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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL NORTE N°s 58 y 59 1

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adaptaron el canto de este antiguo juego, «La Pava»,<br />

acompañándolo con una variante rítmica de la Tambora<br />

en Hatillo de Loba !1amada tambora alegre-44<br />

En el momento de la presentación, pusieron en medio<br />

del escenario un nido hecho con hojas secas de<br />

plátano y cabuya. Así, Delmina Muñoz bailó con<br />

Juan Arias quien la seguía de muy cerca, ambos<br />

imitando el acoplamiento entre la pava y el pavo,<br />

culminando con la puesta de huevos en el nido que<br />

se encontraba en la tarima. Esta danza tuvo así un<br />

éxito inmediato, que le permitió al grupo «Marchegua»<br />

ganar veinticinco mil pesos y un trofeo.<br />

La simple sugerencia de un jurado puede entonces<br />

influir de manera signiflcativa en las prácticas<br />

de una tradición, incitando en este caso a una bailarina<br />

de Tambora expresar: ii( ...) vamos a montar<br />

esta noche el baile de «La Pavall pa' ver si nosotros<br />

con ese baile ganamos ( ...) ", 45 motivada por el ánimo<br />

de competir y de ganar. Este canto y su danza<br />

respectiva son actualmente uno de los más conocidos<br />

e interpretados en<br />

todos los pueblos circunvecinos<br />

de la región.<br />

***<br />

Las influencias de los<br />

Festivales en la Tambora<br />

son muy significativas y<br />

van más allá de los diferentes<br />

aspectos aquí señalados,<br />

los cuales apenas<br />

alcanzan a esbozar la<br />

problemática del proceso<br />

de cambio en las tradiciones<br />

regionales. En efecto,<br />

los Festivales de Tambora<br />

ocupan un lugar preponderante<br />

en las prácticas musicales actuales, y para<br />

muchas poblaciones son su único marco de<br />

presentación, sustituyendo progresivamente el<br />

contexto en el cual se perpetuaba originalmente esta<br />

tradición, generación tras generación. Además, la<br />

importancia de estos Festivales es tal, que muy<br />

posiblemente sin su apoyo la Tambora hubiese caído<br />

en el olvido, y hoy se ignoraría la existencia de esta<br />

riqueza musical de los pueblos momposinos.<br />

No obstante, ya través del Festival, se han<br />

operado cambios importantes. En ocasiones son los<br />

mismos actores quienes manifiestan de algún modo<br />

su inconformismo respecto a ciertas pautas de participación<br />

en el Festival. señalando entre otras cosas<br />

lo arbitrario que es sugerirles -o exigirles- a can-<br />

12<br />

Pareja de baile de San Martín de Loba. Tamalameque<br />

diciembre de 1991. (G.C.R.)<br />

tadoras, tamboreros o bailarínes, cómo interpretar<br />

sus cantos. sus ritmos, su danza, aquello que espontáneamente<br />

aprendieron de sus antepasados.<br />

De esta manera, la estética que --consiente o inconscientemente,<br />

directa o indirectamente- el jurado y<br />

el Festival transmiten a los participantes de este<br />

evento. dentro de un contexto de «concurso», de<br />

«premio» y de «ganador», no siempre está en acuerdo<br />

con los deseos más profundos de quienes son los<br />

actores legítimos, herederos de esta tradición. Es<br />

fácil constatar la frecuencia cada vez menos importante<br />

de Tamboras callejeras y espontáneas -realizadas<br />

con el propósito de pasar un buen momento<br />

y de divertirse. y aún en ciertos casos con sentido<br />

devocional- en favor de una participación masiva<br />

en los concursos del Festival, con el ánimo de competir<br />

y de ganar. A su vez, no es raro que los mismos<br />

actores manifiesten desear un Festival en forma de<br />

«encuentro». donde entren en juego otros factores y<br />

conceptos más en común acuerdo con las propias<br />

costuwbres de sus pueblos.<br />

Transponer las prácticas<br />

de la música tradicional<br />

hacia otros planos.<br />

sin considerar su<br />

contexto de origen. puede<br />

ser nocivo para su<br />

preservación. Por elcontrario.<br />

si se tiene inicialmente<br />

en cuenta la culturaen<br />

la cual la música<br />

: se practica. siendo fiel a<br />

¡ la realidad misma del<br />

actor. de su entorno y de<br />

sus costumbres. es posi-<br />

-~- -," ble preservar la conti-<br />

--~-~, nuidad de una tradición<br />

musical, vehiculando al<br />

mismo tiempo los profundos cambios de nuestra<br />

sociedad contemporánea. Un ejemplo de ello es lo<br />

que aconteció en 1940 en San Martín de Loba,46<br />

cuando a la celebración de la Tambora callejera -<br />

COQtodo y su carácter devocional- se adjuntó la<br />

novena de Navidad. lo que permitió que la Tambora<br />

se mantuviera viva dentro de un contexto muy<br />

próximq al de sus orígenes, arraigándose aún más<br />

en las costumbres de este pueblo.47 Entre tanto. en<br />

otros lugares. la Tambora ha dejado poco a poco de<br />

existir. surgiendo la necesidad de rescatarla con un<br />

Festival y haciéndola renacer dentro de un nuevo<br />

contexto, ajeno de su propia tradición.<br />

El festival constituye así un paso necesario para<br />

el estudio de los elementos cambiantes tanto del

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