14.05.2013 Views

La sociedad vallisoletana en los albores del siglo XX ...

La sociedad vallisoletana en los albores del siglo XX ...

La sociedad vallisoletana en los albores del siglo XX ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

78<br />

grupal, <strong>en</strong> una <strong>sociedad</strong> que cuida las formas, que no prescinde <strong>del</strong> conjunto de la misma (una<br />

repres<strong>en</strong>tación de la cual está pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el rito <strong>del</strong> velatorio) ni siquiera ante sucesos tan dolorosos.<br />

Lo que a nuestra <strong>sociedad</strong> actual podría escandalizar (la pres<strong>en</strong>cia de personas sin gran vínculo con<br />

el finado, y cuya principal ocupación es el participar <strong>en</strong> una g<strong>en</strong>erosa comida, e incluso <strong>en</strong> tono<br />

festivo) resultaba normal <strong>en</strong> su mom<strong>en</strong>to: es el precio que la familia paga por verse acompañada <strong>en</strong><br />

esta dramática circunstancia, de s<strong>en</strong>tirse siquiera ritualm<strong>en</strong>te acompañada. El <strong>en</strong>tierro sirve, por<br />

tanto, para permitir un acercami<strong>en</strong>to <strong>en</strong>tre familiares y amigos que, fuera de estas circunstancias<br />

excepcionales, y <strong>del</strong> derroche que las corresponde, pocas ocasiones coincid<strong>en</strong>.<br />

3- ENTIERROS.<br />

<strong>La</strong> profusión de signos que d<strong>en</strong>otan que ha ocurrido una muerte hace prácticam<strong>en</strong>te<br />

innecesario convocar al <strong>en</strong>tierro a <strong>los</strong> convecinos. Sin embargo, más bi<strong>en</strong> como parte <strong>del</strong> ritual<br />

mortuorio que <strong>en</strong> ord<strong>en</strong> a la eficacia real, <strong>en</strong> ocasiones el administrador de <strong>en</strong>tierros, personaje<br />

vinculado a la familia, oralm<strong>en</strong>te comunica la defunción y hora <strong>del</strong> sepelio a <strong>los</strong> pari<strong>en</strong>tes, amigos<br />

íntimos y vecinos de calle: no tanto por el trato más directo que puedan haber t<strong>en</strong>id o con el finado<br />

como por instituirse éstos <strong>en</strong> una especie de repres<strong>en</strong>tantes de la comunidad. Como norma que<br />

puede aclararnos este s<strong>en</strong>tido, cuando la calle es muy ext<strong>en</strong>sa, se limita la convocatoria a <strong>los</strong> vecinos<br />

compr<strong>en</strong>didos <strong>en</strong>tre las esquinas inmediatas a la casa mortuoria. En todo caso, la muerte se<br />

acompaña de una puesta de manifiesto de las relaciones interpersonales que el difunto sost<strong>en</strong>ía <strong>en</strong><br />

vida. En el Valladolid de principios de <strong>siglo</strong>, vemos cómo sigue vig<strong>en</strong>te esa práctica semigremial<br />

que impone que <strong>los</strong> trabajadores <strong>del</strong> mismo oficio que el finado acudan al velatorio. Lo mismo<br />

sucede con aquellas personas que mant<strong>en</strong>ían ciertos lazos económicos.<br />

Específicam<strong>en</strong>te, cuando el muerto corresponde a una determinada cofradía, el muñidor de la<br />

misma ti<strong>en</strong>e la obligación de ir avisando, casa por casa, a <strong>los</strong> demás cofrades. En Castromonte, por<br />

ejemplo, este acto ti<strong>en</strong>e lugar <strong>en</strong> la noche anterior al <strong>en</strong>tierro, como indica el cronista de Rioseco:<br />

“ No suele invitarse para asistir al <strong>en</strong>tierro. Únicam<strong>en</strong>te cuando el difunto pert<strong>en</strong>ece a alguna cofradía, el alcalde o presid<strong>en</strong>te de la misma<br />

invita a <strong>los</strong> cofrades. En Castromonte el muñidor de la cofradía avisa a <strong>los</strong> cofrades la noche anterior al día <strong>del</strong> <strong>en</strong>tierro, dando un fuerte palo <strong>en</strong> las<br />

puertas y gritando: "¡Mañana, al <strong>en</strong>tierro!". ” 289<br />

Esta costumbre guarda resonancias con la concepción de la muerte <strong>en</strong> la m<strong>en</strong>talidad<br />

tradicional: un indeseado visitante que señala las puertas de <strong>los</strong> que han de morir 290 (precisam<strong>en</strong>te<br />

por eso la llamada se hace de noche, y revestida de cierto carácter lúgubre). En cierto s<strong>en</strong>tido, es una<br />

forma de simbolizar la muerte, que a cualquiera puede tocar, de “socializarla” y hacerla cercana al<br />

conjunto de la población, formando así parte de <strong>los</strong> complejos rituales que preparan al individuo<br />

desde su juv<strong>en</strong>tud a acatar la inevitabilidad de la muerte.<br />

El cadáver se deposita <strong>en</strong> el féretro poco antes <strong>del</strong> <strong>en</strong>tierro, <strong>en</strong> una ceremonia que ti<strong>en</strong>e lugar<br />

<strong>en</strong> el salón principal de la casa, que a <strong>los</strong> efectos ha sido despojado de adornos y se ha provisto de<br />

sillas para <strong>los</strong> asist<strong>en</strong>tes. Media hora antes de la conducción de cadáver, las campanas de la<br />

parroquia, o de todas las de la población según la categoría social y posibles de la familia <strong>del</strong> finado,<br />

lo anuncian, mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el que <strong>los</strong> varones (las mujeres ocupan otra sala contigua) más próximos a<br />

la familia van tomando asi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el salón, constituido <strong>en</strong> capilla mortuoria, y ord<strong>en</strong>ados de más a<br />

m<strong>en</strong>os próximo al féretro según su importancia. <strong>La</strong> mayoría de las cajas mortuorias son de pino,<br />

g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te recubierto con tela negra y cintas negras o amarillas. Los pobres de solemnidad, son<br />

trasladados <strong>en</strong> angarillas, propiedad de la iglesia local o <strong>del</strong> concejo.<br />

289Defunción. Ficha nº 72.<br />

290 En parte, es una derivación de algunos de <strong>los</strong> relatos levíticos, com<strong>en</strong>zando por la matanza de <strong>los</strong> inoc<strong>en</strong>tes y la<br />

costumbre de marcar las casas con sangre para evitar precisam<strong>en</strong>te su derrama <strong>en</strong>tre <strong>los</strong> moradores de la misma.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!