El altiplano

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MAPA 9.1 Región de estudio: altiplano Geografía Ibisch y Mérida (2003) Superfi cie (hectáreas): 22.1 millones, Puna norteña: 8.5 millones, Puna sureña: 13.6 millones Ubicación geográfi ca: En el departamento de La Paz en las provincias Aroma, Los Andes, Pando, Pacajes, Camacho, Franz Tamayo, Ingavi, Manco Kapac, Muñecas, Larecaja, Murillo, Omasuyos, Saavedra, Inquisivi y Loayza. En el departamento de Cochabamba en las provincias Arque, Ayopaya, Carrasco, Chapare, Quillacollo, Tapacarí y Bolívar. En el departamento de Chuquisaca en las provincias Nor Cinti, Sud Cinti, Zudáñez, Azurduy y Oropeza. En el departamento de Oruro en las provincias Carangas, Cercado, Litoral, Atahuallpa y Sajama. En el departamento de Potosí en las provincias Campos, Baldivieso, Nor Lípez, Sur Lípez, Quijarro, Nor Chichas y Sud Chichas. En el departamento de Tarija en las provincias Arce, Avilés, Cercado y Méndez. Altitud: 3,750 m.s.n.m. Características biofísicas Ibisch y Mérida (2003); FAN- WWF (1998) Puna norteña: La vegetación potencial natural son boques bajos siempre verdes cerrados, dominados por diferentes especies de Polylepis. El lago Titicaca es uno de los más grandes lagos montanos con endemismo importante en fauna acuática. La región del lago Titicaca muestra un microclima más benigno. En algunos lugares crece la gigante Puya Raimondi. Puna sureña: Se caracteriza por ser la región más árida y desértica de Bolivia. En sus pisos inferiores posiblemente inhiba el desarrollo de una vegetación boscosa extensa, sólo existen bosquecillos o chaparrales en áreas reducidas. Presenta los bosques más altos del mundo (5,200m) alrededor del volcán Sajama, fumarolas, aguas termales, lagunas “coloradas”, gramíneas endémicas, grandes colonias de fl amencos. Vocación productiva Ibisch y Mérida (2003) Área de cultivo agrícola, andenes, ganadería de ovinos, vacunos y camélidos. Explotación de minerales y halógenos. Turismo. Áreas protegidas Ibisch y Mérida (2003) Área Natural de Manejo Integrado Apolobamba (483,743 hectáreas), Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi (1,895,750 hectáreas) y Área Natural de Manejo Integrado Cotapata (40,000 hectáreas ), Parque Nacional Tunari (300,000 hectáreas ), Reserva Biológica de la Cordillera de Sama (105,500 hectáreas ), Área Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Sajama (100,230 hectáreas ), Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa (714,745 hectáreas). Vulnerabilidad ecológica Ibisch y Mérida (2003) Los suelos presentan problemas de erosión y la altura a la que se encuentra determina un alto riesgo de ocurrencia de heladas. Por el calentamiento global y el cambio climático, la región se ve afectada en cuanto al suministro del agua para diferentes usos. IDH 2005 - NBI 2001 IDH: 0.593 - NBI: 78.48 % Población: 2,785,384 habitantes. Fuente: Elaboración propia sobre la base de FAN (2007) Nota: los valores de IDH/NBI y población son aproximados tomando en cuenta que los límites regionales no coinciden con la división política territorial. 385 INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN BOLIVIA
386 INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN BOLIVIA NTRODUCCIÓN El altiplano ocupa el 28% de la superfi - cie total del país. Allí vive el 46% de la población rural nacional, lo que representa el 30% de la población total. La incidencia de la pobreza es mayor en esta región (72.6%) en comparación al promedio nacional (55.6%). La población tiene menos acceso a tierra y una menor calidad de vida. Los principales pueblos originarios que viven en el altiplano son los aymaras y los quechuas. Los aymaras representan el 25.2% de la población total del país; los que no emigraron, viven en esta región, en el campo o en las ciudades. La población quechua, por su parte, vive en zonas de altura y representa un porcentaje menor. La importancia de la producción agrícola y pecuaria a nivel nacional se está reduciendo por el descenso de la productividad. Esto se atribuye, en gran medida, al deterioro de los suelos y al fraccionamiento de la propiedad en el altiplano1 . Ambos factores inciden en un ciclo empobrecedor y expulsor de población pobre hacia las ciudades de La Paz y El Alto o hacia la zona de expansión de frontera agrícola en el oriente, los yungas y el norte amazónico. La actividad agrícola altiplánica es muy distinta en las regiones norte, sur y central. No obstante, la principal problemática del sistema productivo de los campesinos aymaras de las tres subregiones es la misma: la baja productividad agrícola y pecuaria que genera bajos ingresos e inseguridad alimentaria. El minifundio es la tensión irresuelta desde la Reforma Agraria de 1953. La sucesión hereditaria, la alta densidad poblacional (en comparación con el resto de las regiones) y la escasez de tierra provocan el acortamiento de los ciclos de rotación y descanso, lo que a su vez incide en plagas y enfermedades en los cultivos. Por otro lado, sólo el 9% de las tierras del altiplano se encuentran bajo riego; el 91% restante lo constituyen cultivos a secano2 I . Los recursos hídricos son mal aprovechados por falta de infraestructura adecuada para riego. La amenaza del cambio climático presiona aún más este ciclo empobrecedor: el altiplano es la región más vulnerable a sus efectos, situación que pone a su población en un estado de mayor inseguridad alimentaria. El altiplano norte tiene las mejores condiciones de suelo y clima para la producción agropecuaria; por esta razón, su población se dedica en gran medida a la agricultura en los terrenos cercanos al lago Titicaca. A pesar de la excesiva parcelación de la tenencia de la tierra, se mantiene un manejo mediante nichos ecológicos verticales y pisos altitudinales como estrategias para garantizar la seguridad alimentaria, lo cual responde mejor a las limitantes climáticas de la región. Las prácticas tradicionales de la agricultura en los Andes son recuperadas en una región que sufre por el uso intensivo de sus suelos. La incorporación de criterios ambientalmente amigable, que revalorizan el conocimiento ancestral, es la pauta que nos dirige hacia la otra frontera en el altiplano boliviano. Los estudios de caso del presente capítulo –quinua orgánica, maca y fi bra de vicuña– muestran cómo cientos de productores se benefi cian de su aprovechamiento sostenible, bajo certifi cación acreditada internacionalmente y a mercados emergentes y en expansión que demandan productos de la diversidad nativa. El caso de la vicuña involucra a 64 comunidades distribuidas en 12 municipios y cerca de 3,050 familias; en el caso de la quinua, se generan 70,000 empleos directos e indirectos; el mercado de la maca, por su parte, involucra a 215 comunarios. El tamaño del mercado de exportación de quinua es de US$ 13,107,291; el de la maca de US$ 220,121; y el de la fi bra de vicuña, de US$ 333,491. Estos datos muestran el potencial de crecimiento de productos con sello orgánico y de comercio justo. Esta situación da la oportunidad de generar un círculo virtuoso con estándares laborales y ambientales más altos. 1 Aguilar, S. y Solíz, L., 2005, “Producción y economía campesino-indígena: experiencias en seis ecorregiones de Bolivia 2001- 2003”, CIPCA, La Paz. 2 Ibíd.
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