Encaje, Cultura y Tradición - Universitat per a Majors
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Antes de terminar con el tema de los puntos del Véneto no quiero hacerlo sin hacer<br />
referencia a la importante recu<strong>per</strong>ación que estas modalidades tuvieron a finales del<br />
siglo XIX.<br />
En el año 1872 la laguna veneciana padeció un invierno gélido y el peligro del<br />
hambre se extendió a las comunidades de pescadores que vivían en las islas. Ante esta<br />
situación de precariedad retomaron la iniciativa de volver a realizar encajes, y por<br />
iniciativa de la Condesa Adriana Marchelo comenzaron a trabajar en la isla de Burano<br />
donde ya no quedaba más que una bolillera anciana: Cencia Scaparida, que conocía la<br />
técnica y sobre todo que conservaba la práctica, <strong>per</strong>o que por su avanzada edad, no se<br />
veía en disposición de enseñarla: visto el panorama se decidieron a poner a su lado a<br />
una maestra de labores: Ana Bellorio, que después de semanas de observación pudo<br />
abrir una serie de talleres en las islas, donde volvieron a tejer encajes centenares de<br />
mujeres y niñas copiando y recreando modelos antiguos…. Y en el año 1878 se<br />
vendieron encajes por un valor de 21.244 liras y pasados unos años en 1906 las ventas<br />
se multiplicaron llegando a las 154.802 liras.<br />
Este resurgimiento tan es<strong>per</strong>anzador sirvió para llamar la atención de la opinión<br />
pública del país que había dejado de lado uno de sus patrimonios mas enraizados.<br />
Actualmente estos encajes continúan haciéndose en la región de Véneto,<br />
especialmente en la isla de Burano y en Chioggia, población situada al sur de la laguna.<br />
Para trabajarlos utilizan hilo de algodón o de lino: para el punto de festón del contorno y<br />
para los fondos utilizan el hilo del tipo “glace”, una terminación especial que le da una<br />
textura más rígida y para trabajar los arabescos, las figuras y el interior de las flores el<br />
hilo de lino sin tratar.<br />
Después de haber dedicado este espacio a las encajeras del Véneto, pondremos<br />
atención en una producción de encajes de aguja de otra zona de Italia situada al<br />
nordeste, concretamente en la región de l`Emilia-Romanya y muy especialmente nos<br />
centraremos en una producción de encajes con denominación de origen. Se trata de las<br />
manufacturas conocidas como Aemilia Arts.<br />
Como ocurre con frecuencia el nombre le viene de la localización de procedencia,<br />
en este caso la región italiana de l`Emilia, un territorio bañado por el mar Adriático,<br />
situado al sur de la franja que formaba históricamente la República de Venecia, y que<br />
desde la época del Papa Julio II formaba parte de los Estados Pontificios.<br />
Económicamente l`Emilia era una zona deprimida donde la producción agrícola<br />
estaba dedicada sobre todo a los cultivos de la remolacha y de la vid.<br />
La vinculación de esta región a los encajes no viene de lejos como en el caso del<br />
Véneto, sino de una vinculación reciente que podemos concretar en un siglo; los cien<br />
años que van desde la fundación de la Escuela-Taller Aemilia Arts, en Bolonia, en el<br />
año 1901.<br />
Esta escuela de bolilleras nace impulsada por la corriente que a finales del siglo XIX<br />
se extiende por Europa y que proponía la recu<strong>per</strong>ación de oficios antiguos. Estas ideas<br />
ya habían hecho posible iniciativas importantes como la creación en Francia de Lúnio<br />
Centrale de Beaux Arts en 1863, en Inglaterra el movimiento Art and Crafts fundado en