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Encaje, Cultura y Tradición - Universitat per a Majors

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En Rjasan también inician los trabajos de hilo continuo con hilos de metal. Lino y<br />

seda unos materiales textiles que trabajados solos o combinados siempre fueron del<br />

gusto de los rusos.<br />

En Torshok también trabajaban puntos de hilo continuo de técnica más depurada. En<br />

los diseños con motivos añaden los presentes en los bordados tradicionales: pájaros.<br />

Mujeres y caballos.<br />

En nueve localidades de la provincia de Sachoshje continúan trabajando puntos sin<br />

patrón.<br />

Los puntos in patrón son aquellos que se trabajan directamente sobre la almohadilla,<br />

siguiendo las rayas y franjas presentes en la tela que los cubre. Estos puntos sin patrón<br />

rusos se trabajan utilizando tres colores combinados: blanco, azul y rojo. Esta<br />

modalidad de trabajo es muy primitiva. La primera descripción la hace en 1895 Sophie<br />

Davydova que la sitúa en dos localidades:<br />

En Mikhailov, en la provincia de Riaza. Son puntos de tipo popular que se utilizan<br />

sobretodo en los adornos de los vestidos tradicionales y para la ropa de casa.<br />

En la comuna Ludonitchi, situada en los alrededores de la ciudad de Minsk, las<br />

campesinas que trabajaban estos puntos llamaban a las agujas “chipiki”.<br />

Por otro lado, en Vologda, un lugar donde ya se practicaban los tradicionales puntos<br />

sin patrón durante el siglo XIX, se estableció una escuela de bolilleras que se<br />

especializó en trabajos de puntos del género torchón. El año 1885 desde San Petesburgo<br />

se traslado a Vologda, la maestra bolillera Marie Schule, que fue la encargada de<br />

introducir mejores técnicas con buen resultado, ya que en poco tiempo la producción se<br />

incrementó casi el doble: de 20.000 bolilleras censadas el año 1904 pasaron a 39.000 en<br />

poco más de 10 años.<br />

Como puede deducirse, la producción de puntos en Rusia no fue relevante en cuanto<br />

a la calidad y de siempre, se mantuvo produciendo puntos de los géneros más comunes,<br />

por ejemplo para la ropa de casa.<br />

Toda esta producción básicamente realizada por la comunidad campesina poco a<br />

poco a lo largo del siglo decae y se vulgariza ya que se ha de desarrollar sin ninguna<br />

ayuda ni intervención. Los precios se incrementan hasta un 300% ya que desde que<br />

salen de las manos de las bolilleras hasta que llegan al cliente, los bordados pasan por<br />

entre tres y cinco intermediarios.<br />

A finales del siglo XIX, por iniciativa de la zarina, se funda una escuela de bordado<br />

de aguja en Moscú. Esta escuela quiere seguir muy de cerca las ex<strong>per</strong>iencias exitosas de<br />

Venecia y se trabajan los puntos con hilos de algodón importados de Inglaterra. De<br />

estos talleres surge una especialidad denominada “punto de Moscú”.<br />

En el stand de Rusia, dentro de la Exposición Universal celebrada en Viena en el año<br />

1874, se exhibieron muchos de los mejores puntos rusos. Sabemos que se trataba de

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