45 2. EL COMENTARIO DE NEBRIJA 2.1. DESCRIPCIÓN En 1503 ...

En algunas ediciones comprobamos que, como ocurría en otros trabajos de esta
época, hay un espacio en blanco dejado para poner de qué obra o de qué libro es la cita, o
para incluir la cita (hasta una línea completa en blanco), pero ésta no se ha puesto.
Otras veces, se cita a los autores sin aludir a lugar alguno, posiblemente por tratarse
de textos muy conocidos y citados, que el lector "conocería" o debería de conocer bien. Si
bien es posible, en algún caso, que citara de segunda mano y el propio humanista ignorara
el lugar.
En cuanto a la manera de citarlos, hay que precisar que, aparte de que el texto de las
ediciones manejadas por los humanistas sea diferente al de las modernas 59 , Nebrija adapta
con frecuencia el texto, incorporándolo a su comentario como si de él formase parte;
algunos cambios en la literalidad de la referencia clásica original pueden tener, quizá, la
pretensión de sorprender y reclamar la atención del lector, que reaccionaría ante lo leído;
pero también es posible que algunas "variantes de lectura" se deban a que la cita se hace,
como no era nada extraño, de memoria.
Desde nuestra perspectiva se observan aparentes incorrecciones o inexactitudes, ya
en cuanto a la obra, ya al número de libro 60 . Obras que hoy se consideran de dudosa o nula
paternidad virgiliana (Appendix, Priapea), son citadas siempre como propias del
mantuano 61 .
También en consonancia con la época, algunos autores están mencionados con una
parte de su nombre que no es hoy la más habitual: Estacio es nombrado como Papinius 62 , o
el libro de Qohelét (Eclesiastés) como Noster Concinnator, o para remitir a una cita del
Evangelio habla de noster Salvator.
59 Indicamos las lecturas diferentes en el aparato crítico de nuestra edición.
60 Error que se puede imputar al copista, o que puede corresponderse con una división o numeración de
una obra diversa a la actual: ocurre, por ejemplo, en alguna cita de Columela, en una época en que el De
arboribus estaba incluido en su De re rustica como libro tercero; en 1514 se descubrió su no pertenencia a
Columela, lo que llevó consigo además el cambio de orden en la numeración de los libros tercero a último.
Cf. MAESTRE (1997a: 1100, n. 210).
61 Para la autoría de estas y otras obras, hoy tenemos más información y aun así algunas siguen
constituyendo problema. En la época de Nebrija la atribución era bastante diferente: estas obras eran
adjudicadas normalmente a los autores más conocidos; en concreto de Priapea unos la hacen virgiliana,
otros -Badius- de Ovidio (especialmente fundada en un texto de Séneca, contr. 1, 2, 22). Sobre la autoría del
Corpus Priapeorum parece que finalmente hay acuerdo en que se trata de una sola mano, y que la
composición tuvo lugar con posterioridad a la obra de Marcial (VON ALBRECHT 1995: 1056; puede verse
también la introducción que el prof. Montero hace en la traducción publicada en Gredos, MONTERO 1981:
23 y ss.); en todo caso, de que la cuestión es problemática da cuenta la bibliografía que al tema se ha
dedicado (vid. VON ALBRECHT 1995: 1060). También sobre la Appendix, así designada desde 1573 a
partir de Escalígero, ha sido ampliamente debatido el problema; en 1982 publicó la profesora Moya del
Baño un artículo sobre el estado de la cuestión (MOYA 1982); revisada y puesta al día puede verse la
bibliografía que ofrece en la Historia de la literatura, cuya editora es C. Codoñer (CODOÑER 1997: 483-
484).
62 En otros humanistas vemos que se habla de Fabius (sc. Quintilianus) o de Tranquillus (sc. Suetonius).
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