desarrollo - Covide-Amve

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vocación-misión
testimonios
era mi sueño...
¿Cuándo comenzó mi vocación misionera?
Desde niña. El día del bautismo nos anotaban a la Santa Infancia: nos ponían una medallita con una
cinta azul y teníamos que rezar por los "pobrecitos niños infieles" (¡vaya herejía eso de "infieles!).
Luego, la maestra de párvulos se encargaba de exaltar nuestra imaginación infantil y las ganas de trabajar
por los niños de paises lejanos contándonos cantidad de anécdotas de los misioneros.
En el Colegio de San Diego, en Madrid, aprendí a querer a Cuttak, a interesarme por sus problemas,
a rezar y sacrificarme por esa misión. Con la adolescencia me enfrié bastante hasta que un día del
DOMUND, en la adoración al Santísimo, sentí fuertemente que el Señor me llamaba para ser misionera
dentro de la Compañía... y así lo expuse cuando pedí la admisión.
Mi primer envío a misión fué a Vigo, al Hogar San José (Casa de Caridad), en donde con los niños y
las hermanas reinaba un lindo ambiente misionero. De doce Hermanas, en menos de dos años salimos
tres para Misiones. Me enviaron a Santo Domingo. Tenía entonces 28 años y un montón de ilusión.
Fué una experiencia muy rica que me marcó para siempre, sobre todo mi último destino, Vicente
Noble. Impresionante la pobreza, pero muy rica mi experiencia comunitaria. Ahí me enfermé y tuve
que volver a España.
Una vez repuesta quise volver y me enviaron a Argentina. Por poco me muero del susto. ¿Qué iba yo
a hacer en un país tan rico y adelantado?
Cuándo llegué me enviaaron a 1.600 Kms. de Buenos Aires, a Tobuna: lugar escondido en medio de
la selva de la Provincia de Misiones, frontera con Brasil. Al llegar un letrero avisaba : "Max. 30 Kms.
Zona urbana densamente poblada " Por más que abría los ojos no lograba distinguir más que una casita
y a lo lejos una vaca. No había luz, ni agua (la traíamos del pozo de un vecino). Me encargaron
atender alguna capilla a unos cuantos kms y la alfabetización de adultos por la noche; como se había
roto el farol poníamos velas sobre el pizarrón... ¡qué romántico! todo parecía Navidad: velitas, monta-