14.05.2013 Views

La sociedad vallisoletana en los albores del siglo XX ...

La sociedad vallisoletana en los albores del siglo XX ...

La sociedad vallisoletana en los albores del siglo XX ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

61<br />

Respecto a la adopción, el cotejo de las respuestas de <strong>los</strong> distintos corresponsales no<br />

aclara gran cosa. En algunos casos se afirma que no se conoce forma alguna de proceder a la<br />

adopción; o que se adopta “de hecho”, sin dar cobertura legal <strong>en</strong> forma de reconocimi<strong>en</strong>to a dicha<br />

opción. Se reconoce, por otra parte, que es frecu<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre <strong>los</strong> matrimonios sin hijos de cierta<br />

edad tomar a su cargo niños de la Casa de Expósitos o <strong>del</strong> Hospicio provincial. Caeríamos <strong>en</strong> un<br />

error si p<strong>en</strong>sásemos <strong>en</strong> la familia concebida exclusivam<strong>en</strong>te como el conjunto de personas ligados<br />

por lazos filiales directos. Hasta cierto punto, la car<strong>en</strong>cia de instituciones b<strong>en</strong>éficas y de provisión<br />

social públicas convierte a la familia <strong>en</strong> un indisp<strong>en</strong>sable bastión de la autodef<strong>en</strong>sa de <strong>los</strong> individuos<br />

fr<strong>en</strong>te a las desgracias <strong>del</strong> destino. Y, por tanto, la necesidad de t<strong>en</strong>er cierta continuidad como unidad<br />

productiva cuando las fuerzas <strong>del</strong> cabeza de familia flaque<strong>en</strong> por <strong>en</strong>fermedad, vejez u óbito, torna<br />

casi imprescindible la exist<strong>en</strong>cia de un hijo varón. Es preciso t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que incluso la mano<br />

de obra infantil es necesaria a las economías familiares m<strong>en</strong>os favorecidas: desde <strong>los</strong> diez años es<br />

frecu<strong>en</strong>te que particip<strong>en</strong> <strong>en</strong> las tareas “de temporada”, y desde <strong>los</strong> 14 se considera terminada su<br />

etapa escolar y por tanto pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te integrados a la difícil tarea cotidiana de la superviv<strong>en</strong>cia.<br />

Aunque <strong>en</strong> Castilla no existe la institución <strong>del</strong> levirato (muerto el hermano mayor, si uno de <strong>los</strong><br />

restantes varones es soltero, se casa con su cuñada), <strong>en</strong> cambio sí está bastante ext<strong>en</strong>dida la<br />

costumbre de hacerse cargo de <strong>los</strong> huérfanos familiares de primer grado: aunque, advirtámoslo,<br />

<strong>en</strong> este caso no t<strong>en</strong>drán g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te la consideración de un hijo más <strong>del</strong> matrimonio, si no<br />

vivirán g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> una situación peculiar, desplazados respecto a <strong>los</strong> hijos biológicos.<br />

<strong>La</strong>s reacciones que despierta el adulterio abarcan de la crítica a la indifer<strong>en</strong>cia e incluso<br />

cierta indulg<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> determinados casos. En algunos casos se reconoce que el adulterio es<br />

incluso frecu<strong>en</strong>te 212 . Pero <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, sobre todo <strong>en</strong> casos de adulterio comprobado, las burlas y<br />

canciones alusivas llegan a ser despiadadas, <strong>en</strong> especial <strong>en</strong> el caso de mujeres adúlteras.<br />

Se considera que el marido debe haberse iniciado sexualm<strong>en</strong>te antes de que la mujer, que<br />

<strong>en</strong> todo ha de estar de su mano. Por eso, por ejemplo, son frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te objeto de impías burlas <strong>los</strong><br />

matrimonios <strong>en</strong>tre soltero y viuda, incluso indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de la edad. Hasta tal punto es así que<br />

<strong>en</strong>tre la g<strong>en</strong>te <strong>del</strong> pueblo se halla bastante ext<strong>en</strong>dida la cre<strong>en</strong>cia de que la mujer pierde el derecho de<br />

volver al domicilio conyugal cuando pasa una noche fuera de él contra la voluntad de su marido 213 .<br />

En Morales de Campos, por ejemplo, se señala la costumbre de poner bajo la v<strong>en</strong>tana de<br />

la adúltera (siempre más sancionada que el varón <strong>en</strong> iguales circunstancias) dos cuernos de buey,<br />

que, vistos por <strong>los</strong> transeúntes más madrugadores, son señal para que éstos prorrumpan <strong>en</strong><br />

silbidos y otras manifestaciones estru<strong>en</strong>dosas:<br />

“ Cuando <strong>los</strong> vecinos están seguros <strong>del</strong> hecho, es frecu<strong>en</strong>te que se cant<strong>en</strong> canciones alusivas a <strong>los</strong> adúlteros. No falta alguno que por la<br />

noche coloque <strong>en</strong> la v<strong>en</strong>tana de la adúltera un par de astas de buey [,] las cuales si las v<strong>en</strong> <strong>los</strong> más madrugadores al pasar por allí dan ocasión a que<br />

prorrumpan <strong>en</strong> silbidos y otras manifestaciones tumultuosas. ” 214<br />

concebida con una compon<strong>en</strong>da económica fundam<strong>en</strong>tal que es, y por tanto respetado. Tal vez lo dicho nos acerque a<br />

una compr<strong>en</strong>sión de <strong>los</strong> que supone el matrimonio <strong>en</strong> una <strong>sociedad</strong> tradicional.<br />

212 En Arévalo se indica: “Es algo frecu<strong>en</strong>te, pudi<strong>en</strong>do decirse que <strong>en</strong> la clase acomodada el adúltero es el hombre, y<br />

<strong>en</strong> la popular la mujer.” Matrimonio. Ficha nº 140.<br />

213 En M<strong>en</strong>orca, <strong>en</strong> el otro extremo, el varón amancebado "no padece descrédito alguno <strong>en</strong> su honor ante la<br />

consideración social. Años atrás ni aun si<strong>en</strong>do casado lo padecía, con tal que su riqueza le consintiese mant<strong>en</strong>er las<br />

dos familias." Pere Ballester, p. 58. Prosigue: "<strong>La</strong> mujer amancebada, por más que viva honestam<strong>en</strong>te, no merece la<br />

misma consideración social que la legítima." Al respecto, véase como complem<strong>en</strong>taria la obra de Julián Pitt-Rivers<br />

Antropología <strong>del</strong> honor, o política de <strong>los</strong> sexos. Barcelona, Crítica, 1979.<br />

214Matrimonio. Ficha nº 260.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!