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EDITORIAL
SINTONÍA
y reconocimiento
UN año más, el Día de las Fuerzas Armadas ha servido para
profundizar en la identificación de los Ejércitos con el
conjunto de la sociedad española, a la que sirven y de la
que forman parte, y ha contribuido a un mejor conocimiento del
importante papel que desempeñan hoy nuestras Fuerzas Armadas. El
brillante acto central, desarrollado en esta ocasión en Zaragoza y
presidido por los Reyes de España, acompañados por los Príncipes
de Asturias, ha tenido como protagonistas a muchos miles de ciudadanos,
que el pasado 1 de junio hicieron sentir a los militares el afecto
y el reconocimiento por su labor dentro y fuera de nuestras fronteras.
La celebración de la Expo 2008 y el Bicentenario de los Sitios
que padeció la capital aragonesa en la Guerra de la Independencia
han justificado la elección de Zaragoza para el acto principal del
Día de las Fuerzas Armadas. Pero no han sido éstas las únicas
razones tenidas en cuenta, pues la ciudad alberga la Academia
General Militar, en la que se forman los oficiales del Ejército de
Tierra y de la Guardia Civil; la Base Aérea; y el nuevo Batallón de
Intervención en Emergencias de la UME. Los zaragozanos han
respondido con creces a las expectativas y, haciendo honor a su
profunda tradición militar y a este presente de fructífera
colaboración con Defensa, han rendido una calurosa acogida a los
militares, que han desfilado en un ambiente festivo marcado por la
sintonía de los Ejércitos con la población civil.
Este desfile, los distintos actos celebrados en Zaragoza desde el
23 de mayo —que han constituido todo una semana grande de los
Ejércitos, con una jornada de puertas abiertas en la Base Aérea y
una exposición temática para mostrar al público cómo trabajan los
militares, entre otras actividades— y los desarrollados en esos
mismos días en innumerables localidades de toda España
responden a lo que es una de las prioridades del Departamento:
procurar que los ciudadanos no sean ajenos a los principales
asuntos de la defensa, que conozcan a las Fuerzas Armadas, que
se familiaricen con la naturaleza de sus misiones y que valoren cada
día más el imprescindible servicio que nos prestan, el de garantizar
nuestra libertad y seguridad.
A este mismo propósito de velar por nuestra seguridad responde
la decisión, acordada por el Consejo de Ministros y ratificada por el
Congreso, de enviar nuevas tropas a dos zonas de conflicto del
planeta: el centro de África y Oriente Medio. Cuando están próximos
a cumplirse 20 años de participación de los Ejércitos españoles en
misiones de las Naciones Unidas, los 100 militares desplegados
ahora en Chad y los 90 que se incorporan al Líbano se unen a los
que ya estaban presentes en contingentes internacionales en varios
continentes. Todos ellos, unos 3.000, cuentan con un elevado grado
de preparación y realizan una gran labor, llevando la paz donde no la
hay y trabajando por la estabilidad y la reconstrucción de los países
más necesitados de ayuda.
Debemos alegrarnos de que los grupos parlamentarios, en la
primera sesión de la Comisión de Defensa del Congreso de esta
Legislatura, hayan alcanzado una práctica unanimidad, en un clima
de positivo consenso, al aprobar dichas misiones. Con su apoyo
han respaldado la voluntad de trabajar por la paz de nuestras
Fuerzas Armadas y su esfuerzo por nuestra propia seguridad y por
la defensa de los intereses de España en el mundo. Y, por
supuesto, de nuestros valores, que no son otros que la necesidad
de la convivencia pacífica entre los pueblos, la apuesta decidida
por la democracia y los derechos humanos y el respeto a las
normas del derecho internacional.
Mayo 2008 Revista Española de Defensa 5
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