desarrollo - Covide-Amve

10, 21), Venid conmigo... (Mt 4, 19). Y la
respuesta es inmediata, sin titubeos:
Dejando las redes, le siguieron... (Mt 4,
20), Al momento, se levantó y le siguió...
(Mt 9, 9).
¿Qué explica una respuesta así? Sin duda,
la fascinación de la persona de Jesús. La
palabra y la conducta del Maestro embelesan
de tal forma que el llamado se entrega:
¿A quién podríamos acudir?... Solo tú tienes
palabras de vida... ¡Nosotros nos
hemos fiado de ti! (Jn 6, 68-69).
La alegría y el entusiasmo del primer
encuentro con Jesús se consolida en la
experiencia de estar-con-Él: Venid y
veréis... Fueron y vieron (Jn 1, 39). Esta
experiencia es la fuente del verdadero
gozo: un gozo que se contagia porque no
puede permanecer oculto; un gozo que se
comparte con otros: Hemos encontrado al
Mesías (Jn 1, 40).
Esta alegría es tan fuerte, tan intensa, que
establece una nueva escala de valores:
Lo que consideraba ganancia, lo considero
ahora pérdida... Todo lo estimo en nada
comparado con alcanzar a Jesucristo... (Flp
3, 7-8). Sólo esta incomparable alegría
puede explicar la radicalidad del seguimiento:
Quien quiera venirse conmigo,
tome su cruz... (Mc 8, 34). Quien pone la
mano en el arado y sigue mirando atrás, no
es digno... (Lc 9, 62). Vende todo lo que
tienes, dáselo a los pobres, ven y sígueme
(Mc 10,21).
Las parábolas del tesoro escondido y de la
perla preciosa destacan la decisión y alegría
de quien ha descubierto algo valioso:
Lleno de alegría, va a vender todo lo que
tiene y compra aquel campo (Mt 13, 44).
Quien descubre a Jesús, se decide por Él,
relativizando todo lo que no sea Él y viviendo
el gozo que ya nadie le podrá arrebatar.
La experiencia de Luisa de Marillac
y Vicente de Paúl
Cuando Luisa de Marillac y Vicente de Paúl
describen la vocación de las Hijas de la
Caridad o de los Misioneros, subrayan su
componente de alegría, felicidad, gozo.
Santa Luisa está convencida de que es una
gran merced haber sido llamadas a tan
santa ocupación... i : Cuando pienso en la
felicidad de todas ustedes, admiro que la
Providencia las haya escogido ii . Más allá de
las exigencias que lleva consigo, la vocación
es camino de felicidad: ¡Qué felices
son ustedes en comparación de tantas
otras personas de su condición! Y no me
refiero sólo a pobres jóvenes, sino a señoras
de buena posición que desearían tanto
se las empleara en el servicio de Dios y de
los Pobres, que tienen tan gran deseo de
cumplir la voluntad de Dios y de que se las
ayude a ello... iii .
vocación-misión
servicio doctrinal
San Vicente participa de la alegría de la
vocación de las Hijas de la Caridad:
“Hermanas mías, vengo a tomar parte en
vuestro gozo y en la alegría de la Señorita
Le Gras por la elección que Dios ha hecho
de esta pequeña Compañía, que Él mismo
se ha formado...” iv . En varias ocasiones
pondera San Vicente la dicha de la vocación
de la Hija de la Caridad: “Os piden de
todas partes”... “¿Y sabéis cuánto peso
tiene el ver a una hermana entregarse con
afecto al servicio de los pobres? ¡Si lo
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