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REFLEXIONES

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ITAKA - ESCOLAPIOS www.marianistas.org REFLEXIÓN<br />

Palpitamos colectivos.<br />

Corazón, corazón,<br />

dulce sol interior,<br />

me iluminas, me envuelves:<br />

soy más de lo que soy.<br />

Cada vez que un combatiente se desangra,<br />

con su sangre derramada yo hago versos,<br />

canto y muero en él creciendo;<br />

digo quién soy, quiénes somos,<br />

quién en nosotros invicto<br />

testimonia lo perpetuo,<br />

sopla espíritu en el fuego.<br />

Yo resucito en los muertos<br />

si los siento, en camarada,<br />

y ellos en mí, yo con ellos<br />

permanezco y canto. ¡Canta!<br />

Allá lejos, ¿quién me espera?<br />

Aquí al lado,<br />

¿quién me pide simplemente una mirada<br />

tan terrible, tan difícil<br />

como dar la cara diciendo<br />

que - perdón - no pasa nada?<br />

Mas le miro<br />

y en los ojos devorantes hay mañana.<br />

Nos alzamos uno en otro.<br />

Somos quienes somos:<br />

varones tan seguros de sí mismos<br />

que renuncian a su nombre.<br />

Cada vez que siento en vivo mi corazón,<br />

me pregunto quién me exige más conciencia,<br />

me pregunto quién me llama<br />

o, con alarma, qué pasa.<br />

Mas no pasa siempre, queda,<br />

y es la unidad que en mí canta.<br />

¿Quién se atreve a condenarnos?<br />

Somos millones, millones.<br />

Somos la luz que se extiende.<br />

¡Miradnos! Somos el hombre.<br />

143. TODOS SOMOS SOBERANOS<br />

Un delito como el de Hirosima ha requerido un<br />

millar de corresponsables directos: políticos,<br />

científicos, técnicos, obreros, aviadores.<br />

Cada uno de ellos ha acallado su propia conciencia<br />

fingiéndose que esa cifra actuaba como<br />

un divisor de su propia responsabilidad. Un<br />

remordimiento reducido a milésimas no quita el<br />

sueño al hombre de hoy.<br />

Y así hemos llegado al absurdo de que el hombre<br />

de las cavernas que daba un garrotazo<br />

sabía que hacía mal y se arrepentía. El aviador<br />

de la era atómica llena el depósito del aparato<br />

que poco después desintegrará a doscientos mil<br />

japoneses y no se arrepiente. Si damos la razón<br />

a los teóricos de la obediencia y a ciertos tribunales<br />

alemanes, sólo Hitler debe responder del<br />

asesinato de seis millones de judíos. Pero Hitler<br />

era irresponsable porque estaba loco. Por lo<br />

tanto, aquel delito no ocurrió nunca porque no<br />

tiene autor.<br />

Sólo hay un modo de salir de este macabro<br />

juego de palabras. Tener el valor de decir a los<br />

jóvenes que todos somos soberanos, que para<br />

ellos la obediencia ya no es una virtud, sino la<br />

más sutil de las tentaciones, que no crean poderse<br />

escudar ni ante los hombres ni ante Dios,<br />

que deben sentirse cada uno el único responsable<br />

de todo.<br />

De ese modo la humanidad podrá decir que en<br />

este siglo ha tenido un progreso moral paralelo y<br />

proporcional a su progreso técnico.<br />

Lorenzo Milani: “Carta a los jueces”.<br />

144. TÚ<br />

Tú.<br />

¿Quién eres?<br />

Sí, tú, ¿quién eres?<br />

Espera; piensa antes de responder.<br />

No me digas tu nombre ni apellidos.<br />

Solamente “quien eres”.<br />

Dime qué y a quiénes amas.<br />

No lo pienses mucho tiempo.<br />

Dime francamente lo primero<br />

que te venga a la cabeza.<br />

Dime tus sueños e inquietudes.<br />

Al desnudo, lo que esperas de la vida.<br />

Deja de extrañarte,<br />

y no pienses tantas cosas.<br />

Habla, empieza a hablar.<br />

Y verás, las palabras no se harán de rogar.<br />

Más que tu oficio o categoría,<br />

dime tus recuerdos de niño.<br />

No digas tu edad, sino la que crees tener,<br />

porque esa es la que tienes.<br />

No. No me digas el nombre de una nación,<br />

a la que no perteneces.<br />

Háblame de aquella<br />

a la que quisieras pertenecer.<br />

No me hables como a una máquina.<br />

Y tendrás un amigo.<br />

145. ÚNICOS E IRREPETIBLES<br />

Un maestro estaba explicando en clase los<br />

inventos modernos: “¿Quién de vosotros puede<br />

mencionar algo importante que no existiera hace<br />

cincuenta años?”.<br />

Un avispado rapaz que se encontraba en la<br />

primera fila levantó rápidamente la mano y dijo:<br />

“Yo”.<br />

Efectivamente, él era el mejor y más importante<br />

invento.<br />

Raúl Berza, “Parábolas para una nueva evangelización”,<br />

p. 105<br />

146. UNO NO ESCOGE<br />

Uno no escoge el país donde nace;<br />

pero ama el país donde ha nacido.<br />

Uno no escoge el tiempo para venir al mundo;<br />

pero debe dejar huella de su tiempo.<br />

Nadie puede evadir su responsabilidad.<br />

Nadie puede taparse los ojos, los oídos,<br />

enmudecer y cortarse las manos.<br />

Textos para orar y reflexionar 41

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