El altiplano

llichas” (los putucus son viviendas cónicas
con techo de champa y las huaylluchas son
casas cúbicas con techo de paja).
Los urus chipayas por tradición se dedican
a la pesca y por su sabiduría a la agricultura y
la crianza de animales. En cada uno de los
ayllus la tierra es trabajada de manera comunitaria.
Machones de adobe dividen el predio
de cada chipaya, fruto de la repartición anual
del total del territorio del ayllu a cargo del jilakata
que se hace efectiva mediante una nómina.
Esta población conserva la propiedad
alternando los suelos, un año las tierras del
norte son destinadas al pastoreo de ganado y
las del sur a la siembra y al siguiente año el
uso de la tierra cambia de sentido: “así no se
cansa la tierra”. Al igual que los aymaras, los
chipayas lidian con el surcofundio, “ya no alcanza
la tierra, estamos viviendo casi juntos
entre todos”. “Los tatarabuelos han repartido
unos metros entre sus hijos y ahora nuestros
nietos piden sumarse para trabajarla.”
Tras el éxito del programa de quinua orgánica
el 2007, ejecutado con el apoyo del municipio,
los ayllus de esta nación cercana al río
Degradación y contaminación
de la tierra en el altiplano
En los Andes, y especialmente en el altiplano,
los ecosistemas fueron habitados por
humanos inmediatamente después del retiro
de los glaciares, hace aproximadamente
11,000 años. Durante miles de años, es
posible que las actividades humanas de
caza, pesca y recolección no hayan infl uido
en la evolución natural de los ecosistemas.
Sin embargo, es probable que el recalentamiento
haya tenido impactos en
poblaciones de ciertas especies de peces y
animales. Hace aproximadamente 3,000
años ya existían en el lago Titicaca y en
Tiwanaku, una cultura de agricultores 7 .
En tiempos prehispánicos, los agricultores tenían
como una forma de adaptarse al me-
7 Ibisch, P. y Merida, G., 2003, op. cit.
Comunidad Urus
Foto La Prensa
Lauca apuestan para el 2008 a la venta de
quinua en los mercados urbanos de Oruro y La
Paz a través de la Asociación de Productores
Agropecuarios de Chipaya, creada como parte
del programa mencionado. “Es la primera
vez que hemos vendido afuera algo de la producción.
Ahora debemos tener autogestión,
ya sabemos secretos para manejar semillas y
plagas de la quinua”. Así lo asegura el jilakata.
Fuente: Gómez M (2008).
dio y conservar los ecosistemas naturales
de sus cultivos, la construcción de terrazas y
las leyes incaicas para la protección de bosques.
No obstante, la degradación se aceleró
en la época de la conquista española que
introdujo nuevos cultivos y animales domesticados
e intensifi có las actividades industriales,
como la minería, que condujo a
la utilización de recursos forestales. La introducción
de especies exóticas, como la trucha
y el pejerrey, en los lagos Titicaca y Poopó
generó también preocupación sobre la
supervivencia de algunas especies nativas.
La presencia de culturas agrocéntricas y la
densidad poblacional elevada en un entorno
ambiental sensible han causado mayor
degradación en el altiplano. La actividad
humana se concentra hace miles de años
en la puna húmeda, la puna semihúmeda,
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INFORME SOBRE DESARROLLO
HUMANO EN BOLIVIA