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MAQUETACION ABRIL - Diverdi

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CPO publica los dos últimos volúmenes de su integral de lieder de Hans Pfitzner<br />

Un pino se alza solitario<br />

Así comienza uno de los poemas, éste<br />

del gran Heinrich Heine, a los que<br />

Hans Pfitzner (1869-1949) puso<br />

música en plena juventud y que no llevan<br />

número de opus. Visto hoy el panorama de<br />

su vida y el del conjunto de su obra, este<br />

lied de 1884 o 1885 ha de parecernos premonitorio;<br />

pues Pfitzner fue siempre ese<br />

pino solitario «en el Norte sobre la altura<br />

pelada», que siempre soñó con la palmera<br />

que está triste, a causa asimismo de su soledad,<br />

en una pared rocosa ardiente del sol<br />

de Oriente.<br />

Ya he dicho en otras ocasiones que<br />

Pfitzner, tan poco utilizado en los programas<br />

de conciertos, recitales<br />

y óperas, sí está,<br />

curiosamente, bastante<br />

bien representado en el<br />

disco; en realidad,<br />

cuando se graben La<br />

rosa del jardín del amor<br />

y El corazón, podrá<br />

decirse que ya disponemos<br />

de su producción<br />

completa a falta sólo de<br />

cosas menores. A esta<br />

feliz realidad ha contribuido<br />

CPO con ejemplares<br />

visión y dedicación,<br />

seguramente poco<br />

rentables además en términos de suma y<br />

sigue, pues aunque «el bicho que picó al<br />

tren», como he llamado a Pfitzner en otra<br />

ocasión y en otro lugar, murió en la indigencia,<br />

la editorial que posee sus obras<br />

exige un dineral por su programación o<br />

emisión. ¿Cambiará este estado de cosas -<br />

me refiero ahora a un hipotético boom<br />

Pfitzner- cuando prescriban estos derechos<br />

de autor? Traiga lo que quiera traer el futuro<br />

internetizado que se nos viene imparablemente<br />

encima, no creo que la música<br />

del autor de Palestrina llegue a ser nunca<br />

cuestión de multitudes (obviamente las<br />

melómanas, que forman sólo un puñado de<br />

arena en la inmensa playa de las masas);<br />

por el contrario, insisto ya por tercera o<br />

cuarta vez en señalar a Pfitzner como buen<br />

compañero doméstico, educado, nada<br />

escandaloso, abstemio -aunque en esta<br />

vida bebía a su gusto, como relata Thomas<br />

Mann- con el encanto de lo melancólico<br />

exterior que oculta el fuego, por otra parte<br />

no abrasador, existente en las almas solitarias.<br />

Lo que antecede como pronóstico puede<br />

fallar en parte y a contrario en el terreno del<br />

lied. CPO ha culminado felizmente con los<br />

volúmenes cuarto y quinto la aventura de<br />

grabar todas las canciones de Pfitzner para<br />

voz solista y piano: en conjunto 115 piezas<br />

compuestas entre 1884 y 1931, que en su<br />

mayoría aparecen agrupadas en conjuntos<br />

de tres a ocho, dando lugar a números de<br />

opus: la gama de voces comprende todas<br />

las fundamentales masculinas y femeninas,<br />

a excepción de la de contralto. No hay<br />

aquí, pues, grandes ciclos, reemplazados<br />

en el propósito de Pfitzner por su magna<br />

cantata Del alma alemana sobre poemas de<br />

su poeta más afín, Joseph von Eichendorff;<br />

por cierto, son diecinueve los lieder sobre<br />

textos de éste, mientras que el conjunto de<br />

autores, empezando por Walther von der<br />

Vogelweide, Petrarca, Uhland, Bürger y<br />

Goethe para acabar con los contemporáneos<br />

Dehmel, Grun o Huch, se eleva a cuarenta<br />

más tres anónimos. Suele hablarse<br />

siempre, en estos casos, de la «distinta calidad»<br />

de los poemas. Como yo sé cual es su<br />

calidad singular y de conjunto, porque los<br />

he traducido ahora para <strong>Diverdi</strong>, puedo<br />

decir que, efectivamente, Grun no es<br />

Heine, por referirme sólo a dos de los poetas<br />

que ya he citado, pero también puedo<br />

asegurar que no hay en estos textos una<br />

sola obra vulgar o prosaica:<br />

véanse, por ejemplo<br />

Historia curiosa (R.<br />

Reinick), Ave de paso (J.<br />

Grun), De los hijos del<br />

pescador (W. Müller<br />

von Königswinter), El<br />

organillero (C. Busse), La<br />

ciudad callada (R.<br />

Dehmel), las Seis canciones<br />

de amor, de<br />

Ricarda Huch, tan inequívocamentefemeninas,<br />

o las Viejas melodías<br />

del escritor suizo<br />

Gottfried Keller, muy<br />

apreciado en su tiempo, quien conoció y<br />

trató a Wagner en Zúrich. Las atmósferas<br />

románticas reinan en la mayoría de estos<br />

poemas: anhelos, soledades, silencios, nieblas,<br />

espacios vacíos, caballeros y corceles,<br />

viejos relatos, caminantes, alegorías y símbolos<br />

del amor, de la vida y de la muerte.<br />

Pero también aparece aquí y allá otro<br />

