MAQUETACION ABRIL - Diverdi

Una nueva recuperación de CPO:
obras orquestales de Richard Wetz (1875-1935)
Singular
personalidad
Aporta el sello discográfico CPO un compositor y
profesor germano apenas conocido, ya que no le
veremos reflejado en los habituales diccionarios de
música, aunque sí, con escaso comentario, en el célebre
New Grove. Se trata de Richard Wetz, del que podemos
afirmar, una vez oídas las dos obras que el CD de referencia
contiene, que su música goza de un rico cromatismo
y de un
minucioso y
escrupuloso contrapunto.Características
éstas
que han hecho
que sus creaciones
se vieran
calificadas, con
cierta lógica, como
fruto de profundasreflexiones
a la vez que
como obras totalmenteracionales.
Juicios que
a la vista del compositor eran totalmente erróneos, pues
siempre, según él, abordaba sus composiciones sin el
menor trabajo preliminar, no reflexionaba en términos
de estructura, armonía o instrumentación, y los temas de
sus creaciones se encadenan unos a otros como si estuvieran
movidos por una voluntad propia, lo que no tiene
nada que ver con la razón y todas sus sutilidades.
Hasta 1900 estudiaría en Leipzig y Múnich. A partir
de 1906, tomaría la dirección de la Musikverein y de la
Academia de Canto de Erfurt. Después de 1916, fue profesor
de la Escuela de Música de Weimar. Sería elegido
en 1928 para enseñar en la Academia de las Artes de
Berlín. Su producción no abarca más de sesenta obras,
entre las que se encuentran piezas para orquesta: tres
Sinfonías, la Kleist Overture, op. 16 y sus dos Conciertos
para violín, op. 33 y op. 57, este último en un solo movimiento.
Obras vocales: Hyperion, op. 32, para barítono,
coro mixto y orquesta; su notable Réquiem, op. 50 y el
voluminoso Oratorio de Navidad, op. 53, como ejemplo.
Obras de cámara: dos Cuartetos para cuerda, a los
que se unen unas Variaciones románticas, op. 42, y una
Toccata, Passacaglia y Fuga, op. 55 para órgano.
Richard Wetz era un gran admirador de la cultura alemana,
como lo demuestran su pasión por Johann
Wolfgang Goethe y sus homenajes a dos grandes poetas
por los que confesaba igual admiración: Hölderlin y Von
Kleist, así como su interés por el estudio de la creación
musical de los grandes maestros clásicos, Mozart,
Beethoven, Mendelssohn, para llegar a Liszt y Bruckner,
cuya influencia es decisiva en su obra como podremos
comprobar en el registro que se nos brinda, con una
Kleist Overture que fue un verdadero éxito y de la que
Arthur Nikisch haría una revisión, y su Sinfonía nº 2, op.
42, concebida en tres movimientos (renuncia al Scherzo
para hacer del tiempo central un amplio y bello Adagio).
Así, reconocemos a un Wetz que permanece casi impasible
ante las modernas tendencias, manteniendo su
lealtad romántica a las formas establecidas pero, todo
hay que decirlo, con una personalidad muy singular. La
experimentada batuta de Werner Andreas Albert le da la
relevancia que se merece.
Manuel García Franco
R. WETZ: Sinfonía nº 2, op. 47; Obertura Kleist, op. 16 / Orquesta
Filarmónica Estatal de Rheinland- Pfalz. Dir.: Werner Andreas Albert /
CPO / Ref.: 999695-2 (1 CD) D2
Ustedes perdonen, pero el
mejor Massenet -el de
Werther y el de Manon,
el de Don Quijote y, sobre todo,
el de su obra maestra,
Chérubin- me parece un músico
fascinante. Malquerido por
muchos que
lo considerandemasiadosensible
-o sea,
sensiblero-,
se olvida su
sentido de la
progresión
dramática,
su sabiduría
orquestadora,
su talento
para el
detalle expresivo. Ya sabemos
que le gustaba a Fauré, que no
dejó de gustarle a Debussy, que
su público le adoraba, que fue
el epítome de una música finisecular
sin futuro alguno, pero
su toque personalísimo, sus guiños
llenos de inteligencia acaban
por rendir a cualquier
oyente que deje a un lado las
obligaciones a que la cátedra
parece conducirle. Roma es la
última de sus óperas estrenadas
en vida, pues luego, ya póstumas,
vendrían Panurge -asombrosa
la dedicación de un hombre
en sus últimos días a componer
una ópera cómica-,
Cleopatra y Amadis. Estrenada
en 1912 -naturalmente en
Monte Carlo-, la verdad es que
Roma nada añade a la gloria de
quien ya había dado a la escena
Chérubin y Don Quijote como
verdaderos testamentos en vida
de lo que había sido lo mejor de
su obra. Roma es la obra de un
creador doliente, que vuelve la
mirada atrás, hacia un tema que
ya parecería rebasado con creces
si no fuera porque hay
entonces en Europa una suerte
de deseo de reafirmaciones
patrióticas que hacen que el
libreto de Henri de Bornier -
basado en Tito Livio y con parada
intermedia en Alexandre
Parodi, sin olvidar que en el
mismo asunto se fija Spontini
en La vestale- lleve una peligrosa
carga de autocomplacencia -
Roma es una entidad metafísica
trasplantable a la Francia que
quiere ser grande- que seguramente
le agradaría al público
burgués a quien tanto complacía
Massenet. Pero sentada la
base de su calidad intrínseca,
( 19 )
Roma, por primera vez en grabación completa
en el sello DYNAMIC
La Roma francesa de
Jules Massenet
de sus limitaciones, digamos
también que hay en ella, como
señalara Fauré en su crítica al
estreno, un admirable uso de
los medios que el propio autor
se proporciona y que la grandeza
buscada llega a través de una
economía
de medios
que la aleja
del cromo
que pudo
ser. No hay
desarrollos
adecuados
de la personalidad
de
sus personajesprincipales
-la aristócrata
Fausta y su amante el soldado
Lentulus, tras los cuales tiene
lugar la afirmación patrióticapero,
claro está, ahí aparecen
los detalles massenetianos, esta
vez transidos de un anhelo por
hacer más esencial su escritura:
el preludio del tercer acto, la
preciosa aria de Lentulus «Soir
admirable», la de Junia «Le
soleil se couchait», únicos fragmentos
conocidos, siquiera
medianamente, antes de esta
primera grabación de la ópera
completa recogida en una de
las sesiones del Festival de
Martina Franca -cuyo productor
es el conspicuo Sergio Segalinide
1999. La versión que se nos
ofrece da de la obra de
Massenet una lectura intensa y
entregada al mando de Marco
Guidarini, con destacada calificación
para los dos personajes
principales: la Fausta de la
excelente -y cada vez más dada
a unas rarezas cuya recuperación
hay que agradecerle- Iano
Tamar, y el Lentulus de Warren
Mock, con el apoyo del Sumo
Sacerdote del bien conocido
Francesco Ellero D’Artegna, sin
olvidar al siempre solvente
Coro de Cámara de Bratislava.
Ningún amante de la obra de
Massenet se perderá esta irregular
pero bella Roma que, sin
alcanzar otras glorias, nada desdice,
en definitiva, del genio de
su autor.
Luis Suñén
J. MASSENET: Roma / Tamar, Arginbaeva,
Franzil, Masi, Mitchell / Orquesta
Internacional de Italia. Dir.: Marco
Guidarini / DYNAMIC / Ref.: CDS 267/1-
2 (2 CD) D2 x 2 [1ª grabación mundial]