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20
AÑOS
de
misiones
de paz
sufren, pero, especialmente, nos mueve
la preocupación por nuestra propia
seguridad y la defensa de los intereses de
nuestro país y de nuestros valores en el
mundo». Chacón recordó también que
«en este tiempo, 142 hombres y mujeres
han muerto en el desarrollo de las misiones
por la libertad de otros».
Junto a la Ministra, estuvieron
presentes el Director General de Relaciones
Institucionales, Manuel López
Blázquez; el director del IUGM, Isidro
Sepúlveda; y el rector de la UNED,
Juan Gimeno, que incidió además en
la necesidad de que «la sociedad sea
consciente de la importancia del papel
que desempeñan las FAS».
A lo largo de las tres jornadas en las
que se desarrolló este encuentro, pasaron
por el IUGM más de veinte ponentes.
Especialistas en aspectos estratégicos,
oficiales que han participado en
diferentes misiones, jurídicos, expertos
en economía, en comunicación y políticos,
que realizaron un exhaustivo
análisis del pasado, presente y futuro
de las operaciones de pacificación
desde todos los puntos de vista.
PRIMEROS PASOS
Durante las dos décadas de participación
española en operaciones de pacificación
se han producido muchos cambios.
Pero lo que no ha cambiado en
relación con las FAS es el hecho de que
no se ha recibido ni una sola queja o
denuncia por su labor fuera de territorio
nacional. Por el contrario, su trabajo y
su forma de ser han sido elogiados por
otros ejércitos y organismos internacionales.
Desde el principio. España
participó por primera vez en una misión
de paz de las Naciones Unidas en enero
de 1989. Lo hizo enviando observadores
militares —los conocidos como
boinas azules— al continente africano.
UNAVEN, en Angola, y UNTAG, en
Namibia, fueron las pioneras.
Después, Centroamérica. El Teniente
general Víctor Suanzes, ex Director General
de Política de Defensa, fue uno de
los oficiales españoles que estuvo en El
Salvador —también en 1989—, formando
parte de las operaciones ONUCA y
ONUSAL. «Los primeros pasos que
dimos en estas misiones —explicó—
crearon escuela». Eran misiones muy
distintas a las que se implementan a día
de hoy. Allí los militares iban totalmente
desarmados, y su pericia para la negociación
con todas las partes era clave
para lograr la estabilización.
Los observadores de paz que participaron
en estas misiones trabajaron en
un país, El Salvador, que había padecido
doce años de guerra civil entre
Gobierno y Frente Militar de Liberación
(FML). Y su objetivo principal era
el de cortar el tráfico de armas. La
ONU llegó a destinar hasta 400 observadores
para esta misión, que finalizó
en 1994, cuando se logró la desmilitarización
total del FML. Un éxito. España
aportó 101 observadores, que «popularmente
se conocieron pronto como los
101 dálmatas», apuntó Suanzes.
«Si hemos de buscar las razones del
éxito de los militares españoles en las
operaciones en el exterior, debemos
mirar a su profesionalidad y, sobre todo,
a su forma de ser», concluyó el teniente
general Víctor Suánzes, que aprovechó
para recordar a sus compañeros en
aquella misión: «los oficiales que yo
mandé allí hicieron camino al andar, y
hoy quiero rendirles este modesto homenaje
con admiración y cariño».
Desde entonces, las operaciones
de pacificación se han transformado
drásticamente. Y se han diversificado.
Hoy se acometen misiones mucho más
complejas, que abarcan desde la imposición
de la paz, y su posterior mantenimiento,
pasando por las misiones de
ayuda humanitaria.
El ex ministro de Defensa y actual
presidente del Real Instituto Elcano,
Gustavo Suárez Pertierra, explicó cómo
se ha pasado de las operaciones tradicionales
que se llevaron a cabo hasta los
90, las misiones de primera y segunda
generación, a las de tercera y cuarta
generación que se desarrollan en la
actualidad. «Cuando surge la necesidad
de proteger los Derechos Humanos de
los pueblos afectados por el conflicto, se
hace necesario llevar a cabo nuevas
acciones, como tareas de desminado o
protección», apuntó al respecto. Así el
planeamiento estratégico va cambiando
y, ante crisis más complejas, se ponen en
marcha operaciones más complejas que
sean capaces de resolverlas.
«Otro punto de inflexión en la historia
de las misiones internacionales es el
hecho de que otras organizaciones
como la OTAN, la Unión Europea o la
OSCE, asuman el mando de algunas
de las operaciones puestas en marcha
por las Naciones Unidas», indicó Suárez
Pertierra, «aunque la ONU sigue
siendo quien lidera la mayoría de las
operaciones activas de hoy», añadió.
34 Revista Española de Defensa Mayo 2008