REFLEXIONES
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ITAKA - ESCOLAPIOS www.marianistas.org REFLEXIÓN<br />
94. NO SABÍA QUE LAS MUJERES<br />
NEGRAS LLORABAN<br />
sino por ningún dios;<br />
y eso no había ocurrido nunca:<br />
que los hombres a la vez negasen<br />
a los dioses,<br />
profesando primero la Razón,<br />
y luego el Dinero, y el Poder,<br />
y lo que llaman Vida,<br />
o Raza, o Dialéctica.<br />
No sabía yo que las mujeres negras lloraban.<br />
No sabía yo que las madres,<br />
esposas, novias, amigas,<br />
por el solo hecho de ser negras,<br />
podrían jamás llorar.<br />
No sabía yo esto.<br />
Y hoy he visto que los blancos,<br />
además de ser blancos, somos ignorantes:<br />
97. EL PADRE<br />
T. S. Elliot<br />
que la piel es un síntoma de la gran distancia<br />
que hay entre los bestiales empellones<br />
de un blanco<br />
y el estoico aguante de un negro.<br />
La piel debiera ser como la uva:<br />
diferentes muchas veces por fuera,<br />
pero uva siempre por dentro.<br />
Así los negros y los blancos.<br />
¿Por qué tanta facilidad<br />
para marginarlos, para machacarlos,<br />
con decreto o sin él, con juicio o sin él?<br />
Cuando Dios decidió crear al padre, empezó<br />
con una estructura más bien alta y robusta.<br />
Entonces un ángel que estaba allí cerca le preguntó:<br />
“Pero ¿qué clase de padre es éste? Si a<br />
los niños los vas a hacer pequeños como tapones<br />
de botella, ¿dónde vas con un padre tan<br />
alto? No podrá jugar a las canicas sin ponerse<br />
de rodillas, recoger el embozo de las sábanas<br />
de su pequeño sin agacharse y casi ni besarlo<br />
sin romperse el espinazo”.<br />
No se condena a muerte a un negro,<br />
se condena a un hombre.<br />
Y por esto, sólo por esto,<br />
las madres, esposas,<br />
A Dios le entraron ganas de reír y contestó:<br />
“Llevas razón, pero si lo hago pequeño como un<br />
niño, los niños no tendrán a nadie a quien levantar<br />
la vista”.<br />
novias o amigas, negras, claro,<br />
Luego, cuando Dios modeló las manos del pa-<br />
lloran y lloran lo irremediable,<br />
dre, Dios las hizo grandes y musculosas. El<br />
que no es el color de su piel,<br />
ángel sacudió la cabeza y dijo: “Pero... unas<br />
ni mucho menos,<br />
manos tan grandes ¿cómo van a abrir y cerrar<br />
sino el color de la risa de ciertos hombrecillos<br />
un imperdible, abotonar pequeños botones y, ni<br />
de piel pigmentada en claro.<br />
siquiera, atar las trenzas o quitar una espinilla<br />
95. NO TENGAS MIEDO<br />
No tengas miedo de estar solo,<br />
de mirarte interiormente<br />
y de encontrarte en tu silencio.<br />
del dedo?”<br />
Dios sonrió y dijo: “De acuerdo, pero son lo<br />
suficientemente grandes para coger todo lo que<br />
cabe en el bolsillo de un niño y lo suficientemente<br />
pequeñas como para poder acoger en la<br />
Ten miedo, eso sí, de ser un solitario<br />
palma su carita”<br />
aislado de tus hermanos, desconfiado,<br />
sin amigos, y sin comunicación.<br />
Dios estaba creando los dos pies más enormes<br />
que jamás se hubieran visto, cuando el ángel<br />
Nunca temas decir la verdad,<br />
expresar con claridad lo que sientes<br />
y afirmar aquello que has visto o has oído.<br />
Teme, más bien, engañarte a ti mismo,<br />
autoconvencerte de la mentira<br />
o colocar máscaras sobre tu rostro.<br />
No temas hablar con dificultad.<br />
Ten miedo de no escuchar al que habla.<br />
No tengas miedo de ser valiente y audaz.<br />
Teme herir por tu silencio o por tu orgullo.<br />
Coloca todas tus cualidades<br />
en posibilidades de crecer y desplegarse.<br />
Sé tú mismo en donde estés,<br />
aceptando a los otros como son.<br />
Vive con intensidad y dinamismo.<br />
¡Rompe tus cadenas y levántate!<br />
Y la vida será para ti un canto.<br />
Y cada día será una fiesta.<br />
saltó: “Es una injusticia. Pero ¿es que Tú crees<br />
que esas dos grandes barcazas van a lograr<br />
saltar de la cama por la mañana temprano<br />
cuando llora el bebé? ¿O a pasar entre una<br />
bandada de niños mientras juegan en la arena<br />
sin aplastar por lo menos a un par de ellos?<br />
De nuevo a Dios se le escapó una sonrisa y<br />
respondió: “Tranquilo. Verás cómo funcionan.<br />
Servirán para sostener en vilo a un niño que<br />
quiere jugar al caballito o para ahuyentar los<br />
ratones en la casa del pueblo o incluso para<br />
calzar las botas que no servirán a los demás”.<br />
Dios se quedó trabajando toda la noche, dándole<br />
al padre pocas palabras pero una voz grave y<br />
con autoridad, ojos bien abiertos capaces de<br />
verlo todo y a la vez serenos y comprensivos...<br />
Al final se quedó un poco pensativo y le añadió<br />
un pequeño detalle: las lágrimas. Luego se giró<br />
hacia el ángel y comentó: “Los hombres también<br />
Miguel Ortega Riquelme. “A ti te digo”, p. 7-8 lloran... Y ahora, ¿te convences de que un pa-<br />
96. OTROS DIOSES<br />
Los hombres han dejado a Dios<br />
no por otros dioses, dicen,<br />
dre es capaz de amar tanto como una madre?”<br />
Erma Bombeck<br />
Textos para orar y reflexionar 28