desarrollo - Covide-Amve
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vocación-misión<br />
testigos<br />
las orientaciones de la Iglesia y transmitirlas,<br />
establecer lazos con los diversos<br />
movimientos.... A Sor Susana se le pidió<br />
que pusiera en marcha una dinámica que<br />
respondiera a esos grandes retos del<br />
momento. Ella sería la animadora de una<br />
Comunidad compuesta por cinco hermanas<br />
que tendría la misión de motivar, asesorar,<br />
orientar e impulsar en las hermanas<br />
un servicio a los pobres actualizado,<br />
acorde con el sentir de la sociedad y de la<br />
Iglesia. Se trataba de convocar reuniones,<br />
organizar cursos, proponer lecturas,<br />
etc... una gran tarea de formación de las<br />
hermanas para que pudieran afrontar los<br />
retos del momento histórico. Tuvo el<br />
acierto de saber promover la participación<br />
de las hermanas, creando un<br />
ambiente de interés y compromiso en las<br />
actuaciones que ella proponía. Este servicio<br />
aportó a Sor Susana una experiencia<br />
muy completa que quedó plasmada en su<br />
personalidad. Gran dominio de sí, mentalidad<br />
abierta y acogedora a las personas<br />
y a los cambios, capacidad de organización<br />
y de contagio de entusiasmo, sentido<br />
de Iglesia y simpatía por la novedad<br />
que aportaba el cambio de mentalidad.<br />
El día de Pentecostés del año 1962,<br />
las Visitadoras de las 54 Provincias de las<br />
Hijas de la Caridad elegían Superiora<br />
General a Sor Susana Guillemin.<br />
Continuando con el dinamismo creativo<br />
que ya formaba parte de su estilo personal,<br />
Sor Susana dio a la Compañía una<br />
impronta de actualización. Se propuso el<br />
conocimiento personal y directo de las<br />
Provincias. Ayudada por su Consejor promovió<br />
un trabajo de reflexión y búsqueda<br />
para la renovación del estilo de Vida de<br />
las Hermanas. Cuando dos años más<br />
tarde Pablo VI la llamó como auditora al<br />
Concilio su gran personalidad podía<br />
afrontar con éxito el nuevo reto. Formará<br />
parte de la Unión General de Superiores<br />
Mayores y será Consultora de la Comisión<br />
Justicia y Paz y de la Congregación de<br />
Religiosos. Su gran apertura, su comprensión<br />
de los signos de los tiempos, sus<br />
numerosas relaciones y la experiencia de<br />
Dios que tenía le permitieron captar perfectamente<br />
la gran mutación que se estaba<br />
dando en el mundo. Con agudísima<br />
intuición percibió el sentido moderno de<br />
la Vida Religiosa en general. Se le requería<br />
como agente formativo en muchos<br />
foros de Religiosos. Era clarividente, de<br />
una manera especial, para lo que concierne<br />
al papel de la mujer y de la juventud<br />
en el mundo y en la Iglesia. Y movida<br />
incesantemente por el impulso del Dios<br />
vivo que habitaba en ella, percibía la<br />
necesidad de impulsar con dinamismo y<br />
firmeza, animada por la fuerza del<br />
Espíritu, la necesaria adaptación y renovación<br />
de la Compañía. Para ello expresó<br />
sus convicciones tanto oralmente como<br />
por escrito dejando a todas las hermanas<br />
una importante herencia espiritual.<br />
Entonces es cuando se reveló la<br />
fuente de donde manaba su gran creatividad,<br />
el influjo de sus palabras y el acierto<br />
en la orientación carismática que propuso<br />
tanto a las Hijas de la Caridad como<br />
a los demás Institutos Religiosos. “Los<br />
acontecimientos son Dios” le gustaba<br />
repetir. El secreto de la acertada actuación<br />
de esta mujer era la intensidad de su<br />
vida de unión con Dios. Durante su estancia<br />
en Toucoing vivió una fuerte purifica-