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MAQUETACION ABRIL - Diverdi

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TESTAMENT presenta una integral sinfónica de Brahms a cargo de Arturo Toscanini<br />

La Filarmonía acerca a Brahms y a Toscanini<br />

Los dos conciertos que Toscanini ofreció en 1952, al frente de la<br />

Filarmónica de Walter Legge, señalaron su retorno y última aparición<br />

en Londres. TESTAMENT ha reprocesado las cintas originales<br />

en que EMI los grabó y nos ofrece su mejor edición hasta la fecha, con<br />

sonido seguramente no mejorable. En el aspecto musical, este ciclo<br />

Brahms con la Filarmonía es superior<br />

al que Toscanini grabó con la NBC.<br />

En primer lugar, la toma de sonido,<br />

aunque monoaural y con las limitaciones<br />

inherentes a sus casi cincuenta<br />

años, es más cálida que las de<br />

RCA en el estudio 8H o el Carnegie<br />

Hall. Además, la admirable sonoridad<br />

de la Filarmonía de aquellos<br />

años queda patente en esta cuidada<br />

edición. Por último, en estos dos<br />

conciertos -precedidos de unos ensayos,<br />

muy relajados, cosa poco habitual<br />

en el maestro- Toscanini suavizó bastante su concepto brahmsiano,<br />

casi siempre rápido y enérgico hasta la brusquedad. Aquí, los tempi,<br />

aunque movidos, son más elásticos y relajados; el fraseo, más cálido, y<br />

la dinámica, de mayor riqueza de matices, por lo que las obras suenan<br />

más centradas estilísticamente, en especial la Tercera, la mejor de sus<br />

versiones de esta obra tan problemática y la más perfecta de las ofrecidas<br />

en Londres. Creo que el punto débil de Toscanini en estas sinfonías<br />

fueron siempre sus movimientos centrales, cuyo carácter íntimo, frecuentemente<br />

expresado con texturas camerísticas e impregnado de un<br />

sentimiento de la naturaleza sólo explícito en el Adagio de la Segunda,<br />

pero siempre perceptible, no hallaban eco en la sensibilidad del maestro<br />

italiano. La música de Brahms tardó en abrirse camino en la Europa<br />

meridional y, salvo la excepción de Victor de Sabata, hasta la llegada<br />

de Cantelli y -sobre todo- Giulini, no hallamos a directores italianos<br />

identificados plenamente con ella.<br />

En esta ocasión los movimientos centrales de la Tercera resultan muy<br />

hermosos: la aterciopelada sonoridad de cuerda y madera de la<br />

Filarmonía, muy preferible a la seca de sus colegas de la NBC, resulta<br />

admirable; los tempi son perfectos; y el fraseo, cálido y flexible. En el<br />

Allegro inicial, Toscanini repite acertadamente la exposición y consigue<br />

el necesario equilibrio entre el todo y las partes; el contrapunto es<br />

claro, y el impetuoso fraseo habitual del maestro se matiza con los contrastes<br />

y remansos que pide Brahms. Y si las versiones de la NBC nos<br />

Obras orquestales de Josef Suk, en CPO<br />

Los sinfonismos crepusculares<br />

( 20 )<br />

habían hecho dudar de que Toscanini conociera el pianissimo, en estos<br />

conciertos los hay en abundancia. El Finale redondea una gran interpretación,<br />

