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de los sujetos principalmente afectados: jóvenes de barrios marginales,<br />
sus recurrencias y resistencias a la hora de definirse a sí mismos en<br />
relación con otros, en la lucha por existir.<br />
2. Políticas del miedo en el trazado urbano: de la cuestión<br />
social a la inseguridad y del centro a las ciudades–otras.<br />
Una nueva lógica social es observable entonces en el discurso<br />
de los medios, en la aplicación diaria del Código de Faltas, en las ideas<br />
de ciudadanía vigentes en la población y, de manera especialmente<br />
tangible, en el trazado urbano. La calle se presenta cada vez menos<br />
como la contrapartida peligrosa de los reductos burgueses y más como<br />
una vidriera de ciudades gestionadas como marcas turísticas, según<br />
criterios estéticos que responden a un determinado modelo urbanístico.<br />
La ciudad, por otra parte, se ha modificado con su crecimiento<br />
en las últimas décadas, que significó sobre todo crecimiento de la<br />
pobreza urbana; ya que, aunque el aumento poblacional fue bajo, se<br />
concentró en el cinturón de miseria que constituye ya un rasgo típico<br />
de las grandes ciudades. Un informe sobre Córdoba presentado en el<br />
Foro Social Mundial (Buthet, 2007), señala que se produjeron dos<br />
grandes incrementos de población en zonas marginales. En el año 1992<br />
-en relación al período 70/80- se registraron ochenta y tres<br />
asentamientos; en el 2001, con los efectos de las transformaciones<br />
estructurales implementadas por las políticas neoliberales de los<br />
noventa, los asentamientos habían aumentado a ciento noventa y uno<br />
(cien mil personas, casi un diez por ciento de la población total).<br />
En respuesta a la pobreza urbana, en 1992 se conformó la<br />
“Mesa de Concertación de Políticas Sociales”, que estableció un<br />
diálogo entre colectivos, organizaciones de base y ONGs que<br />
trabajaban en las villas, por un lado, y los gobiernos provincial y<br />
municipal por el otro. Esta Mesa funcionó, con cierta continuidad,<br />
hasta el año 1997 y durante ese período, se llevaron a cabo diferentes<br />
proyectos, con inversiones que beneficiaron aproximadamente a<br />
setenta barrios, como lo reseñan Boito, Cervio y Espoz Dalmasso:<br />
Tal proceso significó el fortalecimiento tanto de la<br />
organización sectorial de los pobres urbanos como de las<br />
ONG’s participantes, a partir del desarrollo de capacidades tales<br />
como la resolución efectiva de necesidades habitacionales de