CIENCIA - Revista hispano-americana de Ciencias puras y aplicadas

C/ENCIA
"En una palabra, si tillOS impulsos ascendentes
van por colaterales hasta secciones -altas
o bajas- de la médula o el bulbo, ellos dar;Ín
lugar a reflejos. Si. contrariamente, llegan a la
corteza del cerebro. las mismas corrientes sensitivas
dan lugar a sensación; y a posibles movimientos
voluntarios".
y cinco ailos después, en 190'1, Ch. Sherrington
presentaba a la British Association su comunicación
"Correlación de reflejos y principio
de la vía efectora común": Final camUlan
path": Diferentes aferencias pueden provocar
excitaciones motrices que corran por una vía
efectora común. Unas veces, por ejemplo, provocarán
un movimiento de flexión; otras un
movimiento de extensión. Nunca se sumarán
algebraicamente, de cuya suma resultaría ni
flexión lli extensión. Cuando la respuesta es flexora
se excluye totalmente la extensión, y viceversa.
En todos los casos la respuesta aparece
adaptada a un fin.
El sistema nervioso funciona como un todo.
Donaldson inicia su descripción diciendo: "La
actividad de un grupo de neuronas desconectadas
de las dem¡ís no puede tener significado
fisiológico. Toda respuesta refleja -aun en el
animal espinal- es una reacción condicionada,
no por un solo arco reflejo, sino por muchos.
Siempre nos cncon tramos con fenómenos de co-,
ordinacit')l1" .
"Ello quiere decir que en los centros nerviosos
se organizan las respüestas a las excitaciones,
de tal manera que dichas respuestas
sean siempre "adecuadas a su objeto". Y, por
otra parte, que tal adecuación se dar¡í de igual
modo en los actos voluntarios -percibidos- que
en los automáticos- involuntarios".
Verdad que fue proclamada explícit~mente
por Vladimir M. Bechterew, en 1913, en su "Psicología
objetiva". En aquella época se discutía
violentamente alrededor de las cuestiones de los
actos inconscientes. Cesca había publicado su
libro "Sobre la realidad de estados psíquicos inconscientes",
y Lewis "Problemas de la vida y
la muerte", Hamilton "Lecciones de metafísica
y lógica", mientras que Ziehen, apoyado por
numerosos psicólogos de la época, negaba airadamente
la existencia de un pensamiento inconsciente.
Investigaciones de H. Ebbinghaus
sobre los procesos de la memoria venían a confirmar
la participación de procesos inconscientes
en toda ideación, y la realidad de una "lógica
inconsciente" ignorada por el sujeto. Helmol
tz, ya en 1866, en su "Optica Fisiológica"
había hablado de "juicios inconscientes".
"La experiencia nos muestra", dice Hechtcre\\'
"