desarrollo - Covide-Amve

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Sor Susana
Guillemin
Sor Susana Guillemin resulta atractiva
para todos nosotros por la repercusión
positiva que tuvo su vida en la
Compañía de las Hijas de la Caridad. Los
que la conocieron, las hermanas que convivieron
con ella, hablan de su simpatía,
equilibrio y serenidad. Era muy inteligente
y poseía una comprensión tanto de los
acontecimientos como de las personas
clara y lúcida. De un natural sensible,
dulce y una gran finura de espíritu. A este
equipamiento personal, recibido como
regalo de Dios en su ser, añadió ella en el
transcurso de su vida una buenísima formación
humana y una extraordinaria
experiencia espiritual.
Era francesa. Nació en Rethel, en
las Ardenas, el 16 de octubre de 1906.
Era la segunda hija de los Guillemin y
compartió los juegos y las ilusiones de
niña con sus dos hermanos: Pedro y
Juan. Su familia gozaba de una holgada
situación económica porque su padre dirigía
una fábrica de tejidos de lana en
Rethel. De él heredó su extraordinaria
inteligencia, un admirable equilibrio y su
perfecta lealtad. También se parecerá a
su madre en la bondad para todos que
tanto la caracterizará más tarde.
Susana, entregada sucesivamente
a sus juegos de niña y sus tareas escolares,
creció feliz. Su hermano Pedro nos
dice que “resultaba brillante en los estudios
y mostraba gran aptitud para el
dibujo y las artes de adorno. Tenía un
buen gusto y un gran amor a todo lo
bello... A los diecisiete o dieciocho años
poseía ya un dominio de sí misma excepcional
y un incesante afán de perfección”.
Se cree que hacia los catorce años