de bosques<br />

que hubo en el oeste de este país,<br />

hace unas semanas, dos abuelas,<br />

Altha Clark, de Texas, y Hazel Stills,<br />

de Florida, encendían innumerables<br />

hogueras espirituales creando un<br />

nuevo "interés en la gente que había<br />

investigado la Iglesia por años, pero<br />

que necesitaba una motivación firme y<br />

amorosa para aceptar el bautismo", y<br />

llegando hasta los miembros menos<br />

activos por medio del cariño y el<br />

interés sinceros.<br />

"Ellas no aceptan las respuestas<br />

negativas", dice el segundo consejero<br />

de la Estaca Altamont Utah, "y saben<br />

enseñar sin ofender a nadie.''<br />

Además, combinan el poder del<br />

Espíritu con el trabajo arduo.<br />

Un vecino del lugar dijo que las<br />

dos hermanas "nos han mantenido tan<br />

ocupados que no tengo tiempo ni de<br />

cosechar la alfalfa. Las. . .<br />

mantenemos siempre ocupadas con<br />

gente a quien enseñar. En nuestra<br />

estaca, son muy pocas charlas que los<br />

misioneros regulares enseñan sin que<br />

los acompañe un misionero de estaca<br />

o una persona encargada del<br />

hermanamiento".<br />

Las dos respetables abuelas viajan<br />

cerca de 150 kilómetros por día, por<br />

los caminos rurales sin pavimentar;<br />

pero el polvo y los baches no las<br />

desaniman.<br />

Un día, mientras visitaban a un<br />

miembro en su casa, estas<br />

maravillosas misioneras le<br />

preguntaron si conocían a alguien a<br />

quien ellas pudieran enseñar el<br />

evangelio.<br />

La hermana contestó, "Mi<br />

esposo".<br />

Dejándose guiar por el Espíritu<br />

para saber cómo acercarse a él con su<br />

mensaje, le enseñaron el evangelio y,<br />

junto con su esposa, tuvieron la<br />

alegría de verlo bautizarse.<br />

Gracias a los esfuerzos de estas dos<br />

abuelas misioneras regulares, en<br />

coordinación con los misioneros de<br />

estaca y siguiendo un plan adecuado<br />

para hermanar nuevos miembros, se<br />

han activado catorce familias que irán<br />

al templo este año. En toda la estaca<br />

se ha efectuado un cambio que ha<br />

tenido influencia en los menos<br />

activos, así como en las personas que<br />

no son miembros de la Iglesia. (Véase<br />

el Church News, 10 de septiembre de<br />

1988, págs. 8, 9 y 12.)<br />

Cuando se enseña a las personas y<br />

luego se les hermana con interés real<br />

y continuo hasta que se integren a la<br />

actividad total en la Iglesia, son<br />

"inscritos sus nombres, a fin de que<br />

se haga memoria de ellos y sean<br />

nutridos por la buena palabra de Dios,<br />

para guardarlos en el camino recto"<br />

(véase Moroni 6:4). Al trabajar<br />

unidos los misioneros de estaca y los<br />

misioneros regulares, pueden<br />

mantener activos a los nuevos<br />

conversos mientras están en el<br />

proceso de adquirir un mayor<br />

conocimiento del evangelio y el<br />

testimonio que les hace falta; también<br />

pueden traer a los menos activos a<br />

una actividad completa.<br />

Para hacer hincapié en la necesidad<br />

que hay de hombres y mujeres<br />

maduros en la obra del Señor, el<br />

presidente Benson relata la<br />

experiencia de sus dos hermanas<br />

viudas. Una era madre de diez hijos y<br />

la otra de ocho. Luego que mandaron<br />

a sus hijos a la misión, hablaron con<br />

sus respectivos obispos para salir ellas<br />

mismas en una misión. El presidente<br />

Benson dice que recuerda muy bien el<br />

día en que lo llamaron, diciendo:<br />

"Adivina qué pasa. . . Hemos<br />

recibido nuestros llamamientos a la<br />

misión". El Presidente les preguntó:<br />

"¿Qué llamamientos a la misión?" A<br />

lo que le contestaron: "Las dos<br />

vamos a tu antigua misión en<br />

Inglaterra". (Véase "Nuestra<br />

responsabilidad de llevar el evangelio<br />

a todo el mundo", Liahona, julio de<br />

1984, págs. 80-81.)

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