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REFLEXIONES

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ITAKA - ESCOLAPIOS www.marianistas.org REFLEXIÓN<br />

Hasta que te das cuenta que estos obstáculos<br />

son "la vida". Esta perspectiva te ayuda a ver<br />

que no hay un camino a la felicidad LA FELICI-<br />

DAD ES EL CAMINO. Así que atesora cada<br />

momento y atesóralo más cuando lo compartas<br />

con alguien especial, lo suficientemente especial<br />

para compartir tu tiempo. Y recuerda que la vida<br />

está hecha de este tiempo, y que el tiempo no<br />

espera a nadie....<br />

Así que deja de esperar hasta que termines la<br />

escuela, hasta que vuelvas a la escuela, hasta<br />

que bajes diez kilos, hasta que tengas hijos,<br />

hasta que tus hijos se vayan de casa, hasta que<br />

te cases, hasta que te divorcies, hasta el viernes<br />

por la noche, hasta el domingo por la mañana,<br />

hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno...o<br />

hasta que mueras para decidir que no<br />

hay mejor momento que este para ser feliz...LA<br />

FELICIDAD ES UN TRAYECTO, NO UN DES-<br />

TINO. Por todo esto:<br />

Trabaja como si no necesitaras dinero.<br />

Ama como si nunca te hubieran herido.<br />

Y baila como si nadie te estuviera viendo.<br />

294. DÓNDE ESTÁN LAS MANOS<br />

DE DIOS<br />

Cuando observo el campo sin arar, cuando los<br />

aperos de labranza están olvidados, cuando la<br />

tierra está quebrada y abandonada me pregunto:<br />

¿dónde estarán las manos de Dios?<br />

Cuando observo la injusticia, la corrupción, el<br />

que explota al débil; cuando veo al prepotente<br />

pedante enriquecerse del ignorante y del pobre,<br />

del obrero y del campesino carentes de recursos<br />

para defender sus derechos, me pregunto:<br />

¿dónde estarán las manos de Dios?<br />

Cuando contemplo a esa anciana olvidada,<br />

cuando su mirada es nostalgia y balbucea todavía<br />

algunas palabras de amor por el hijo que la<br />

abandonó, me pregunto: ¿dónde estarán las<br />

manos de Dios?<br />

Cuando veo al moribundo en su agonía llena de<br />

dolor; cuando observo a su pareja y a sus hijos<br />

deseando no verle sufrir; cuando el sufrimiento<br />

es intolerable y su lecho se convierte en un grito<br />

de súplica de paz, me pregunto: ¿dónde estarán<br />

las manos de Dios?<br />

Cuando miro a ese joven antes fuerte y decidido,<br />

ahora embrutecido por la droga y el alcohol,<br />

cuando veo titubeante lo que antes era una<br />

inteligencia brillante y ahora harapos sin rumbo<br />

ni destino me pregunto: ¿dónde estarán las<br />

manos de Dios?<br />

Cuando a esa chiquilla que debería soñar en<br />

fantasías, la veo arrastrar su existencia y en su<br />

rostro se refleja ya el hastío de vivir, y buscando<br />

sobrevivir se pinta la boca y se ciñe el vestido y<br />

sale a vender su cuerpo, me pregunto: ¿dónde<br />

estarán las manos de Dios?<br />

Cuando aquel pequeño a las tres de la madrugada<br />

me ofrece su periódico, su miserable cajita<br />

de dulces sin vender, cuando lo veo dormir en la<br />

puerta de un zaguán titiritando de frío, con unos<br />

cuantos periódicos que cubren su frágil cuerpecito,<br />

cuando su mirada me reclama una caricia,<br />

cuando lo veo sin esperanzas vagar con la única<br />

compañía de un perro callejero, me pregunto:<br />

¿dónde estarán las manos de Dios?<br />

Y me enfrento a Él y le pregunto: ¿dónde están<br />

tus manos Señor? para luchar por la justicia,<br />

para dar una caricia, un consuelo al abandonado,<br />

rescatar a la juventud de las drogas, dar<br />

amor y ternura a los olvidados. Después de un<br />

largo silencio escuché su voz que me reclamó,<br />

"no te das cuenta de que tú eres mis manos,<br />

atrévete a usarlas para lo que fueron hechas,<br />

para dar amor y alcanzar estrellas".<br />

Y comprendí que las manos de Dios somos "TÚ<br />

y YO", los que tenemos la voluntad, el conocimiento<br />

y el coraje para luchar por un mundo<br />

más humano y justo, aquellos cuyos ideales<br />

sean tan altos que no puedan dejar de acudir a<br />

la llamada del destino, aquellos que desafiando<br />

el dolor, la crítica y la blasfemia se reten a si<br />

mismos para ser las manos de Dios.<br />

295. EL PESO DEL AMOR<br />

En el momento de la muerte, no se nos juzgará<br />

por la cantidad de trabajo que hayamos hecho,<br />

Sino por el peso del amor<br />

que hayamos puesto en nuestro trabajo.<br />

Este amor debe resultar<br />

del sacrificio de sí mismos<br />

Y ha de sentirse hasta que duela.<br />

Madre Teresa de Calcuta<br />

296. EL REGALO QUE YO QUIERO<br />

Yo no deseo un regalo<br />

que se compre con dinero.<br />

No he de pedir a los Reyes<br />

caballitos, ni muñecos,<br />

ni motos, ni ordenadores,<br />

ni sofisticados juegos.<br />

Yo sólo quiero un regalo<br />

como los que hay en el cielo:<br />

colores del arco iris,<br />

y la copia de un lucero,<br />

unos capullos de nieve,<br />

y el retumbar de los truenos,<br />

una nube juguetona<br />

con la brisa y con el viento,<br />

una lluvia de agua fresca<br />

y espectáculos de fuego.<br />

Pido dones de alegría<br />

y la canción de un jilguero,<br />

y la flor de la esperanza,<br />

y una fe que venza el miedo;<br />

pido un corazón muy grande,<br />

para amar al mundo entero.<br />

Yo pido a los Reyes Magos<br />

las cosas que hay en el cielo:<br />

un vestido de ternura,<br />

una cascada de besos,<br />

Textos para orar y reflexionar 90

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