que entusiasmó a Legge con todo motivo. No cabe duda de<br />

que el impacto de estos conciertos en el recién inaugurado Royal<br />

Festival Hall, a cargo de quien pasaba por ser batuta número uno del<br />

mundo y de la mejor orquesta de Londres, que se contaba entre las más<br />

perfectas de la época, hubo de ser inolvidable. Mucho de ella se percibe<br />

en esta excelente publicación.<br />

En la Primera Sinfonía, los movimientos extremos, de gran dramatismo,<br />

son muy impresionantes, aunque no se aproximen a la intensidad<br />

y emoción conseguidos por el inalcanzable Furtwängler (TAHRA: con<br />

la NDR y la Concertgebouw; o con Berlín, DG) y por Giulini (EMI). En<br />

la Segunda, el final es electrizante y provoca el delirio del público; es<br />

obligado destacar el fraseo cálido y amplio del segundo tema que,<br />

como en la Primera Sinfonía, Brahms pide «largamente». Pero los dos<br />

«allegrettos», es decir los terceros tiempos de ambas sinfonías, resultan<br />

apresurados, impacientes, bruscos, o todo a la vez; así, su magia se<br />

esfuma y, con ella, el contraste que han de aportar, con lo que la versión<br />

no alcanza la plenitud y equilibrio de las que firmaron los citados<br />

u otros grandes brahmsianos (Wand, Bruno Walter o Sanderling). La<br />

Cuarta no me parece particularmente lograda: pese a su admirable<br />

dinamismo, los movimientos primero y segundo se hallan carentes de<br />

la atmósfera adecuada, y quedan muy, muy lejos del ideal que señaló<br />

Furtwängler (TAHRA, ORFEO, EMI), y el final transmite una extraña<br />

sensación, pues su segunda parte -es decir, desde la variación 16 hasta<br />

que concluye- está llevada a tempo más retenido que la primera mitad.<br />

Impecables, por el contrario, las versiones de obras tan diferentes entre<br />

sí como las Variaciones Haydn y la obertura Trágica.<br />

En suma, una óptima ocasión de conocer el Brahms de Toscanini en<br />

las mejores condiciones musicales y técnicas; un Brahms que parte de<br />

la crítica americana e inglesa sigue considerando de referencia y que,<br />

a despecho de las reservas expuestas, revela la calidad indiscutible de<br />

uno de los grandes directores del siglo XX, que a los 85 años aún daba<br />

lecciones de energía y de entusiasmo por esta música imperecedera.<br />

Muy buenos comentarios de Alan Sanders.<br />

R.A.<br />

J. BRAHMS: Integral de las 4 sinfonías; Obertura Trágica, op. 81; Variaciones sobre un<br />

tema de Haydn, op. 56a / Philharmonia Orchestra. Dir.: Arturo Toscanini (1952) / TES-<br />

TAMENT / Ref.: SBT 3167 (3 CD) D2 x 3<br />

Sabemos que el compositor checo Josef Suk (1874-1935) es uno de los grandes posteriores a Dvórak<br />

y contemporáneos de ese otro compositor especialísimo que, pese a ser veinte años mayor, se dio a<br />

conocer más o menos al mismo tiempo que la generación de Suk. Suk, además, fue yerno y discípulo<br />

de Dvorák. Su cometido no fue el de innovar, sino el de continuar una tradición nacional y consolidarla,<br />

junto con músicos como Foerster o Novák. Ahora bien, como intérprete, Suk fue un espléndido<br />

segundo violinista del Cuarteto Checo, que dio a conocer las grandes obra de la especialidad de su<br />

patria y de otras patrias. El propio Suk compuso un par de cuartetos para cuerda y alguna otra obra para<br />

esa formación.<br />

El gran Josef Suk orquestal no se limita a os cuatro poemas sinfónicos compuestos entre 1905 y 1933 y que formaban algo parecido<br />

a un ciclo o un legado (Asrael, Cuento de estío, Maduración, Epílogo), sino que tiene su correspondencia en obra como las dos aquí<br />

incluidas. Hasta hace algún tiempo, era imposible conseguir un registro del poema sinfónico Praga, pero ahora es posible acudir a varias<br />

lecturas fonográficas, entre las que necesariamente destacará ésta, la de Alun Francis con la Filarmónica del Nordeste de Alemania, que<br />

no se le debe a una orquesta ni a un director checos, y que acaso sea muestra de la salida del repertorio nacional fuera de las fronteras<br />

y los estudios de grabación de la pequeña república centroeuropea.<br />

El poema sinfónico Praga (que, por cierto, empezó Suk a esbozar durante una gira por España del Cuarteto Checo) incluye el motivo<br />

del mismo coral husita utilizado por Smetana para los dos poemas sinfónicos históricos de Mi patria, Tábor y Blánik (los otros cuatro se<br />

refieren a la naturaleza y a la leyenda), y este tema le presta carácter a la obra, recorriéndola como un hilo conductor unitario, como un<br />

nervio dramático esencial para el sentido del discurso. Pero Suk incluye también en Praga el tema de amor de la música incidental que<br />

compuso en plena juventud, en 1897, para Radúz y Mahulena, drama de Julius Zeyer. Y aquí es donde entra Pohádka, Cuento de hadas<br />

(¡cuántos compositores checos, entre ellos Smetana, no tienen su propio Pohádka!), porque esta suite sinfónica, esta sinfonía en cuatro<br />

movimientos, utiliza música de esas piezas incidentales mediante una transformación posterior que no se atiene por completo a la propuesta<br />

original. En ambas obras, el sinfonismo de Suk queda patente por la fuerza expresiva de sus planteamientos y desarrollos, por el<br />

lirismo sugerente de los episodios lentos, por el pathos poderoso de su dramatismo. Alun Francis y esta orquesta consiguen con esos<br />

materiales y su comprensión de los discursos un CD realmente notable.<br />

J. SUK: Praga, op. 26; Cuento de hadas «Pohádka», OP. 16 / Filarmonía del Noroeste de Alemania. Dir.: Alun Francis / CPO / Ref.: 999576-2 (1 CD) D14<br />

Santiago Martín Bermúdez

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