Pfitzner más risueño e incluso el satírico de<br />

sus diatribas y polémicas, que escoge cosas<br />

como Gretel (C. Busse), La canción del<br />

cuco (M. Graf-Bartholomew), Revelación<br />

(A. Kaufmann), De otro modo (J. Von<br />

Eichendorff), o el grotesco Historia trágica<br />

(A. von Chamisso), donde un desdichado se<br />

empeña en vano en tener la coleta no<br />

detrás, sino delante.<br />

Mas visto por encima el fino gusto literario<br />

de Pfitzner, lo que nos interesa aquí es la<br />

calidad, el sabor de sus lieder. Al comentar<br />

las dos entregas anteriores de CPO, ya<br />

expuse que nuestro hombre no poseía la<br />

maravillosa inventiva melódica de<br />

Schubert, la hermosa reciedumbre renana<br />

de Schumann, el poderoso aliento de<br />

Brahms ni la fabulosa creatividad de Wolf.<br />

Es más, hay cuarenta o cincuenta lieder de<br />

Richard Strauss fastuosos que, una vez más,<br />

postergan a su coetáneo al ingrato puesto<br />

de segundón, que le marcó de por vida.<br />

Pero dicho esto, y limitándonos al territorio<br />

de la canción alemana de concierto, el<br />

mundo de Pfitzner es sugerente, diverso y<br />

rico. No se encontrará aquí la imitación de<br />

los grandes modelos. Este músico alemán<br />

amaba y respetaba a sus mayores, pues él se<br />

sentía como «el último eslabón de la cadena»<br />

(Palestrina); pero tenía una personalidad<br />

no por poco comunicativa menos interesante.<br />

Si la línea vocal es siempre clara y<br />

la cantabilidad, en el sentido más bienhe-<br />

( 18 )<br />

chor, jamás<br />

queda sacrificada,<br />

el<br />

piano si-gue<br />

sus ca-minos<br />

con la libertad<br />

que ya<br />

había conquistado en Wolf. Una de las<br />

cosas que más me impresionan son algunas<br />

introducciones donde el piano obtiene<br />

sonoridades correspondientes a acordes<br />

propios de la madera a tres, en la orquesta;<br />

otra, el sentido de lo estático o «suspendido»,<br />

como si el tempo no existiera: el ejemplo<br />

más acabado de esta singularidad lo<br />

ofrece la Canción nocturna del caminante,<br />

de Goethe, con su anhelo infinito de descanso:<br />

«Tú, que eres del cielo, que acallas<br />

toda pena y dolor al que es doblemente<br />

desdichado...». Atractivos, pues, para los<br />

pianistas, novedad asimismo para los cantantes,<br />

quiero decir -y así retomo el hilo de<br />

la quiebra de mi pronóstico general- que<br />

los conjuntos de lieder, como por ejemplo<br />

los dedicados a Heine (Op. 4), a<br />

Eichendorff (Op. 9), a Meyer (Op. 30), a<br />

Keller (Op. 33) y a Ricarda Huch (Op. 35),<br />

bien pueden pasar poco a poco a formar<br />

parte de recitales que busquen salirse de los<br />

caminos más trillados.<br />

No me extenderé sobre los intérpretes,<br />

pues son los mismos de toda la serie: cantantes<br />

importantes y con estilo; pianistas<br />

creativos y acompañantes habituales de<br />

aquéllos. Los comentarios canción por canción<br />

se ofrecen en alemán, inglés y francés,<br />

y los poemas, en los dos idiomas primeramente<br />

citados, a los que puede añadirse mi<br />

versión española si cada interesado se pone<br />

de acuerdo con <strong>Diverdi</strong>, cuestión que a mí<br />

no me concierne.<br />

Y ahora, a esperar la llegada de Das<br />

Christelflein, grabado por ORFEO en colaboración<br />

con la Radio de Baviera, otra rama<br />

verde y sana del «pino solitario», a la que<br />

también procuraré abrirle las piñas para<br />

que todos podamos probar sus piñones.<br />

Á.-F.M.<br />

H. PFITZNER: Integral de Lieder (Vol. 4) / 5 Lieder, op.<br />

22; 4 Lieder, op. 24; 5 Lieder, op. 26; 4 Lieder, op. 29 /<br />

Julie Kaufmann (soprano); Iris Vermillion (mezzo);<br />

Christoph Prégardien (tenor); Andreas Schmidt (barítono);<br />

Robert Holl (bajo) / Donald Sulzen, Axel Bauni,<br />

Michael Gees y Rudolf Jansen (piano) / CPO / Ref.:<br />

999490-2 (1 CD) D5<br />

H. PFITZNER: Integral de Lieder (Vol. 5) / 4 Lieder, op.<br />

30; 4 Lieder, op. 32; Alte Weisen, op. 33; 6 Liebeslieder,<br />

op. 35; 6 Lieder, op. 40; 3 Sonetos, op. 41 / Julie<br />

Kaufmann (soprano); Iris Vermillion (mezzo); Robert<br />

Holl (bajo); Donald Sulzen, Axel Bauni y Rudolf Jansen<br />

(piano) / CPO / Ref.: 999491-2 (1 CD) D5<br />

También disponibles:<br />

H. PFITZNER: Integral de Lieder (Vol. 1) / Ref.: 999228-<br />

2 (1 CD) D5<br />

H. PFITZNER: Integral de Lieder (Vol. 2) / Ref.: 999364-<br />

2 (1 CD) D5<br />

H. PFITZNER: Integral de Lieder (Vol. 3) / Ref.: 999461-<br />

2 (1 CD) D5<br />

NOTA: CON LA COMPRA DE LOS LIEDER DE<br />

HANS PFITZNER, DIVERDI OFRECE GRATUITA-<br />

MENTE A SUS LECTORES UN DISQUETE DE ORDE-<br />

NADOR CON LA TRADUCCIÓN COMPLETA DE<br />

LOS MISMOS POR ÁNGEL-FERNANDO MAYO.

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