REFLEXIONES
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ITAKA - ESCOLAPIOS www.marianistas.org REFLEXIÓN<br />
130. SIGNOS DEL ESPÍRITU<br />
“¿Cómo sabremos de Dios? Esta generación<br />
adúltera pide signos y sólo hay uno: aquellos<br />
que se han dado totalmente. Jóvenes que tocan<br />
sus guitarras en los sótanos porque no tienen<br />
acceso a los grandes teatros. Hombres de carrera,<br />
cargados de privilegios, que abandonan el<br />
alto nivel social en que vivían para enterrarse en<br />
la clase desheredada con los más pobres.<br />
Hombres pobres, emigrados, que ayudan a sus<br />
compañeros de miseria y les dan lo poco que<br />
les queda, sin intereses, sin papeleos, sin esperar<br />
devolución. Hombres que rehusan ascender<br />
en la fábrica para no oprimir ni envilecerse,<br />
renunciando a un sueldo que necesitan. Jóvenes<br />
cansados de la larga jornada de trabajo que<br />
estudian de diez a doce de la noche. Mujeres<br />
que se casan con locos idealistas seguras de<br />
que se unen a un calvario de por vida. Hombres<br />
que se quedan continuamente sin trabajo para<br />
no transigir ante la injusticia. Mujeres que animan<br />
a los maridos a la solidaridad y se alquilan<br />
de fregonas para resucitar un sueldo condenado<br />
a muerte. Y los que duermen veinte años de<br />
prisión... Esta generación adúltera pide signos...<br />
La vida sepultada es el signo”.<br />
Luis Mª Xirinacs<br />
131. SIGUE EL CAMINO<br />
Sigue el camino, tortuoso o recto,<br />
que Dios te ha señalado.<br />
Pase lo que pase, no lo abandones,<br />
porque es el tuyo.<br />
Lánzate audaz y alegremente,<br />
y cuando tropieces con la única aventura,<br />
el don total de Dios,<br />
acéptala.<br />
Sólo Dios cuenta.<br />
Sólo su luz y su amor<br />
pueden colmar nuestro pobre corazón,<br />
demasiado grande<br />
para el mundo que lo rodea.<br />
Guy de Larigaudie<br />
132. ¿SIN DIOS...?<br />
A veces, el mundo parece vacío, sin Dios.<br />
Hay injusticias y Dios calla.<br />
Ha dejado el mundo tan en nuestras manos,<br />
que tenemos la posibilidad de destruirlo;<br />
y aun de crucificar a Dios.<br />
A lo más, imaginamos un Dios lejano,<br />
más allá de las nubes, como una galaxia.<br />
Por esto, en la soledad,<br />
nos tienta tanto el tibio contacto humano...<br />
Señor del misterio,<br />
danos sentir tu presencia<br />
en el corazón de la vida;<br />
queremos hallarte<br />
en lo profundo de lo cotidiano.<br />
Estás tan cerca que es un error<br />
salir en tu búsqueda, lejos.<br />
Estás presente entre nosotros, en cada uno;<br />
te revelas en todo esto que fascina o hiere.<br />
Tú estás presente en nuestra intimidad<br />
hecha diálogo, cuando se enciende<br />
el iris del amor interpersonal.<br />
Sabemos que el pecado es sólo<br />
una adoración atajada a mitad de camino.<br />
Ven, Señor Jesús.<br />
Pero, en realidad, ya has venido,<br />
ya estás viniendo.<br />
Ya ha empezado la eternidad.<br />
Ahora sólo nos falta ver.<br />
Entre tanto, con los ojos bien abiertos,<br />
te buscaremos en todos los rostros humanos.<br />
Sabemos que te estás revelando siempre,<br />
en cada sonrisa, en cada problema.<br />
Ábrenos, Señor, el oído,<br />
como una antena expectante<br />
para escuchar tu latido,<br />
repetido en cada ser humano.<br />
Que no te busquemos<br />
solamente en el templo,<br />
sino en la comunión de la acera.<br />
Que no te miremos solamente en el crucifijo,<br />
sino en la crucifixión del suburbio y del penal.<br />
Presente en nuestros hermanos,<br />
sobre todo en los más pobres y oprimidos,<br />
que sepamos encontrarte a Ti, Señor.<br />
Luis Espinal. “Oraciones a quemarropa”, p. 50<br />
133. SIN DIOS<br />
A los que no tienen Dios, para que puedan encontrarle.<br />
Nosotros tenemos las heridas,<br />
pero ellos nos dan la medicina.<br />
Nosotros tenemos hambre,<br />
pero ellos nos han robado el pan.<br />
Aquí nosotros sufrimos,<br />
allí ellos se alegran.<br />
Aquí nosotros lloramos,<br />
allí ellos se ríen.<br />
quí nosotros morimos,<br />
allí ellos se regocijan.<br />
Nosotros somos pobres,<br />
ellos son ricos;<br />
nosotros desposeídos,<br />
ellos propietarios;<br />
esclavos,<br />
señores.<br />
Pero nosotros tenemos más:<br />
tenemos luz,<br />
tenemos agua,<br />
tenemos vida.<br />
Vida, agua y luz<br />
son realidades eternas.<br />
No se arruinan<br />
con la quiebra del dólar.<br />
Nosotros tenemos a Dios.<br />
Humberto Lizardi, chileno asesinado en 1973)<br />
134. LA SINCERIDAD<br />
La sinceridad sólo comienza<br />
cuando se entiende<br />
el misterio de la flaqueza humana.<br />
Cuando se sabe<br />
que la misericordia divina<br />
tiene motivo para querernos<br />
Textos para orar y reflexionar 38