Encaje, Cultura y Tradición - Universitat per a Majors
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Precisamente el <strong>per</strong>iódico “La Tierra Hidalga”, de 15 de septiembre de 1923, un<br />
artículo, con autor anónimo, nos habla de “la tragedia de la encajera sometida a este<br />
trabajo durante dieciocho y veinte horas”, para ganar una peseta cincuenta céntimos, o<br />
dos pesetas, como jornal medio. Es verdaderamente un contraste durísimo, que un<br />
trabajo tan bello, como el encaje, haya tenido siempre (y aún en el presente) la adversa<br />
correspondencia de su remuneración. También nos dice este <strong>per</strong>iódico que las<br />
condiciones de trabajo eran muy precarias “al arrimo de las murallas libres del soplo<br />
frío de los vientos”. De noche, a la luz del candil y el fuego bajo. Estas escenas, se<br />
repiten todavía algunas de ellas. De noche, y a la luz del candil, no queda tan lejos, nos<br />
cuentan las encajeras de hoy, que hacia los años 1940, y toda esta década, se reunían<br />
grupos de cuatro mujeres, tejiendo el encaje, a la luz de un solo candil.<br />
A pesar de estos inconvenientes, hay un dato muy curioso que evidencia la<br />
importancia del encaje de Almagro, en esta época. Como consecuencia del prós<strong>per</strong>o<br />
comercio que existía, surge un deseo generalizado de aprender esta artesanía. Y<br />
aparecen maestras del encaje, que lo enseñan por todos los barrios de la ciudad.<br />
Hacia el año 1960, comienza la crisis para esta artesanía. Se sabe, que la situación<br />
laboral de la encajera no ha cambiado nada, pues según nos cuentan, ganaba de quince<br />
a veinte pesetas diarias. El encaje, en estos años, “va y viene”; expresión marinera, y a<br />
la vez de realidad de un vaivén económico, en un horizonte cambiante. Unos años más<br />
adelante se anuncia que las encajeras gozarán de “seguros sociales”. Esto supone un<br />
resurgir del entusiasmo, <strong>per</strong>o la emigración de los manchegos (y por supuesto de los<br />
almagreños), como los de otras regiones del país en busca de mejores oportunidades de<br />
vida, supone una crisis y llevará el encaje a la actualidad que hoy tiene; precisamente y<br />
felizmente no tan lamentable como entonces se vaticinaba.<br />
En estos últimos años ha surgido una nueva luz en el horizonte: la ciudad se presenta<br />
como monumental y turística; ha des<strong>per</strong>tado su historia y el encaje se <strong>per</strong>fila como un<br />
valor autóctono. Su industria, con sus mujeres, aún hoy, sentadas a la puerta tejiendo el<br />
encaje, se ha convertido en empresa turística y lucrativa, y es a su vez un museo abierto<br />
al público.<br />
Paralelo a este nuevo enfoque surgen multitud de exposiciones, congresos, jornadas<br />
y concursos en los que la presencia de Almagro es constante; los premios se suceden, la<br />
participación es numerosa en todos los eventos, tanto en categorías de mayores e<br />
infantiles y no sólo de Almagro sino de toda la región.<br />
La década de los 90 tuvo un marcado carácter internacional para el encaje de<br />
Almagro. En 1997 se reciben por segunda vez a encajeras de Bélgica ,a las que se les<br />
muestra el taller de encajes de la Universidad Popular ,el Monumento a la Mujer<br />
<strong>Encaje</strong>ra y se ofrecen otros actos y recepciones. En años sucesivos, se repiten Las<br />
Jornadas del <strong>Encaje</strong>, en los que la Universidad Popular junto a la Concejalía de<br />
Educación y <strong>Cultura</strong> toman la responsabilidad de la organización.<br />
Como puede verse por todo lo expuesto, el encaje queda hoy, a comienzos del siglo<br />
XXI, confirmado como un valor cultural con horizonte de futuro