desarrollo - Covide-Amve

Luisa de Marillac interceda ante Dios para
que el corazón de los jóvenes se abra al
misterio de dios y se dejen tocar por el clamor
de los pobres.
Luisa de Marillac, fue una fiel seguidora
del Proyecto que Dios le entregó el domigo
4 de junio de 1623, fiesta de Pentecostés.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Pueden ser tomadas de “Misas propias de la
Familia Vicenciana”, Ceme, p. 31
OFRENDAS:
Jarra, jofaina y toalla:
Estos tres objetos han estado adornando el
pié del altar. Como Tú en el cenáculo los
hacemos nuestros. Y al situarlos sobre el
altar, manifestamos nuestro propósito de
estar al servicio de los pobres, de quienes
sufren abandono, para que de nuevo les
lavemos los pies, y así puedan sentir la
caricia de nuestras manos y el amor del
corazón.
Pan y Vino:
Este es el pan que nosotros compartimos
con tus amigos los pobres. Y este, el vino,
signo de tu deseo de festejar con nosotros
la apuesta por los más débiles. Te los ofrecemos
para que tú los conviertas en el alimento
que sacia totalmente el hambre y la
sed de ser cada día un poco mas fieles a tu
proyecto de amor.
CANTO DE COMUNIÓN:
“Tu me dijiste, Señor”
o “Amar es darse a todos los hermanos.”
DESPEDIDA:
Si Santa Luisa de Marillac, nos ha ayudado
a descubrir que nuestro compromiso con el
pobre es tarea de toda la vida, entonces
quiere decir que hemos sido sensibles a la
Palabra proclamada y a la trayectoria vital
de esta mujer de Dios. La Familia
Vicenciana tiene como herencia servir y
evangelizar a los mas desamparados. Te
dice Jesús: Ven y verás. No importa tu
edad: Dios vive en cada pobre a quien sirvas
y evangelices. ¿Existe una misión más
atractiva? Escucha la voz de Dios. Te invita,
porque te ama.
CANTO FINAL:
Himno de Santa Luisa.
vocación-misión
servicio litúrgico
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Santa Luisa