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REFLEXIONES

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ITAKA - ESCOLAPIOS www.marianistas.org REFLEXIÓN<br />

una pequeña parte,<br />

una chispa de ese amor.<br />

Organizad la epidemia del bien,<br />

y que todo el mundo se contagie.<br />

Fuertes son quienes creen<br />

y quieren construir:<br />

construid la felicidad de los demás<br />

y el mañana tendrá vuestro rostro.<br />

¿Buscáis un objetivo para vuestra vida?<br />

El mundo está deshumanizándose:<br />

sed hombres.<br />

Raoul Follereau<br />

25. BUSCAR EL ROSTRO DE DIOS<br />

Escucha, hombre de la calle, hombre corriente,<br />

de todos los días que andas en un activismo<br />

desenfrenado, dispersado en quehaceres más o<br />

menos importantes, envuelto en la dureza de las<br />

rutinas de tus trabajos, sumido en no sé cuantas<br />

tareas apostólicas.<br />

Escucha, tú, que estás nervioso y ansioso, agobiado<br />

por tu sueldo, por tu casa, por la miles de<br />

noticias que te llegan, por la fiebre del consumo,<br />

por las muchas cosas que tienes que hacer, por<br />

lo mucho que hay que cambiar.<br />

Escucha, tú, hombre de prisas, de rutinas y<br />

evasiones, que atropellas la vida y la vida te<br />

atropella; que no puedes entrar en tu casa,<br />

porque no te deja el periódico, la radio, la televisión...;<br />

que vives quizá en la corteza de tu piel;<br />

que no te permites parar tu pensamiento. ¡Párate,<br />

sosiégate! Deja un momento tus ocupaciones<br />

habituales; entra un instante en ti mismo, lejos<br />

del tumulto de tus pensamientos. Arroja fuera de<br />

tu tus preocupaciones agobiantes; aparta de ti<br />

tus inquietudes trabajosas. Dedícate algún rato<br />

a Dios y descansa siquiera un momento en su<br />

presencia. Entra en el aposento de tu alma:<br />

excluye todo, excepto Dios y lo que pueda ayudarte<br />

a buscarle.<br />

Necesitas pasar de la dispersión de tus quehaceres,<br />

de la exteriorización en cosas y posesiones<br />

a la concentración y al recogimiento. El<br />

encuentro con Dios sólo tiene lugar con tu casa<br />

sosegada. Para orar necesitas descubrir el<br />

hombre interior en el que habita la verdad.<br />

Supera la tendencia al olvido y al divertimento y<br />

a ese medio de olvido hoy más eficaz que el<br />

divertimento: el propio trabajo; esa tendencia es<br />

el peor mal porque te impide formar conciencia<br />

de tu situación de mal y así te hace imposible<br />

ponerte en camino de superarla. Supera también<br />

la tendencia a identificar el ser con el tener<br />

y sal de la fiebre del consumo; porque con esa<br />

tendencia te entregas a las cosas, te dejas acaparar<br />

por ellas y haces imposible una relación<br />

como la fe, como la oración, que es lo contrario<br />

de la posesión, porque es salida de sí, desinterés<br />

y entrega. Y así, tu casa sosegada, cerradas<br />

todas las puertas, ve en pos de Dios. Di, pues,<br />

alma mía, di a Dios: “Busco tu rostro; Señor,<br />

anhelo ver tu rostro”.<br />

Ahora empiezas a hallar tu ser más auténtico;<br />

superada la tentación de huida, te decides a<br />

encontrarte contigo mismo, a conocerte en hondura,<br />

a realizarte en libertad y en la disponibilidad<br />

de ti mismo.<br />

Superadas así la superficialidad estrecha y<br />

recobras la anchura de la profundidad y de tu<br />

verdad; llegas al centro de tu alma, que es Dios,<br />

a quien buscas y anhelas sin saberlo.<br />

Ahora sí, ahora puedes decir, ahora puedes<br />

orar: Y ahora, Señor, mi Dios, enseña a mi corazón<br />

dónde y cómo buscarte, dónde y cómo<br />

encontrarte. Señor, si estás aquí, ¿dónde te<br />

buscaré, estando ausente? Si estás por doquier,<br />

¿cómo no descubro tu presencia? Cierto es que<br />

habitas en una claridad inaccesible. Pero ¿dónde<br />

se halla esa inaccesible claridad? ¿Cómo me<br />

acercaré a ella? ¿Quién me conducirá hasta allí<br />

para verte en ella? Y luego, ¿con qué señales,<br />

bajo qué rasgo te buscaré? Nunca jamás te vi,<br />

Señor, Dios mío; no conozco tu rostro.<br />

Míranos, Señor; escúchanos, ilumínanos, muéstrate<br />

a nosotros. Manifiéstanos de nuevo tu<br />

presencia para que todo nos vaya bien. Ten<br />

piedad de nuestros trabajos y esfuerzos por<br />

llegar a Ti; porque sin Tinada podemos. Enséñame<br />

a buscarte y muéstrate a quien te busca;<br />

porque no puedo ir en tu busca a menos que Tú<br />

me enseñes, y no puedo encontrarte si Tú no te<br />

manifiestas. Deseando te buscaré, buscando te<br />

desearé, amando te hallaré y hallándote te amaré.<br />

Prologion de San Anselmo<br />

26. BUSQUÉ...<br />

Busqué a Dios y no lo encontré.<br />

Me busqué a mí mismo<br />

y tampoco me encontré.<br />

Busqué al prójimo y encontré a los tres.<br />

27. CAÍN SOY YO<br />

Cuando 800 millones de seres disponen, para<br />

todo un año, unos ingresos inferiores a los que<br />

disfruta el último de los obreros durante un mes<br />

y me digo que no puedo hacer nada, entonces<br />

Caín soy yo.<br />

Cuando te enteras que de, si todos los hambrientos,<br />

desventurados y abandonados, pudieran<br />

desfilar alrededor del mundo, su cortejo<br />

daría veinte veces la vuelta a la tierra, y no quedas<br />

espantado, entonces Caín eres tú.<br />

Cuando yo sé (es la Organización Mundial de la<br />

Salud quien me informa) que 550 millones de<br />

hombres podrían salvarse del paludismo con<br />

160 millones de francos y que no hay manera de<br />

obtener esa suma, si sólo representa el 0,75%<br />

del presupuesto militar de Francia y el 0,033%<br />

del de los Estados Unidos, y no apelo a la conciencia<br />

universal, Caín soy yo.<br />

Raoul Follereau.<br />

Textos para orar y reflexionar 8

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