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El desfile militar fue el colofón de la
celebración de la Festividad de los
Ejércitos que este año se ha centralizado
en Zaragoza. Previamente, se sucedieron
diversos acontecimientos castrenses
durante algo más de una semana
en los que los ciudadanos aragoneses
participaron de manera muy activa
identificándose plenamente con las
Fuerzas Armadas.
Hace 200 años, las campanas de las
iglesias zaragozanas tocaban a rebato
para movilizar a la población civil contra
las tropas napoleónicas. Entonces,
entre mediados de 1808 y principios de
1809, civiles y militares combatieron
«hermanados» contra el invasor. El pasado
1 de junio, en tiempos de paz, sin
barricadas ni trincheras, las Fuerzas
Armadas se desplegaron de nuevo en las
calles y avenidas de la capital aragonesa
para unirse a la conmemoración del bicentenario
de la Guerra de la Independencia
y de los Sitios, a las puertas de la
inauguración de la Exposición Universal
del Agua y el Desarrollo Sostenible.
Los Reyes presidieron el día 1 el desfile
militar que puso el broche de oro a
Una sección compuesta
por cinco vehículos de
combate de infantería
Piraña del tercio de
Armada participó en
el desfile militar.
Homenaje
musical a los
defensores
de los Sitios
HASTA mediados del siglo XIX, coincidiendo
con la caída del sol, las bandas
de pífanos y tambores hacían sonar sus
instrumentos por las calles de las ciudades
españolas y europeas que disponían de
guarnición militar. La interpretación de las
marchas recordaba a los soldados que era
el momento de la retirada a sus respectivos
acuartelamientos. El pasado 30 de mayo
Zaragoza recuperó la tradición de la Retreta
Militar. De nuevo, se escucharon en las
calles los sonidos de los pífanos y los tambores
y del resto de los instrumentos musicales
pertenecientes, en esta ocasión, a las
unidades de Música de la base aérea de
Zaragoza, de la Guardia Civil, de la Agrupación
de Infantería de Marina de Madrid y de
la Academia General Militar de Zaragoza y
de las Bandas de Guerra de La Legión, de
Regulares y de la Brigada de Caballería
Castillejos II. También se escucharon las
interpretaciones de la Banda de Música de
la Diputación Provincial de Zaragoza y las
notas vibrantes de las guitarras y bandurrias
y las voces graves y altas de los joteros del
grupo Royo del Rabal.
Civiles y Militares, músicos y espectadores,
ocuparon, en ocasiones masivamente,
algunos de los lugares más emblemáticos
donde hace ahora 200 años combatieron
los ciudadanos aragoneses contra las
tropas de Napoleón, cuerpo a cuerpo, casa
por casa, entre trincheras y barricadas, con
pólvora, cuchillos, tejas, piedras y ladrillos.
Al caer la noche, a las 21.00 horas, comen-
Mayo 2008